Un Tenerife gris, sin fútbol, apático por momentos y sobre todo sin fe fue un juguete en manos de un Elche ya salvado y que no necesitó emplearse con la intensidad habitual para golear a su oponente. El cambio de José Luis Oltra por Luis César Sampedro ha sido, en su primer acto, un fiasco. Le quedan al gallego tres partidos para cambiar el rumbo hacia el abismo que ahora mismo tiene la criatura blanquiazul.

El once que sirvió para la presentación en sociedad de Luis César Sampedro fue fiel a la promesa de no tener en cuenta el pasado que hizo en su presentación. Solo así se entiende la apuesta por futbolistas como Camille (cinco meses sin ser titular) o Coniglio, así como el descarte de otros meritorios como Carlos Ruiz. El 4-2-3-1 que escogió también varió la idea de fútbol de su antecesor en el cargo: menos balón y simplificación de procedimientos.

Con los nervios propios del arranque después de un cambio de técnico saltaron los insulares al césped y, apenas habían transcurrido seis minutos, cuando Josan desnudó a Luis Pérez y puso un balón al área que no encontró rematador primero y que, ya escorado, culminó sin éxito Alexander en el segundo palo. El segundo aviso de Josan llegó en un centrochut que se paseó por la meta de Dani Hernández (19'). Más tarde, sacó una falta lateral que acabó en un cabezazo de Dani Calvo sin consecuencias (25'). Por si no había quedado claro que el peligro venía por su lado, el extremo abriría el marcador con un potente y colocado disparo desde la frontal, después de recortar a Alberto y Suso sin grandes dificultades (28').

Hasta ese momento, el bagaje ofensivo visitante se había limitado a un córner en el que Coniglio y Jorge no llegaron a conectar bien con el balón (9'). Después del 1-0 no cambió en exceso el panorama. Josan volvió a hacer de las suyas más tarde para ponerle un balón a Nino que, libre de marca, remató en semifallo (39').

El descanso llegó y el que se marchó a vestuarios fue un Tenerife triste, sin garra ni ideas. Una versión empeorada de lo visto hasta ahora. Era fácil ofrecer algo más en la reanudación. Pese al susto inicial de Javi Flores (46'), que tuvo el 2-0 en sus botas, fue el conjunto blanquiazul el que empezó a controlar el partido.

Con José Naranjo asumiendo, por fin, la responsabilidad de las operaciones ofensivas, la esperanza brotó en las mentes de los aficionados insulares. El onubense disparó al larguero desde fuera del área (50'). Poco después, asistió a Lasso, tras una buena acción por la banda izquierda, pero el mediapunta andaluz le pegó blando (54'). Y por último, cabeceó alto un centro de Suso (60'). Sampedro quiso meter más mordiente e introdujo a Tyronne y Nano por Lasso y Coniglio. El efecto fue el contrario que con la entrada de Xavi Torres en el Elche, que recuperó aire.

Dani Hernández ya tuvo que emplearse fondo (64') antes de que Camille derribara, posiblemente fuera del área, a Iván Sánchez. El colegiado vio penalti. Xavi Torres (67') ahondó en la herida tinerfeña con una ejecución perfecta, pese a la estirada del meta visitante.

Sampedro agotó entonces sustituciones dando entrada a Isma López. Un par de chispazos de Nano (69' y 73') y un disparo sin potencia de Tyronne (75') adecentaron un tramo de partido en el que los locales, con una marcha menos al verse salvados y con dos goles de ventaja, empezaron a sestear. Díaz de Mera no vio un posible penalti a Nano para unirse a la fiesta. El inexorable paso de los minutos agotó a un Tenerife que ha perdido hasta esa resistencia a su destino con la que remontó tantas veces en la era Oltra. En esa situación, Nino perdonó el tercero. Como si de un guiño a su pasado se tratara. Pero no lo hizo Nacho Gil (88'), que redondeó la noche y aumentó la preocupación en la parroquia blanquiazul.