El alemán Pascal Ackermann (Bora-Hansgrohe) ya destaca como el mejor esprinter del Giro al firmar el doblete en la quinta etapa disputada bajo la lluvia entre Frascati y Terracina, de 140 kilómetros, en la que el esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma) retuvo sin problema la 'maglia' rosa de líder, en una jornada que registró la retirada del holandés Tom Dumoulin.

Ackermann, de 25 años, debutante en el Giro, está sobresaliendo ante velocistas de entidad. En esta ocasión, en condiciones complicadas por el asfalto mojado, le ganó la partida al colombiano Fernando Gaviria (UAE) y al francés Arnaud Démare (Groupama), todos con un tiempo de 3h.27.05 pedaleando bajo la lluvia.

El alemán nacido en Kandel logró la quinta victoria de la temporada y reforzó la "maglia ciclamino" de la regularidad, y lo hizo con autoridad, respondiendo al ataque en la recta final de Gaviria, quien también buscaba con interés el doblete.

Tranquilidad en la general después de la convulsión de la víspera. La lluvia y el reglamento aplacaron los ánimos y no hubo cambios. Sigue al frente Roglic con 35 segundos de ventaja sobre el británico Simon Yates (Mitchelton) y 39 respecto al italiano Vincenzo Nibali (Bahrain), segundo y tercero respectivamente.

Después de tres días seguidos con etapas de más de 200 kilómetros tocaba una jornada más asequible, con la única dificultad de la cota de Sezze (4ª), a 60 de meta, para terminar en un circuito de 9 kilómetros, en cuyo primer paso se tomaron los tiempos oficiales por motivo del mal tiempo. Los jueces, a petición de los corredores, decidieron evitar riesgos en una jornada de aguacero total.

Tras ser despedido el pelotón por el Primer Ministro italiano, Giuseppe Conte, en la zona neutralizada se bajó de la bicicleta Tom Dumoulin. Tiró la toalla el holandés, que trató de superar sin éxito los dolores de rodilla producidos tras la caída que le hizo perder la víspera más de 4 minutos. Triste despedida de uno de los grandes favoritos, vencedor del rosa en 2017. Ahora a pensar en el Tour de Francia.

Bajo el agua salió el pelotón hacia la ciudad balnearia de Terracina, con fuga temprana de Flórez (Androni), Barbin y Orsini (Bardiani), Santaromita (Nippo) y Vervaeke (Sunweb). El quinteto animó la jornada escrita para los esprinters, que no estaban dispuestos a dejar escapar el botín, de ahí que nunca obtuviera un renta de escándalo,

Entre poner y quitar el chubasquero la fuga fue claudicando poco a poco. Resistió el belga de 25 años Verbaeke, quien atacó en la cota para puntuar y quedarse solo contra viento y agua. El resto de compañeros fueron cazados por el pelotón, y el belga también, a 23 de meta.

Los charcos y la lluvia incesante aguaron la fiesta. El grupo rodó compacto hasta la entrada al circuito, nada de acelerones ni frenos locos preparando la llegada masiva. Al pasar por meta, a 9 del final, los hombres de la general desaparecieron del mapa. Y aparecieron los nervios por el triunfo, con altas dosis de prudencia en el asfalto convertido en una piscina.

Era cuestión de arriesgar y ahí Viviani no se mostró demasiado ambicioso, aunque Sabatini lanzó el ritmo para el campeón italiano. El UAE colocó a Gaviria y el Groupama a Démare. El primero en soltar el latigazo fue el colombiano, pero saltó a su rueda Ackermann, como un cohete para levantar los brazos por segunda vez. Es el patrón del Giro en el apartado esprinters. Sin duda.

Este jueves la sexta etapa ofrece otro maratón de kilómetros, esta vez 233 entre Cassino y San Giovanni Rotondo. Los primeros 190 kms no ofrecen dificultad, pero a 30 de meta espera Coppa Casarinelle, de cuarta categoría. El final, tras una larga recta en ligero ascenso.