No hay tiempo. Luis César Sampedro, entrenador desde el pasado lunes, debe dar al Tenerife un empujón hacia la permanencia ya mismo. No tendría sentido de otra manera un relevo en el banquillo a solo cuatro jornadas del final que busca, en palabras del director deportivo, "agitar el entorno" del equipo. Sin tiempo para grandes modificaciones, el preparador gallego se ha centrado en movimientos tácticos muy básicos y en un trabajo psicológico que busca quitar la mochila de la presión y la frustración a los jugadores para que salten al césped del Martínez Valero con el plus de competitividad que Víctor Moreno ha echado en falta este último mes liguero.

Perder podría meter a los insulares en zona de descenso por primera vez desde la sexta jornada de competición y convertiría la visita del Real Oviedo al Heliodoro de la próxima semana en un drama y un polvorín. Por eso, el efecto Sampedro tiene que notarse de inmediato. El once es una incógnita, aunque Héctor Hernández podría ser la gran novedad en la zaga después de muchas semanas de ausencia. Volverá seguro Luis Milla, baja en Granada por sanción, mientras que la recuperación de Racic le da ventaja sobre Undabarrena. José Naranjo e Isma López se disputan el flanco zurdo y tiene opciones de recuperar su sitio en el once Nano, más si cabe con la no presencia de Malbasic por acumulación de amarillas.

Enfrente estará un equipo virtualmente salvado, con 50 puntos en su casillero, y que solo juega para agradar a una afición entregada a los suyos. Pacheta, que esta semana ha sufrido el fallecimiento de una hermana, prevé devolver la titularidad al venezolano Alexander González y a Josan, clave este último en las peligrosas transiciones franjiverdes junto a Iván Sánchez. En ataque estarán Yacine Qasmi y el incombustible Nino, ídolo tanto en Elche como en Tenerife. Perderá, eso sí, a Gonzalo Villar por unas molestias en la rodilla.