Un golpe sufrido por Thad McFadden en los compases iniciales del duelo contra el Telekom Bonn, allá por el 11 de diciembre, hizo saltar por los aires lo que hasta ese momento parecía uno de los puestos más fiables y productivos en los esquemas de Txus Vidorreta. El combo norteamericano con pasaporte georgiano se había convertido en unas de las grandes sensaciones de la ACB y de la BCL después de dos meses más que notables. Sin embargo, seis semanas fuera de combate, un regreso sin poder alcanzar la forma previa y la insistencia de su agente para que dejara el club ante la posible reducción de minutos por la impronta de Davin White han derivado casi en un martirio para Vidorreta a la hora de dar con un escolta que le aporte equilibrio al equipo en su primera unidad.

McFadden fue titular en sus 19 primeros encuentros oficiales como canarista, once de Liga Endesa y otros ocho de la Champions, pero su baja y posterior marcha han dejado huérfano a esa pieza del backcourt aurinegro. Hasta cuatro opciones diferentes (cinco si se cuenta al propio Thad en otros dos encuentros posteriores) ha probado Vidorreta en estos cinco meses más recientes de la temporada. Hasta Brussino, sobre el papel alero puro, salió una vez en el cinco inicial en busca de una tecla, con la que, por una razón u otra, no ha podido dar el técnico vasco.

Staiger, el primero en la lista

La primera de sus alternativas fue Lucca Staiger. El alemán había cuajado notables encuentros saliendo desde el banco, tanto en el tiro como en asistencias (2,55 de media en sus nueve primeros duelos), pero cuando tuvo que dar un paso al frente sus prestaciones comenzaron a descender. La siguiente opción del entrenador canarista fue Nico Richotti, que pese a su gran duelo contra el Manresa (15 puntos) no terminaba de estar en plenitud de condiciones para poder aguantar el ritmo de dos partidos por semana.

En medio de los últimos coletazos de McFadden, y avalado por algunas actuaciones de mérito (como la de Málaga), Vidorreta pareció dar con el sustituto perfecto para Thad: Davin White. Por fisonomía, capacidad de creación y hasta rendimiento. De hecho, el combo puede presumir que en este periplo ha sido el único escolta que ha salido de entrada en cuatro partidos seguidos. Pero al de Phoenix solo le duró la gasolina hasta poco después de la Copa del Rey, llegando a impacientar en más de un encuentro a la afición por su querencia a amasar el balón y acabar buscando situaciones al límite de la posesión. A partir de ese momento, la intermitencia e irregularidad en el puesto de dos ha sido cada vez patente.

Las sensaciones iniciales

De nuevo, Staiger, incluso Brussino, y más recientemente Richotti han sido las soluciones a las que se ha agarrado Vidorreta. Pero de nuevo sin un patrón fijo. La del capitán pareció ser la mejor de estas alternativas, pero bien porque no le salió nada en los compases iniciales del choque (como contra el Telenet Giant) como por un virus estomacal (tras su partidazo contra el Breogán), el de Santa Fe también se ha visto salpicado, por lo que va camino de ser una maldición.

Recolocación de piezas

Pero más allá del elegido de entrada, son precisamente esas sensaciones las que también vienen marcando la presencia en cancha de uno u otro jugador en la posición de escolta. Así, han sido varias las ocasiones en las que un titular arranca con el pie izquierdo y ya no vuelve más a la pista en el resto del choque. El propio Richotti (en la semifinal de Champions) y White (en Santiago solo jugó 50 segundos más tras el 4:35 inicial) pueden dar fe de ello.

Con la apuesta de turno fuera de circulación, a Vidorreta no le ha quedado otra que recolocar piezas para que la posición de dos no se resienta. Y lo cierto es que esa elección le ha salido bien al de Indautxu en no pocas ocasiones, más aún con el regreso a su mejor versión tanto de San Miguel como de Beirán. De esta forma ya es habitual que coincidan en cancha los dos bases naturales, Bassas y Rodrigo. La muestra más evidente de ello, el pasado sábado en Santiago, cuando ambos fueron los dos canaristas que más tiempo estuvieron sobre la pista, haciéndolo a la vez durante 18:43". Algo muy similar ocurre con Brussino, convertido al dos haciendo pareja con Beirán. En la semifinal de Champions estuvieron juntos 13:10", solo un poco más que lo acaecido previamente contra el Murcia (11:43") y el Joventut (10:45").

Son solo los casos más manifiestos con los que viene conviviendo el Canarias 18/19 en su puesto de escolta. Algo así como su versión particular de a grandes males, grandes remedios. Una búsqueda de soluciones a una carencia que aún así no ha impedido a los laguneros ser competitivos y luchar por todos los objetivos marcados allá por el mes de agosto.