El talento termina abriéndose camino. Cristo Ramón González Pérez (Añaza, 24/10/1997) llegó al Real Madrid Castilla rodeado de dudas. Su última temporada en el Tenerife estuvo marcada por la constante polémica sobre su difícil proceso de renovación. Tal vez por eso, solo jugó 5 partidos completos en sus 23 presencias ligueras con el equipo que dirigía entonces José Luis Martí. No fue un escalón de progreso para él, que había debutado como talento precoz a los 16 años, exhibiendo un fantástico catálogo de goles de excepcional calidad. Como muestra, el primero, en el Carlos Belmonte al Albacete.

La temporada de referencia (16/17), el equipo jugó playoff y tuvo opciones de ascender a Primera División hasta el último minuto de aquel desdichado partido en Getafe, pero por el camino perdió al canterano más prometedor que ha dado la Ciudad Deportiva desde Ayoze Pérez. Martí no le encontró un sitio concreto a Cristo. Fue delantero y segundo punta, flotó en posiciones de ataque y marcó 4 goles, pero no terminó de explotar como el jugador que venía anunciando desde la base. Entraba y salía del equipo, era el primer cambio? La situación se volvió incómoda para él y para el club y, etiquetado como un futbolista de rendimiento discontinuo, por más que de vez en cuando alumbrara detalles geniales, el canterano se fue alejando de su sueño en blanquiazul, convencido de que era el momento de dar el paso hacia otro destino. Salió del Tenerife. La apuesta le ha salido bien.

Casi toda la cuota de responsabilidad en su explosión como futbolista es del propio Cristo. Le han ayudado dándole continuidad Santiago Solari, durante un año y tres meses, y luego José Manuel Díaz, pero el delantero de Añaza se lo ha trabajado. Su cambio físico salta a la vista. Es más corpulento, más poderoso para el juego cuerpo a cuerpo, pero su juego no ha perdido finura. Eso, sumado a su personalidad en el campo, ha dado como resultado una multiplicación fabulosa del rendimiento de un futbolista que empequeñece lo que le rodea.

En cifras, la temporada Cristo llama la atención por los 20 goles que ha marcado (más otro en el primer equipo en la Copa del Rey), liderando el pichichi en el grupo primero por delante de un veterano rematador (Yuri, de la Ponferradina, tiene 18 dianas), pero en el fútbol de Cristo cuando aparece en el balcón del área o cuando engancha las transiciones ofensivas, hay una magia, una precisión y unos destellos impropios de su condición actual de jugador de Segunda B. En este proceso de crecimiento, el futbolista tinerfeño ha ganado la primera batalla: definir su posición. Es un 9 llegador, que construye el final de la jugada y aparece para rematar. Tiene alma de centrocampista y desempeño de delantero: gran pasador, profundo en el pase y más regular y constante que en su etapa de blanquiazul. Los goles parecen solo un complemento para su factor diferencial, que es su calidad como futbolista integral.

El Real Madrid lo fichó en julio de 2017, cuando solo tenía 19 años, por una cantidad cercana al millón de euros, con unos variables, y le hizo un contrato hasta el 30 de junio de 2020, pero la intención del club blanco es llevar el vínculo hasta 2024. Lo normal es que Cristo haga la pretemporada en Estados Unidos con el primer equipo, desde el 8 de julio, a las órdenes de Zidane, antes de que se decida sobre una posible cesión, seguramente a un equipo de Primera División, español o extranjero. La nómina de delantero del equipo blanco puede ser una barrera insalvable ahora, aunque de su rendimiento en la eventual cesión dependerá que Cristo haga el camino de Carvajal, Asensio, Reguilón o Marcos Llorente. El tinerfeño está a las puertas de cumplir un sueño que está a la altura de su talento.

Un gol de tijera desde fuera del área

Con dos goles geniales en el campo del Rápido de Bouzas, Cristo lideró el domingo el triunfo que le faltaba al Castilla para amarrar de forma matemática su presencia en las eliminatorias por el ascenso. Fueron dos obras de arte: el primero, con una tijera desde fuera del área que sorprendió al portero. El segundo, amagando para sentar al meta y colocando el balón por un ángulo muy estrecho en el primer palo. Luego, el tinerfeño forzó un penalti, en otra gran acción personal, pero falló en el lanzamiento. El Castilla no jugaba playoff desde 2016.

En la galería del primer equipo

Cristo debutó con la camiseta del Real Madrid en el partido de ida de la primera eliminatoria de Copa del Rey, en Melilla. Aquel día, inolvidable para él, el 31 de octubre de 2018 -solo unos días después de cumplir 21 años-, el tinerfeño tuvo el acierto de lograr un gol, el cuarto de los de Solari. El siguiente paso fue su estreno en el Santiago Bernabéu. Se produjo en la siguiente eliminatoria, ante el Leganés, el 9 de enero de este año. Pero lo que realmente coloca a Cristo en la galería de futbolistas del primer equipo fue su estreno en LaLiga, jugando la segunda parte de la visita de los blancos al Real Betis. Fue el 13 de enero, y el canterano ocupó la plaza de Benzema, lesionado en un dedo de la mano. En la Champions League fue convocado para el partido ante el CSKA Moscú en el Bernabéu, pero no llegó a estrenarse.