En medio de un ambiente infernal, frente a un rival crecido, y con un equipo que se había desinflado poco a poco hasta tirar por la borda una renta que llegó a ser de 16 puntos. Ahí apareció anoche Nico Richotti para darle la victoria al Iberostar Tenerife. Un triunfo agónico que quita el mal sabor de boca que dejaba en los insulares la derrota en la Final Four, que les acerca a los playoff gracias también a la derrota del Joventut, y que hace justicia con el capitán, lastrado por las lesiones en los últimos años, sin gran protagonismo tras su mejora física, y que ayer se desquitó a lo grande con una de las mejores actuaciones que se le recuerdan con la camiseta del Canarias.

En el intercambio inicial de canastas pareció salir perdiendo el Canarias (dos acciones de tres de Brown para el 6-4), pero a poco que los laguneros ajustaron las marcas, cerraron el rebote y fueron incisivos en la anticipación, las tornas comenzaron a cambiar (8-13). Giro brutal porque los isleños pudieron correr varias meses y se mostraron certeros en el tiro (8/8). Más que por una gran circulación, por su buen hacer y verticalidad en el uno contra uno. Con Richotti (12 puntos nueve minutos) como destacada punta de lanza en este juego a campo abierto, los de Vidorreta ya ganaban 12-20 tras seis minutos.

Ni el tiempo de Tito Díaz frenó el vendaval canarista, que con un 0-10 se disparaba hasta el +14 (12-26). Aún con el tempranero peaje de las sendas segundas faltas de Iverson y Abromaitis, el Iberostar se mantuvo sólido en defensa y tocado por una varita de cara al aro. Así, el 10/11 en tiros de dos y el 3/6 en triples (con solo tres asistencias) explican el 17-30 al final del primer cuarto.

Con la impronta de Cvetkovic, el Canarias se metió en bonus en apenas minuto y medio del segundo acto, y pese a que su acierto no siguió siendo tan superlativo, varias presencias en el rebote ofensivo mantuvieron a buen recaudo su ventaja contra un rival casi desquiciado y en el que Ochefu ya estaba descalificado por una antideportiva y una técnica (23-39, 14'). Sin las facilidades previas y con escaso acierto exterior (4/14), los tinerfeños vieron cómo su oponente empezó a producir desde el tiro libre (9/11 en el cuarto) primero, y gracias a la enorme actividad en el rebote ofensivo de Gerun después (37-46). Pero al Canarias no le temblaron la piernas ante la presión que ejercía el Pazo e impidieron que su renta se mantuviera sobre la decena (41-52).

Lejos de mantener la tendencia de la primera parte, a la vuelta de los vestuarios el Iberostar rescató su versión más errática, arrancando con un 1/6 en tiros, varios de ellos liberados. Sin segundas opciones de los laguneros, el Breo corrió y se metió de lleno en el partido (50-55). Un triple de Beirán, un par de mates de Iverson (negado posteando) y el acierto en el tiro libre (5/5) dieron aire a los tinerfeños (50-62), que sin embargo no fueron capaces de rematar (erraron dos tiros para el +14) a un rival que se agarraba al choque con más corazón y pasión que buen juego. Aún así, suficiente para volver a poner e duelo en un pañuelo (61-66) con más de un periodo por delante.

Cinco puntos de Sulejmanovic, la enorme intensidad defensiva local en la 2x1 y dos triples errados por Beirán derivaron en el 68-69 y, especialmente en la sensación de que al Iberostar se le estaba yendo de entre las manos un choque controlado desde el inicio. Al rescate salió Gillet con dos triples (70-75, 34'), pero con Iverson negado (y casi desquiciado con todo lo que recibía bajo el aro) le reacción no dio (74-75, 36'). Ahí el duelo comenzó a caminar en medio de un constante intercambio de golpes en el que, como los minutos iniciales, parecieron ser los locales los favorecidos, esta vez con las múltiples penetraciones de McCallum, la última para el 84-82 con 10 segundos por jugarse. Ahí, al capitán no le tembló el pulso y decidió un triunfo de infarto.