El peor Canarias en el peor momento posible. Ni las buenas sensaciones de los partidos previos, ni la recuperación de casi todo su fondo de armario, ni tampoco la más que presumible apuesta de la Virtus de plantear un partido tremendamente físico. El Iberostar Tenerife fue incapaz ayer de ofrecer su mejor versión para aspirar al título de la Basketball Champions League. Un objetivo imposible sobre todo por el horroroso día de los de Vidorreta en el triple (0/13 de entrada y 5/37 en total), pero también en buena medida por un deficiente arranque (20-8) condicionado porque los isleños no descifraron el pegajoso cuerpo a cuerpo planteado por Sasha Djordjevic. Cuando los aurinegros quisieron agarrarse a sus opciones de victoria (tras el 47-29), de nuevo sus fallos desde el perímetro y una desquiciante labor arbitral le terminaron por condenar.

No pudo ser peor el arranque para los canaristas. Una pérdida en saque de banda, tiros errados, posesiones agotadas y lanzamientos sencillos del rival, en especial de Punter, sobre el que Vidorreta puso a Staiger. Así se explica un 10-2 en contra de un equipo que tardó más de cuatro minutos en anotar su primera canasta en juego (13-4). Con las primeras rotaciones (Beirán y Gillet) los aurinegros parecieron encontrar mejores sensaciones, pero la recuperación fue un espejismo (15-8), ya que los isleños erraron una y otra vez desde el 6,75, con 0/7 en 10 minutos, haciendo totalmente estéril su enorme productividad en el rebote de ataque (siete en el primer acto). A este pernicioso cóctel se unieron hasta seis pérdidas y permitir que la Virtus empezara a hacer daño con las segundas opciones (ocho puntos, con solo dos faltas en nueve minutos) con las que M'Baye disparó a los suyos hasta el 20-8.

Lejos de reconducir la situación como en semis, los laguneros entraron en bucle y comenzaron a desesperarse ante un día totalmente aciago desde el 6,75 por muy liberados que fueran los intentos (0/10 en el 12') como punta de lanza de un lanzamiento desastroso: 4/24. Completamente obcecado por sus propios errores, el Iberostar tuvo que lidiar con la hemorragia de pérdidas (11 al descanso), además de con unos colegiados que no medían de igual manera los contactos en los dos lados de la pista (la Virtus llevó al límite de lo legal su capacidad física y desquició a Beirán en el poste). En frente, un rival que en no pocas ocasiones movía el balón muy cómodo para acabar en tiros sencillos o bien sacando segundas opciones para hacer cada vez mayor su renta (35-18).

Tras 13 fallos y casi 19 minutos de juego, Gillet acabó con la sequía en el triple (37-24), pero el Iberostar no fue capaz de dar continuidad a lo que parecía ser ese punto de inflexión. No lo hizo ni para cerrar la primera parte ni para abrir la segunda, cuando un 3+1 de Punter, la cuarta falta de Brussino en apenas 50 segundos, y la incapacidad de hilvanar dos acciones positivas devolvieron a la Virtus a su máxima renta del duelo: 47-29.

Totalmente idos y contra las cuerdas, los de Vidorreta cogieron aires gracias a tres acciones seguidas de canasta y adicional, la última, un 3+1 de White para que, por primera vez en muchísimo tiempo, lograran bajar de la decena: 48-39, 25'. Una mejora basada también en una mayor mordiente defensiva de los aurinegros, que, sin embargo, no pudo prolongarse por algunas canastas y tiros libres gratis (54-39), pero sobre todo por un criterio arbitral que volvió a desquiciar a los tinerfeños con varias decisiones fuera de guion. Así, a los tinerfeños solo les daba para ir haciendo la goma (del 54-44 se pasó el 58-44) y, pese a una leve mejora desde el 6,75 (60-50), desperdiciaron varias ocasiones para apretar algo más a la Virtus (60-50, 32').

Acuciado por su desventaja y por lo rápido que corría el segundero, los aurinegros hicieron una penúltima intentona con cuatro puntos seguidos de Abromaitis y el acierto desde el 4,60 (64-57 con 3' por jugarse). Pero la enésima pifia arbitral (falta de San Miguel por trabar el brazo cuando antes había sido desplazado por su defensor) pareció minar definitivamente a los laguneros, que aun así tuvo arrestos para colocarse a seis (65-59) con 1:37" por delante. Una canasta a la media vuelta de Chalmers y el enésimo triple fallado le pusieron la puntilla a un Canarias que al menos murió con las botas puestas, pero que pagó muy caro su horrendo día desde el perímetro.