Con el chárter fletado por el equipo, por su cuenta, perdiendo horas de sueño, pidiendo días de permiso o vacaciones en el trabajo? De esa forma se trasladaron este fin de semana la mayoría de los más de 300 aficionados que apoyaron, viajando desde la Isla, al Iberostar Tenerife en el Sportpalais de Amberes. Un ejemplo de fidelidad en una ocasión que podía ser histórica. Pero hubo otros cuantos que se buscaron la vida para estar también en la ciudad belga desplazándose desde otros puntos de la geografía española o europea para estar con el que consideran su equipo del alma.

A la cita celebrada en tierras flamencas no faltaron los más fieles entre esos seguidores que poco a poco se ha ido ganando el Canarias allende los límites de la Isla. Por un lado los catalanes Xavi y Raquel con su hijo Arnau, y también, desde Madrid, Manu. Los cuatro son casi fijos en prácticamente todos los desplazamientos ligueros aurinegros e incluso se han abonado al club para rentabilizar "casi una decena de viajes a la Isla" por temporada, que van a disparar su cuentakilómetros hasta "los 40.000" cuando acabe el curso. Su relación con el Canarias arranca, casi por casualidad, hace unos tres años, y desde entonces su fiebre es cada vez mayor?, pese a que ello lleve aparejado un enorme sacrificio y desembolso económico. "Claro que vale la pena el esfuerzo, no solo por verles jugar, sino por el trato que recibes de ellos; eso ya lo justifica todo", coinciden en señalar, incluso a pesar de que empleen más tiempo en el desplazamiento que en disfrutar de la Isla y del conjunto lagunero.

De algo más cerca llegó a la Final Four Pablo Fernández, jugador en su día de las categorías inferiores del Canarias y establecido en Bruselas (trabaja como intérprete en la Comisión Europea) desde hace casi tres décadas y que, por primera vez, tuvo la ocasión de animar a su equipo lejos de la Isla. Eso sí, para la ocasión convenció a "todos los jugadores del equipo de veteranos" en el que milita. Pese a la distancia, sigue de cerca las evoluciones de los aurinegros y "cada vez" que viaja a la Isla acude al Santiago Martín. "Incluso una vez, al adelantar dos días la fecha de un vuelo para poder estar en el partido contra el Madrid, me salvé de los atentados que hubo aquí", relata sobre la suerte que le ha supuesto mantener intacta la fiebre canarista.

Entre la afición del cuadro también se encontraba Íñigo Arozarena, "amigo de Txus Vidorreta desde cuando entrenaba al Estudiantes". Propietario de un restaurante en Madrid, este chef ya ha estado presente en varios encuentros del Canarias en Tenerife, como el de la anterior Final Four, y cada vez que los tinerfeños "juegan cerca de Madrid" trata de acercarse a verlos in situ. Este fin de semana se plantó en la ciudad flamenca junto a varios amigos más para tratar de hacer fuerza.

Son solo algunos ejemplos de fidelidad aurinegra. Como también lo es el de Romén, que si bien vive en La Laguna, esta cita cestista le pilló en Kiel (Alemania) por motivos familiares, por lo que no dudó en hacerse "doce horas en coche para poder animar al equipo" de sus amores. Y lo mismo sucedió con los familiares de varios jugadores. Entre ellos, Bruno, el hermano de Richotti, que ayer fue capaz de salir a las 6 de la mañana de Calpe para llegar a Alicante, tomar un vuelo hasta Bruselas y luego carretera hasta Amberes, llegar a tiempo al partido y posteriormente invertir el camino. Todo en apenas 25 horas. Esta vez, para él y para el resto de seguidores canaristas, de manera amarga. Las ha habido, y seguro que el Canarias se las volverá a brindar, con un final muy feliz. Mientras llegan, la lealtad de estos aurinegros de adopción se mantendrá intacta.