J.J.R. (@juanjo_ramos), S/C de Tfe.

Nada tiene que ver la temporada con lo que Tenerife y Las Palmas prometían allá por la tercera semana de agosto, cuando arrancaba una liga que debía ser la de su retorno a Primera División y no una pesadilla con tintes dramáticos en la recta final que ha puesto en duda la permanencia de ambos en la categoría. El esfuerzo económico, cinco entrenadores, cuatro directores deportivos y medio centenar de jugadores han acabado aburriendo a dos aficiones que, pese a todo, hoy se sentarán en sus asientos del Heliodoro o se pondrán delante del televisor en busca de una alegría. Fugaz, efímera porque acabará en cuanto se vuelva a echar un vistazo a la clasificación, pero necesaria.

Por eso, y entendiendo el efecto derbi, que aísla de la realidad competitiva estos noventa minutos, birrias y pío píos esperan que sus equipos honren el escudo que llevan en el pecho con un gran espéctaculo y una victoria que cada uno desea para su orilla. Pero que es más necesaria en el lado blanquiazul. Los 4 puntos de 15 sumados en los últimos cinco partidos y (sobre todo) la derrota en Almendralejo han reducido a la mínima expresión la ventaja del Tenerife sobre los puestos de descenso. Ante la tesitura de afrontar dos visitas consecutivas después del clásico, sumar los tres puntos sería oro molido para los de José Luis Oltra. Lo saben. Y ahora falta que se note sobre el terreno de juego y que esa necesidad tenga efecto suplementario en elr rendimiento y no una penalización por nerviosismo o el temido agarrotamiento.

Sin Jorge, sancionado por la doble amarilla ante el Extremadura, Oltra devolverá a Alberto Jiménez al once titular. Formará pareja con Mauro dos Santos, una debilidad en el apartado de la velocidad que a buen seguro tratará de aprovechar Las Palmas.

El buen resultado que dio el trivote formado por Undabarrena, Racic y Milla en el Francisco de la Hera garantiza la continuidad de la fórmula, en el enésimo intento del preparador blanquiazul por exprimir las posibilidades de su plantilla. Volverá, y más en un derbi, Suso. Su entrada dejarán sin sitio en el once a José Naranjo, pasando Filip Malbasic a la banda izquierda.

El Tenerife tratará de ser profundo con balón, liberando en secuencia ofensiva a sus laterales (en especial a Isma López) y ganando presencia por dentro con el serbio casi como ayudante de Nano en la vanguardia. Sin balón, presión alta para ahogar la salida de una UD con dificultades en lo que mejor debería manejar.

También repetirá la fórmula del partido anterior Pepe Mel y solo la baja de Aythami le impedirá repetir también once. Entonces apostó por Blum y el canterano Cedrés para completar los flancos en ataque, una demarcación débil en una plantilla descompensada pese a la calidad en la mayoría de sus efectivos. Repetirá otro canterano, el catalán Josep, para cubrir la portería. Arriba, una pareja con sueldos y potencial de Primera: Rubén Castro y Araujo, aunque este último arrastra molestias.

Como quiera que la victoria ante el Lugo ha dejado al conjunto amarillo en 46 puntos, su motivación clasificatoria pasaría por certificar casi matemáticamente la permanencia para centrarse luego en la materialización del nuevo proyecto, que será renovado y más austero. De fastidiar al prójimo solo se habla con la boca pequeña porque todavía escuece la derrota de 2004, que condujo al descenso amarillo en un triste tramo final de Liga.

El detalle, como suele suceder en este tipo de duelos de máxima rivalidad, marcará tendencia: el primer gol, el primer error, la respuesta anímica ante un golpe, una decisión arbitral desacertada o el momento de confianza que infla, por momentos, el juego.