Pepe Mel tiene el dudoso honor de ser el último entrenador del Tenerife que perdió un derbi en el Heliodoro Rodríguez López. Sucedió hace casi 18 años, el 21 de diciembre de 2001, cuando la UD Las Palmas conquistó el feudo blanquiazul por 1-3. El ahora técnico amarillo luchará ahora para repetir el resultado, borrar esa mácula en su historial y convertirse en el que puso punto y final a esa mala racha amarilla en la isla vecina.

Aquella noche fracasó su apuesta ofensiva. El 4-4-2, con centro del campo en rombo, nunca terminó de ser competitivo en la máxima categoría. Condenaba al conjunto tinerfeño a recibir muchos goles y así sucedió en el derbi. Tevenet adelantó pronto a los grancanarios, Mel tuvo que equilibrar el equipo dando entrada a otro centrocampista (Jaime) tras el descanso y Colo Lussenhoff empató aprovechando una acción de estrategia.

Pero la UD no permitió que la alegría durara más de dos minutos y volvió a ponerse por delante por mediación de Josico. Volcado para empatar de nuevo, un penalti permitió a los visitantes humillar al Tenerife. Lo tiró su portero, Nacho González, para sentenciar la contienda. El por entonces alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, José Manuel Soria, saltó al césped a celebrar el éxito.

Mientras, Mel digería su derrota antes de pasar por sala de prensa y asegurar que sus jugadores habían estado "muy nerviosos" y que el segundo gol amarillo "había destrozado" a su equipo. Con su futuro en el Tenerife ya en duda, impuso una receta inusual en un entrenador para salir del descenso: "Ahora habrá que echarle más cojones".

Los años, sin duda, han mejorado como profesional al ahora inquilino del banquillo de Las Palmas. Después de su etapa blanquiazul, logró ascensos con el Rayo Vallecano (a Segunda A) y el Real Betis Balompié (dos a Primera), además de dirigir hasta siete temporadas en la élite. Ahora le toca vivir el derbi desde la otra orilla y se prepara para lo que pueda suceder, pero sabiendo ya que es "otra cosa", nada que ver "con la clasificación".