El WiZink Center asistió a una tarde de buen baloncesto entre dos equipos que llegaban a esta jornada 18 en racha. Los madrileños, en busca de su tercera victoria consecutiva y los isleños, a por la quinta. Txus Vidorreta y los suyos no querían perder la estela de los de arriba para seguir metidos en la pomada.

El partido comenzó con un cuadro local demoledor, con contras rápidas y un Whittington muy enchufado. Tanto fue así, que a los 3 minutos Vidorreta se vio en la obligación de parar el partido para recolocar a los suyos, al menos mentalmente para que volvieran a entrar en el juego. Iverson -terminó con un doble-doble- y Beirán mantuvieron a los tinerfeños vivos en cuanto a puntuación, pero sin desplegar su juego basado en "extra pass" y "pick and rolls". No fluían las ideas, y salvo acciones individuales, los intentos de anotar se topaban una y otra vez contra la buena defensa local. Gillet ayudó desde la línea de 6,25, lo que hizo que al descanso la diferencia fuera tan sólo de dos puntos.

El segundo cuarto continuó por los mismos derroteros. Ninguno de los dos fue capaz de parar a su rival, aunque sí es cierto que Estudiantes daba la sensación de encontrarse mejor sobre la pista. Pero mientras esa sensación no se plasmase en el marcador, los de Vidorreta continuaron a lo suyo, anotando poco a poco, con posesiones largas y tratando de buscar la mejor opción de tiro.

La claridad colegial del primer cuarto empezó a desvanecerse y fallaron varios ataques seguidos, que unido a los pocos fallos de los tinerfeños y al buen hacer desde la línea de tres de Brussino, hizo que Iberostar Tenerife se marchara en el marcador. Estudiantes no había aprovechado su oportunidad. Las tornas habían cambiado antes de llegar al descanso (32-40).

El tiro exterior de los canaristas carburó y ayudó a tomar ventaja. Al Estudiantes se le seguía apagando la luz en la zona; el Canarias ajustó la defensa y ahogaron. Las rápidas contras con las que Estudiantes castigó en el primer cuarto a su rival se convirtieron en ataques pasivos, lentos y sin ningún final. Bueno sí, chocar con el muro de los tinerfeños.

Aun así, el equipo canario no podía descuidarse y dejarse ir en el partido, porque los madrileños nunca bajaron los brazos. Tanto fue así, que a falta de 4 minutos para acabar el tercer cuarto el resultado era de 43-48.

En el último cuarto, Estudiantes apretó los dientes y trató de poner en apuros al Iberostar. La diferencia era de ocho puntos y los de Txus Vidorreta no supieron administrar bien su ventaja. El final sería de infarto y, una vez más, Beirán y Abromaitis -machacó en doble ocasión- salieron al rescate. Cook, tras falta, convirtió los tres tiros libres y puso el iguales a 79.

En el tiempo de prórroga el Iberostar se marchó para luego acabar acumulando un parcial que los ajustició. Esta vez, no.