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El Mundial ya es real para el Guayota

El equipo lagunero revalida su título nacional en Burgos y ya sueña con hacer historia en el Mundial de Clubes 2026 en Irlanda

Plantel del Guayota Ultimate Tenerife mixto.

Plantel del Guayota Ultimate Tenerife mixto. / Guayota Ultimate Tenerife

El Día

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Santa Cruz de Tenerife

La historia reciente del ultimate en España tiene nombre propio: Guayota. El pasado 1 de junio, en Burgos, el equipo de San Cristóbal de La Laguna volvió a revalidar su título de campeón de España en categoría mixta, en el Campeonato Nacional de Ultimate Mixto 2025. Se trata, nada menos, que de su quinto campeonato consecutivo, una racha que lo proyecta hacia nuevos horizontes: el Campeonato del Mundo de Clubes de 2026, en Limerick (Irlanda), donde representará a España tras haberse ganado su codiciada plaza.

Todo lo que prometía… y un poco más fue la final de Burgos. El Guayota aterrizaba como principal favorito, tras una temporada impecable que lo había dejado en lo más alto del ranking nacional. Enfrente, el Q+D: aspirante al trono decidido a romper la hegemonía tinerfeña. Sinfonía de tensión y destreza, la final –tan cerebral como visceral– terminó 13-10 para los laguneros, que volvieron a mostrar su temple: ese «gen competitivo» al que tanto hacen referencia y que, cuanto más aprieta la situación, más reluce.

«No somos ni tan altos, ni tan rápidos, ni tan buenos como los demás, pero a la gran mayoría del grupo no nos gusta nada perder». Pablo Dorta, capitán y entrenador del equipo lagunero, resume así el éxito sostenido en el tiempo del Guayota. Esa actitud –el rechazo visceral a la derrota– ha sido la piedra angular de una hegemonía que ya suma cinco años de dominio absoluto nacional en la categoría mixta. También hay una filosofía de juego que aboga por la cooperación. Como resume Dorta: «Intentamos que cada uno aporte el máximo según sus capacidades». Y vaya si lo logran.

Con la vista puesta en Irlanda

Más allá del eco de las victorias nacionales, el verdadero objetivo que se dibuja en el horizonte del Guayota es el Campeonato del Mundo de Clubes 2026. La clasificación lograda en Burgos se convierte así en una oportunidad para proyectar en el escenario internacional el trabajo y el sacrificio de años.

«Ha sido el objetivo de este año: primero ganar el campeonato de España, que siempre es importante; mantener la racha de cinco años consecutivos y, además, porque este año era especial, ya que nos daba plaza para el Mundial del 2026», explica Dorta.

Romper el techo del 17º puesto

La meta para la cita planetaria será «quedar lo más arriba posible». Hasta ahora, ningún equipo español en categoría mixta ha logrado traspasar el umbral del decimoséptimo puesto en un Mundial, un récord que lleva anclado en Santander desde 2014. Pero el Guayota llegará con hambre, dispuesto a romper esa barrera, a escribir una nueva página dorada. Su objetivo, según sintetiza su entrenador, es «superar ese récord de España».

Para trazar su camino hacia la gloria, el calendario empieza a vislumbrarse desde ya: tras un merecido respiro en agosto, el equipo afilará sus armas en los torneos que conforman el circuito continental. «En septiembre empezamos a planificar la temporada del año que viene, que en principio es meternos dentro del circuito europeo, con dos o tres torneos por Europa, más el campeonato de España, para intentar seguir consiguiendo esos campeonatos seguidos, que sería el sexto el año que viene», señala su entrenador.

En busca de la visibilidad

A pesar de sus victorias, el Guayota sigue cargando en su mochila con un peso compartido por todos los equipos de ultimate en España: la sombra del olvido institucional y social. «En Canarias y en España ni siquiera el ultimate está considerado deporte», denuncia Dorta, señalando la fría indiferencia que envuelve a la disciplina. La invisibilidad mediática y la escasez de apoyos económicos convierten cada logro en un esfuerzo hercúleo. «Para nosotros todo sale de nuestros propios bolsillos y, además, se nos da muy poca visualización», apunta en este sentido.

Esa realidad contrasta con el nivel deportivo alcanzado. «Si tuviéramos un poco más de promoción, si pudiéramos llegar a pibes y pibas cada vez más jóvenes, posiblemente podríamos competir a niveles más altos o con mejores resultados», explica el estratega.

Uno de los retos que se asoman en el medio plazo de la institución lagunera es la renovación de su elenco. Con una edad media que roza los 30 años, Dorta admite que eso «a la larga no es bueno para el club». Por eso cobran vital importancia los proyectos que se tejen con la Universidad de La Laguna, iniciativas que están sembrando la semilla de futuras generaciones en el club y regalan al equipo un aire fresco que busca agrandar su leyenda. 

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