Títulos con acento tinerfeño

La bandera tinerfeña ondea en lo más alto del voleibol nacional. Cuatro nombres, cuatro historias distintas, con una misma raíz y la victoria como destino final. Desde Soria hasta Menorca, pero partiendo desde Tenerife, Ezequiel Pérez, Gabriel Navarro, Aitor Paisán y Agostina Menegozzo firman un capítulo dorado para el deporte isleño.

El CV Guaguas –vigente campeón de Superliga– volvió a arrasar y Pérez sumó su segunda Superliga con la naturalidad de quien ya se ha acostumbrado a ganar y ahora quiere mirar «a Europa». En la modalidad femenina, el Heidelberg Volkswagen rompió el molde de la historia, y la Liga Iberdrola escuchó, por fin, un nuevo nombre. Gabriel Navarro, desde la pizarra; Aitor Paisán, desde la preparación física; y Agostina Menegozzo, como joya emergente, sellaron la gesta de los tinerfeños.

En Soria, el Guaguas no tuvo piedad: un 0-3 rotundo y la novena Superliga para los amarillos. Entre abrazos, gritos y confeti, un líbero santacrucero que celebraba su segundo título nacional consecutivo.

«Tengo aún resaca emocional», admite Ezequiel Pérez días después de consumar la gesta. No se refería a la celebración, sino a «ese último punto, ese instante en que todo acaba y sabes que valió la pena». Para él, este año fue especial. Aunque sin demasiado protagonismo en pista, reconoce que tenía claro que «su papel era ayudar en todo», y eso le permitió «disfrutarlo incluso más».

Pérez no es ajeno al éxito de la entidad de Las Palmas de Gran Canaria. Desde que llegó al Guaguas, «prácticamente todas las copas las ha levantado». Dos Superligas, dos Copas del Rey. Y lo mejor, para él, es sentirse partícipe: «Es una maravilla vivirlo desde dentro y ver cómo creces cada día».

En su equipo, buena parte del alma canaria late en Ezequiel. Porque, en una plantilla repleta de acentos diversos, solo dos voces nacieron en las Islas. Representar a su tierra, reconoce, le produce «muchísimo orgullo».

Y con el confeti aún flotando en Gran Canaria, su mente ya piensa en futuro, en Europa: «El objetivo es arrasar, ganar y disfrutar del voley que nos gusta aquí en Las Palmas».

Dos días después, con un poco más de sufrimiento y a algo más de 500 kilómetros de distancia, el Heidelberg conquistaba su primer título de la Liga Iberdrola en Menorca. Gabriel Navarro, tinerfeño y segundo entrenador del equipo, saborea un triunfo que había soñado mil veces. «Son sensaciones que no se pueden explicar», explica.

Cerró su etapa como primer entrenador en Tenerife, donde había dejado huella en el Arona, y se adentró en la estadística. Su llegada al conjunto grancanario hace tres años coincidió con el debut del equipo en la élite. «Al principio sufrimos mucho. Pagamos novatadas, desde la confección de la plantilla hasta los entrenamientos. Pero aprendimos. El grupo humano ha sido clave, todos hemos ido a una», reflexiona.

De la mano de Santi Guerra, primer entrenador, Gabi aterrizó en Gran Canaria «con dos amigos, como quien dice, a probar la experiencia de jugar una Superliga 1». Lo demás es historia. Y la recompensa «ya está aquí».

Uno de esos cómplices es Aitor Paisán, también tinerfeño, también campeón. Como preparador físico, fue el motor oculto de un equipo que se quedó a un partido de llevarse también la Copa de la Reina. «Hemos hecho una temporada increíble, ganando todos los partidos excepto uno en liga regular».

Aitor remarca el crecimiento «exponencial» del club y destaca el «trabajo serio desde todos los estamentos». En lo personal, el también preparador físico de la selección femenina absoluta de España saborea el triunfo como se saborea lo que cuesta: tres años de entrega para «la consecución de un objetivo muy ambicioso». El secreto, señala, está en «un cuerpo técnico joven, cualificado, y una comunión total entre staff y plantilla».

En ese grupo brilla también un joven prospecto que ha sabido colarse por la rendija de su oportunidad y convertirla en escaparate. Desde el Sur de Tenerife, Agostina Menegozzo le dio forma de trofeo, el pasado fin de semana, a un sueño que no descansa. La jugadora de Adeje irrumpió esta temporada en la dinámica del primer equipo sin hacer mucho ruido. Ahora, tras la consecución de la Liga Iberdrola, confiesa que es «todo un honor» para ella llevarse este título y que representar a las Islas Canarias le «enorgullece mucho más».

Para Menegozzo, de 18 años, el secreto no se esconde en pizarras ni estadísticas. La clave fue el vestuario: «Nos queríamos como hermanas. No como compañeras de trabajo, sino como familia», resume.

Con un título recién bordado en su palmarés y la mirada apuntando a Europa, Agostina Menegozzo, Aitor Paisán, Gabriel Navarro y Ezequiel Pérez siguen soñando sin frenos.

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