Santa Cruz de Tenerife
Antonio López Bonillo: un altruista del deporte
Aunque su proyecto vital fue el Colegio Cisneros, institución que fundó y convirtió en referente en Tenerife, la historia del recientemente fallecido Antonio López Bonillo estuvo siempre ligada al vóley
Bonillo apostó firmemente por el CV Cisneros y llegó a presidir la Federación Española de Voleibol

Bonillo, a la izquierda, recoge del alcalde José Manuel Bermúdez la Medalla de Oro al Mérito Cultural de Santa Cruz en el año 2018. | EL DÍA
Recientemente desaparecido a la edad de 83 años, Antonio López Bonillo deja un legado para la historia. Por supuesto el del Colegio Cisneros Alter, que fundó en el año 1965, pero también el del club deportivo que lleva el nombre de la institución, y cuyo primer equipo compite actualmente en la Superliga Masculina, la máxima categoría del voleibol nacional.
Y es que, aunque sea como una consecuencia y no tanto un fin, la historia de Antonio Bonillo –se le asoció siempre más a su segundo apellido que al primero– está íntimamente ligada al deporte. Tanto es así, que no es descabellado señalarle como un pionero en el vóley tinerfeño, una figura clave.
Navajas, compañero de viaje
«El voleibol ya estaba inventado, no es que nosotros lo trajésemos a la Isla», explica Rafael Navajas, actual presidente de la Federación Tinerfeña y vocal nato de la Canaria. Navajas, que se identifica sobre todo como «amigo personal» de Antonio, recuerda los inicios del club.
Bonillo, hijo de maestro de escuela –una expresión muy de la época–, optó por enseñar tras no salir bien su primera apuesta: la carrera militar. Fue entonces cuando, con 20 años, comenzó a dar clases particulares a un grupo de jóvenes. Con el tiempo, se le ocurrió la «osadía», tal y como él mismo reconoció con el tiempo, de fundar su propia institución educativa. Y de ahí hasta hoy.
El caso es que, con el proyecto del Cisneros todavía en ciernes, y vista la amistad que tenía con Navajas –que llegó incluso a ejercer allí como profesor de educación física– Antonio tuvo la idea de fundar una sección de voleibol para dar un empuje extra a la institución. Primero un club de base y, con el tiempo, un equipo senior.
Un club pionero
Luis Beltri, jugador en los inicios del club y a la postre entrenador de élite, recuerda cómo a él, entonces uno de los jóvenes talentos de la Isla, le sedujo el proyecto del Cisneros. «El voleibol ya existía en Tenerife, es cierto. Había algunos equipos en varios municipios del Norte, pero el Cisneros fue el primero que tuvo una estructura de club», recuerda Beltri, años después uno de los ideólogos del sempiterno Club Voleibol Tenerife –popularmente conocido como Tenerife Marichal–.
Con la vocación educativa siempre por delante, lo cierto es que la faceta deportiva estuvo siempre –y sigue estando– ligada a la historia del Cisneros. Tanto es así, que fue alrededor del pabellón donde se construyó el edificio que actualmente alberga el Colegio. Esto es, primero se construyó la pista, en Valle Tabares, y alrededor de ella, después, las aulas.
Navajas, de esta manera, explica la evolución natural del Cisneros. «Llegó un punto en el que nuestros jugadores de formación ya no podían seguir jugando en la base, pero tampoco en la Universidad porque eran menores de edad. Fue entonces cuando fundamos el CV Cisneros. De eso hace casi 50 años. Yo hacía de todo [recuerda con una carcajada] entrenador, jugador... lo que hiciera falta. Era un grupo de amigos. Él [Antonio] ejercía un cargo en una asociación de centros privados, por lo que tenía buena relación con la gente del Luther King. Consiguió que nos dejaran entrenar en su cancha después del equipo de baloncesto, el CB Canarias». Ahí empezó todo.
Presidente de la Federación
Siempre vinculado al voleibol, casi sin saber muy bien cómo, Bonillo acabó siendo presidente de la Federación Española. Ostentó el cargo entre 1986 y 1988. El puesto no fue goloso para él. Navajas explica que desechó la opción de trabajar en su reelección. «Si me quieren, que me elijan. Si no, ningún problema», afirmaba. «Fue un emprendedor de la enseñanza y un altruista del voleibol. Con el tiempo llegó el vóley, pero su verdadero destino era la enseñanza», remarca su amigo. En ese año y medio viajaba continuamente a Madrid para desempeñar sus funciones federativas y, entretanto, mantenía sus responsabilidades en la educación, su gran vocación.
Ya en el plano personal, al inolvidable dirigente lo acompañó siempre la etiqueta de ser un hombre con determinación. Tanta, que a veces era «un poco tozudo», como cuenta cariñosamente Beltri. Rafael reconoce que el recientemente desaparecido tenía fama de tener ideas fijas: «Aunque dejaba trabajar. Él podía tener sus ocurrencias, pero si le dabas una alternativa mejor, la aceptaba».
El polifacético Bonillo sacó tiempo también para cultivar sus inquietudes políticas. No en vano, llegó a tener un papel relevante en ATI (Agrupación Tinerfeña de Independientes), germen de la actual Coalición Canaria. Antonio fue nombrado consejero en el Cabildo Insular de Tenerife durante la etapa de gobierno de Adán Martín y, de paso, apostó firmemente por una entonces jovencísima Rosa Dávila, ahora presidenta de la institución insular. «Yo lo quería mucho, Antonio fue mi primer jefe», ha manifestado la dirigente.
Medalla de Oro al Mérito Cultural
Siempre ocupado en su proyecto vital, el Colegio Cisneros, la noche del 6 de junio de 2018 bien pudo ser una de las más satisfactorias en la vida de Antonio Bonillo. Aquella jornada, el alcalde José Manuel Bermúdez entregó al director del Colegio la Medalla de Oro al Mérito Cultural de la ciudad en el transcurso de un acto solemne celebrado en el salón de plenos municipal y al que asistió el presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo.
En su discurso, Bonillo hizo hincapié en la repercusión y el reconocimiento del Colegio Cisneros a escala nacional e internacional y la notoriedad y visibilidad que éste ha dado a la isla de Tenerife, sobre todo a través de sus múltiples logros deportivos y, en especial, en el voleibol, donde llegó a alcanzar el subcampeonato del Mundo Juvenil tras haber conquistado numerosos campeonatos de España.
En aquella generación de jóvenes que acabaron llevando al equipo a la élite destacaron, entre otros, Héctor y Tomy, los hijos de Antonio, que fueron adiestrados por Rafael Navajas. A día de hoy, Héctor ejerce como director general del Colegio y Tomy se encarga de la parte financiera y preside la sección de vóley. Así, el vínculo entre Antonio y el deporte es tan fuerte como el que le une con la educación. Para muestra, su descendencia. Su otra hija, Luisi, también llegó a jugar en la élite -en su caso en el CV Cuesta Piedra-, y actualmente comanda el área pedagógica del Cisneros. Al fin y al cabo, es su identidad. La que hicieron suya en casa a partir del binomio enseñanza-voleibol, ese del que Bonillo llevó la bandera.
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