Progresión
«Quiero subir de nivel para buscar un futuro fuera»
«Cada día tenía algo diferente: lunes natación, martes voleibol, miércoles música...», señala Carlos Nieves, jugador del Cisneros Alter

Carlos Nieves, del Cisneros Alter, con una pelota de voleibol y unas baquetas en el Ríos Tejera. / Arturo Jiménez
Cuando la versatilidad se convierte en estilo de vida. Quien haya pisado el Pabellón Juan Ríos Tejera y haya visto jugar al Cisneros Alter, seguramente habrá reparado en un veinteañero de 2,02 metros que deslumbra en la recepción con la precisión de los mejores. Un veinteañero con un salto potente para atacar la red. Ese es Carlos Nieves Suárez, un santacrucero que encarna la multidisciplinariedad. Porque su talento en el voleibol no es más que una faceta de una vida llena de diversidad. Y es que antes de ser la pieza clave del equipo lagunero, Carlos tejió su propio camino, uno de pasiones dispares: desde la música que lo acompañó desde pequeño hasta el karate que lo forma, pasando por la creatividad del teatro.
«Carlos tenía tantas actividades durante sus primeros años que casi no podía entrenar». Así recuerda Tomy López, presidente del Cisneros Alter, los primeros pasos del joven tinerfeño en la entidad colegial. Llegó al Cisneros en su infancia, cuando las notas de la batería y el piano competían con la intensidad de los gritos de los entrenadores. Y fue el mandatario el que vio algo más allá en él, el que percibió su talento.
Dice Carlos que desde pequeño ha estado «en muchas actividades, tanto dentro del colegio como fuera». Porque so se trataba solo de jugar, sino de lanzarse y explorar. «Cada día tenía algo: lunes natación, martes voleibol, miércoles música...». Un niño de alma inquieta, de esos que no se conforman con una sola pasión. Aunque la música, siempre el primer refugio del santacrucero. «Me apunté a clases de pequeñito, al principio era algo general, solfeo y cosas así, pero luego llegó el momento de elegir un instrumento», apunta. Y fue allí, entre acordes y melodías, cuando un joven Carlos se entregaba a la percusión. La batería, de acuerdo apunta, «le llamaba la atención», le gustaba «todo lo que es el ritmo».
Confiesa el isleño que la música le ha ayudado «mucho en momentos complicados» de su vida. Un salvavidas en tiempos de tormenta siempre «muy importante» para él, una «forma de desconectar». Y aún sigue explorando su alma a través del piano. «No es que sea una locura, pero algo sé tocar», dice.
Hijo de Elena Suárez –jugadora de élite que pasó por el Santa Cruz Cuesta Piedra–, Carlos se adentró en la natación, practicó karate y se sumergió en el teatro durante cinco años. Pero, al final, lo tuvo «claro», el voleibol sería su camino. Y de ahí a que su vida girase en torno a la red y la pelota, sin dejar que sus pasiones pasadas se desvanezcan. «Tengo batería en casa y la toco por mi cuenta porque me gusta», expone.
Luego vendría la estadía en la permanente, un centro de alto rendimiento en Palencia, donde un joven tinerfeño, con 15 años, se unía a los mejores proyectos del voleibol nacional, listo para demostrar que era uno más entre gigantes. Fue en ese terreno de entrenamiento donde debutó en la Superliga 2 con el CyL Palencia, llevando el escudo de la Federación Española. A los 18 se fue a Valencia, donde, de la mano del Léleman Conqueridor, dio el salto a la Superliga.
Más tarde se produjo su repatriación. El retorno soñado del canterano al Cisneros Alter se dio el año pasado, a sus 20 años, y ya le ha dado tiempo para convertirse en una de las grandes referencias del noveno clasificado de la Superliga Masculina. Prueba de ello, lo visto en la reciente jornada 21 donde fue nombrado MVP. Fue ante el Melilla donde Nives se encargó de liderar a su equipo con 27 puntos, tres saques directos y un 58 por ciento de efectividad en ataque.
Este sábado, a las 16:00, el canterano y su Cisneros Alter se juegan buena parte del destino de su temporada. Noveno en la Superliga, con 27 puntos, igualado con San Roque, el equipo colegial se encuentra al borde de quedarse fuera del playoff –solo acceden los ocho primeros–. Visitan al último, y los grancanarios, al Teruel, que es quinto. «Puede pasar de todo», admite el receptor. «Aunque jugamos contra el último [el Palma, sin victorias en toda la liga], la sorpresa siempre puede llegar. Este año ha sido de sorpresas», comenta en este sentido. n
Carlos Nieves mira a su futuro con la mente abierta, sin ataduras. Al ser preguntado por lo que viene, el receptor del Cisneros reconoce que «está todo muy en el aire», pero quiere «seguir dando pasos». No se conforma. Y aunque todavía no lo tiene del todo claro, el joven isleño no se cierra puertas. «No sé dónde ni cómo, pero mi meta es seguir subiendo de nivel para buscar un futuro fuera», expone.
De momento, va paso a paso. Sin prisas. Comenta que la temporada actual es «buena», pero que pesó mucho el «mal comienzo del año» —el Cisneros Alter cayó seis veces seguidas en Superliga—. Aún así, el receptor tinerfeño cree que la primera vuelta se terminó «muy bien». De ganar el sábado y con una derrota del San Roque, el Cisneros Alter se volverá a enfrentar al coco, el Guaguas, esta vez en el playoff por el título. «Lucharemos como si fuéramos a ganarlo, vamos a intentar pasar de ronda», expone sobre el posible cruce. n
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