Entrevista | Rafa Lesmes Piloto / Participante del Dakar

Rafa Lesmes: "Yo llevo el camión, pero conmigo van muchas personas que conocen de cerca las secuelas del cáncer de mama"

Rafa Lesmes vuelve al Dakar con con el gran 'elefante rosa', un proyecto que sirve para visibilizar la enfermedad

Rafa Lesmes (Las Palmas de Gran Canaria, 1959).

Rafa Lesmes (Las Palmas de Gran Canaria, 1959). / E.D.

Santa Cruz de Tenerife

Esta semana aparcó su camión junto al lago del Cabildo de Tenerife para presentar algunas de las claves del proyecto Carrera por la vida que llevará, de nuevo, al piloto Rafa Lesmes (Las Palmas de Gran Canaria, 1959) y al gran elefante rosa a la línea de salida del Dakar 2024. A los mandos de un Mercedes Benz 1844 rosado –entre sus patrocinadores figuran el Gobierno de Canarias, Tenerife! Despierta emociones, Arona y Costa Adeje...– su proyecto va más allá de la competición en estado puro:«Si logramos salvar una sola vida destacando la importancia de prevenir el cáncer de mama ya nos damos por satisfechos», asegura el grancanario.

Ya no se llega al lago rosa de Dakar, pero el gran ‘elefante rosa’ sigue compitiendo en el Dakar.

La vida muchas veces te lleva por situaciones inesperadas y ésta es una de ellas;es algo que me explotó en la cara de manera casual y aquí seguimos... Poder sacar adelante este proyecto es una satisfacción impagable.

Las he pasado de todos los colores, pero la vida ha sido generosa conmigo. Ella se ha portado y, ahora, en la medida de lo posible trato de devolver parte de lo que me ha regalado"

¿Cómo empezó todo?

Yo conozco a Brigitte, que es la presidenta de la Fundación Carrera por la Vida, hace unos cuantos años. Ella sufrió un cáncer de mama hace 18 o 19 años:fue muy duro y escapó loca de una enfermedad. Es belga, pero vive en Tenerife y durante el proceso se sintió sola y desamparada. Su objetivo era que las mujeres a las que se les diagnosticaba cáncer de mama no experimentaran esa situación de soledad y así fue cómo cruzamos nuestros caminos:yo le ofrecí mi mano y hemos sumado unos cuantos años colaborando en la visualización de la enfermedad. Soy un voluntario más de la fundación que aporta unos recursos de mi empresa y que, además, cuenta con una larga trayectoria deportiva.

¿Muchos kilómetros entre pecho y espalda?

Unos cuantos, pero yo no me considero una vieja gloria sino una persona vieja (ríe)... Las he pasado de todos los colores, pero la vida ha sido generosa conmigo. Ella se ha portado y, ahora, en la medida de lo posible trato de devolver parte de lo que me ha regalado.

Aunque suene algo metafórico, los elefantes vuelven a un lugar especial cuando perciben el final, que no es su caso, pero la realidad dice que el gran ‘elefante rosa’ regresa al desierto.

Una vez has probado el desierto sólo tienes dos posibilidades: o quieres volver a él una vez más o dices «más nunca». Ni aunque me paguen un jet privado regreso a él.

Para mí es una victoria que una persona acuda a una consulta para detectar un cáncer precoz. Si eso pasa, las posibilidades de éxito van en aumento y, sobre todo, le ahorramos mucho dinero a la sanidad, que se puede dedicar a la investigación"

¿Usted ha decidido regresar?

En el año ochenta y pico me recorrí casi todo Marruecos y la experiencia fue impactante. Antes, hice una ruta junto a Miguel de la Cuadra Salcedo por el Amazonas y la Sabana sudamericana que me dejó huella. Aquello fue un viaje iniciático... ¡Esto es lo mío! La vida cotidiana occidental, que es maravillosa, la soporto dando algún que otro salto al vacío de estas características.

¿Qué es más importante en este tipo de aventuras: la mecánica o la cabeza?

La cabeza [sonríe]... Para meterte en un embolado como este la tienes que tener bien amueblada. Sobre todo, porque el Dakar es la prueba más extrema y fascinante que hay en el mundo. Con constancia, sacrificio y no rindiéndote las posibilidades de salir adelante son muchas. ¡Es una ley de vida!

Cada uno vive su carrera y la mayoría sueña con cruzar la meta… Yo no veo a Sainz en toda la carrera; él va a lo suyo, yo voy a lo mío…"

¿Ésa es una lección aplicable a un enfermo de cáncer de mama?

Éste es mi quinto Dakar –dos en África– y yo soy piloto, llevo desde el año 80 compitiendo, pero la aventura me pone... El hecho de ver cómo puedo salir del problema en el que nos hemos metido me genera una agitación importante. Cuando volví en 2023 le propuse a Brigitte (Gypen) participar con un  buggy rosa para visibilizar la enfermedad a través del proyecto Dakar por la vida.  

La experiencia con el buggy rosa no fue demasiado positiva...

...fue un desastre [ja, ja, ja]. Los siete días que estuvimos en competición nos metimos en la mierda, con perdón... Fueron cayendo las desgracias una tras otra hasta que nos retiramos. Lo que pasa es que yo soy una de esas personas que cuando le parten la cara vuelven a levantarse. Aún no había regresado a casa y ya tenía claro que quería repetir. 

¿Y ahí fue cuando apareció el mastodonte rosa?

La difusión que había tenido la carrera del buggy rosa en el Dakar fue brutal y la reacción fue volver a intentarlo, pero con un camión. Yo no había pilotado nunca uno, pero sí me llamaba la atención ver a esos gigantes en medio del desierto. Insisto, por muy fuerte que sea el puñetazo que me haya tirado al suelo, yo siempre procuro ponerme en pie otra vez: me levanto, me limpio el polvo y digo tan poco fue tanto [ja, ja, ja]. Yo no quería ir con el buggy y en ese momento fue cuando apareció la opción de TH -Trucks (4x4 Assistance Rallies), que en principio parecía que no iba a pasar de una locura más pero que, poco a poco, se fue convirtiendo en esta realidad.

¿Quién encontró a quién?

Estaba aparcado y pregunté por él. Me dijeron que era un clásico del Dakar y fue un amor a primera vista. A mí siempre me gustó la idea de conducir un camión de competición, pero no tenía carnet. A pesar de no tener ninguna experiencia medio convencimos a Alberto, que es un piloto que estado en el Dakar con un Scania de mil caballos, [entre Rafa Lesmes y Susana, la mujer de Alberto] para que aceptara cedérmelo. Me propuso participar en el Classics África antes de tomar una decisión. La prueba no salió mal, porque quedamos primeros, y empezamos a trabajar con el que hoy es el elefante rosa.

Estar en el Dakar es como ir a cenar a un restaurante con tres estrellas Michelin; pagas 300 o 400 euros por un menú degustación, pero te lo llevas puesto"

¿Al Dakar no se puede ir con una mano delante y otra detrás, es decir, hace falta dinero para competir?

Sí, mucho dinero. Ir al Dakar conlleva tener un presupuesto alto. El nuestro, por ejemplo, ronda los 200.000 euros al año, que es lo que se gasta un equipo que lucha por la general en neumáticos. Somos de los más apretados que vamos si nos comparamos con los pata negra que van por delante… Cuando le cuento que voy con esas condiciones económicas se descojonan, pero es lo que hay. Estar en el Dakar es como ir a cenar a un restaurante con tres estrellas Michelin; pagas 300 o 400 euros por un menú degustación, pero te lo llevas puesto. No es una competición cara, pero sí que cuesta mucha pasta. Lo que tienes que tener claro es que la experiencia que vas a vivir no se paga ni con todo el dinero del mundo.

Estar entre los Carlos Sainz, Nasser Al Attitah, Sébastien Loeb o Stéphane Peterhansel debe ser una experiencia casi religiosa.

Cuando logras encontrarte con ellos sí que lo es, pero hay jornadas en las que ni los ves. A lo mejor con algo de suerte pillas alguno de refilón cuando llegas a un vivac [campamento base], pero en ese instante de descanso no vas a ir a molestar a nadie. En el Dakar hay 450, que son los participantes que toman la salida. Cada uno vive su carrera y la mayoría sueña con cruzar la meta… Yo no veo a Sainz en toda la carrera; él va a lo suyo, yo voy a lo mío…

¿Te has perdido muchas veces?

Unas cuantas. Lo raro sería ir a un Dakar y que no te perdieras. Te pierdes mil veces a lo largo de toda la carrera porque en nueve mil kilómetros en medio de la nada hay terreno suficiente para perderte. Todos los días caes en trampas y en agujeros que no sabes cómo salir de allí. La grandeza de esa prueba es poder sortear obstáculos imposibles.

Antes hizo una referencia a Miguel de la Cuadra Salcedo para exaltar el valor de la aventura sobre la competición.

La convergencia del deporte con la responsabilidad social para mí es algo nuevo, pero todo esto nació de una manera espontánea y altruista para visibilizar los efectos el cáncer de mama. Incluso, hay muchas personas que han tenido conocimiento de esta enfermedad en hombres [que afecta a un 2% de los diagnósticados] a través del proyecto Dakar por la vida. A mí me gustaría llevar en el camión la imagen de veinte fundaciones, pero no podemos. Si lo hiciéramos no seríamos resolutivos y no llegaríamos a los puntos a los que queremos llegar. Esto tiene un gran espíritu de aventura, que es el que nos enseñó De la Cuadra Salcedo, y exige muchos pequeños esfuerzos para ser eficaces. Para mí es una victoria que una persona acuda a una consulta para detectar un cáncer precoz. Si eso pasa, las posibilidades de éxito van en aumento y, sobre todo, le ahorramos mucho dinero a la sanidad, que se puede dedicar a la investigación. Esto es una carrera de fondo en la que podemos participar todos: yo llevo el camión, pero conmigo van muchas personas que conocen de cerca las secuelas del cáncer de mama.

Nuestro presupuesto ronda los 200.000 euros al año, que es lo que se gasta un equipo que lucha por la general en neumáticos. Somos de los más apretados que vamos si nos comparamos con los pata negra que van por delante…"

Ganadores en 2024

Rafa Lesmes y su equipo CUP 59 fueron los ganadores del Dakar en la categoría de Camiones Clásicos, y novenos de la general. A lo largo de su extensa trayectoria deportiva ha participado en el Camel Trophy y en el Rally Dakar. Antes, probó fortuna en el campeonato de Rallys de Asfalto de Canarias y en el Rallys de Tierras de Canarias. También ha pilotado su Mercedes Benz en el Rally de Los Faraones de Egipto.

Tracking Pixel Contents