Derrota inocua, entrada histórica

La UDG Tenerife pierde por 0-6 ante el Barcelona en un Heliodoro Rodríguez López que registra la mejor asistencia de público para un partido de fútbol femenino en la Isla

Claudia Pina junto a Clau Blanco y Thaís.

Claudia Pina junto a Clau Blanco y Thaís. / LaLiga

Julio Ruiz

Julio Ruiz

Caer por 0-6 puede ser normal cuando se juega ante un equipo que ni empata ni pierde en la Liga F, que lleva 51 triunfos seguidos en esta competición –por supuesto, todos los de la presente temporada–. Es lógico si el rival es el Barcelona. Ala UDGTenerife le tocó este domingo dejar pasar esa jornada en la que sabe que no va a sumar. Da lo mismo hacerlo en el Johan Cruyff, en La Palmera o, como pasó esta vez, en el Heliodoro Rodríguez López. No hay manera de competir de igual a igual contra un adversario tan superior –a todos–. Ni cambiando el dibujo táctico, ni esforzándose para no perder la concentración, ni teniendo más suerte que otras veces... Para el Granadilla, la ventaja estuvo en que este desenlace, asimilado de antemano, no tuvo consecuencias clasificatorias. Sigue con un margen de cinco puntos con los puestos de descenso.Y no es poca cosa, teniendo en cuenta el exigente mes de enero que ya va dejando atrás.

Tampoco es insignificante el aspecto que tuvo el estadio capitalino. De hecho, se registró la mejor concentración de público con motivo un partido de fútbol celebrado en la Isla entre equipos femeninos: 8.115 espectadores que dieron vida a las gradas laterales. Se supone que la presencia del Barça ayudó mucho a que fuera así.

En cualquier caso, los asistentes fueron testigos de un encuentro dominado de principio a fin por el campeón de las tres últimas Ligas. Las de Jonatan Giráldez salieron a resolver pronto. No dejaron que la UDGTenerife entrara en calor. A los 11 minutos ya iban ganando por 0-3. La esperanza de sorprender al líder, si es que llegó a existir, se esfumó enseguida. El Barcelona no tuvo que esperar mucho para superar con precisión y sutileza la frágil oposición local.Un pase filtrado de Bonmatí dejó sola a Claudia Pina para que batiera a Noelia con un disparo cruzado en el 4’. Poco después, en un constante rondo barcelonista dentro del campo tinerfeño, cayeron el segundo, con un remate de cabeza de Asisat Oshoala, y el tercero, de nuevo con la firma de la nigeriana.

José Herrera se había decantado por reforzar la habitual línea de cuatro defensas con una jugadora más, pero la apuesta no funcionó, al menos en un primer tiempo que terminó con 0-5 después de que Oshoala besara el césped del Heliodoro con su hat-trick –27’, tras un regalo de Clau– y Bonmatí dejara su tarjeta de presentación con un taconazo a pase de Guijarro. Un festival rutinario para ellas.

Pero, claro, ¿cómo se consigue minimizar a un oponente con tantos recursos?¿De que manera se contrarresta a un rival tan potente? El Granadilla tomó el camino de poblar la defensa, pero con ello se descubrió en el medio. No existía el antídoto perfecto. Para colmo, tuvo problemas para tapar su banda derecha, a pesar de tener en ese costado a dos especialistas, Aleksandra Zaremba por delante de Clau Blanco. El Barcelona, dueño de la posesión y cómodo en su manejo, detectó esa vía de entrada e insistió con la carrilera Rolfo y la atacante Mariona. Imparables durante más de media hora, hasta que el técnico local ajustó con Zaremba por detrás de Clau. A esas alturas, el partido ya estaba decantado. Porque el Barcelona ganaba por 0-4 y el Granadilla no pisaba el campo contrario. María José y Koko luchaban demasiado solas, atentas a la caza de algún contragolpe que nunca llegó, alejadas de Sandra Paños, que era una espectadora más. La guardameta visitante intervino por primera vez en el minuto 36 para dejar en nada una falta lateral lanzada por Paola Hernández. De hecho, la UDGTenerife no llegó a tirar a puerta en todo el partido, ni fuera ni dentro. Lo más parecido a un remate fue un golpeo lejano, desde la mitad del campo, tras el saque de centro posterior al sexto gol azulgrana, a unos segundos del final del partido. Bronze había aprovechado el alargue para sellar la media docena desviando el balón con la frente para batir a una Noelia Ramos que, pese al chaparrón, fue la mejor de su equipo. Poco pudo hacer en los seis goles y evitó alguno más. Porque el Barcelona no se conformó en ningún momento. Como si no supiera jugar a otro ritmo, siempre elaboró con la intención de aumentar su renta enlazando una ocasión tras otra. Puede que no fuera resolutivo con el paso de los minutos, sobre todo al tener claro que ya no se le iba a escapar el triunfo, pero siempre quiso más. Ahí se encontró con una UDGTenerife algo más fiable en defensa en la segunda mitad –entró Estella tras el descanso– y no pasó del 0-1 en una parte del encuentro en la que brilló Claudia Pina con varias intervenciones de alta escuela. En una envió el balón al larguero después una asombrosa jugada individual premiada con los aplausos del público tinerfeño. Un público dispuesto a compensar también cualquier señal esperanzadora de las blanquiazules, un despeje, una arrancada, un duelo ganado... A falta de ocasiones de gol, se fue conformando con eso. Pero el partido se le hizo demasiado largo al Granadilla, y el campo se le hizo demasiado grande. Lo de jugar en el Heliodoro está muy bien, pero fue todo un regalo para un equipo como el Barcelona. Se supone que habría sufrido más con la superficie y con las dimensiones de La Palmera.

En definitiva, goleada sin reproches y con justificaciones de sobra, una derrota inocua que deja una entrada de público histórica.

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