Para saborearla. El Tenerife Libby’s La Laguna consiguió este sábado un triunfo muy sufrido ante el Sayre Mayser CC La Ballena (3-1), que empezó por delante en el marcador (19-25). El desempeño de las centrales Avie Niece y Meg Wolowicz, con 18 y 14 puntos, respectivamente, y el liderazgo de Lisbet Arredondo, encarrilaron un tanteador que siempre fue ajustado. Al final, tres puntos más.

La igualdad fue la tónica dominante en el partido, y eso se dejó notar desde los primeros compases. Ni uno ni otro conseguían irse a más de dos puntos de diferencia. El Sayre logró ser pragmático buscando manos en sus peligrosos contraataques (12-12). Uno y otro conjunto sabían que la clave estaba en imponer su ley sobre la red; no obstante, ninguno de los bloqueos era lo suficientemente sólido como para frenar a sus oponentes.

Y el cuadro grancanario hizo lo más difícil: marcharse en el marcador y neutralizar un tiempo muerto que solicitó Juan Diego García con 17-19. Blanca Martínez y Domingas Soares eran un martillo sobre las manos blanquiazules, que no conseguían estabilidad en su juego. El técnico onubense volvió a detenerlo (18-23), pero el elenco de Avellaneda tenía una inercia positiva muy difícil de desbaratar (19-25).

Recuperar la identidad como equipo era capital para las leonas. Y es que más allá del bloqueo, debían mejorar la recepción ante el sobresaliente saque de las amarillas, que terminaron el encuentro con 6 puntos directos. Y poco a poco, con Julie Lengweiler como mayor exponente en zona dos, comenzó a enderezar el rumbo el Tenerife Libby’s, que metió la directa (11-8).

Pero no sería sencillo, y es que el Sayre Mayser volvió a demostrar ser un equipo en clara progresión. Defensa solvente y ataques agresivos, ahora bajo la dirección de Guilabert, que sustituyó a la exblanquiazul Araco (23-21). Había que pelearlo y, sobre todo, responder, por momentos, con la misma estrategia del equipo de Avellaneda. Y así se fraguó el 1-1, materializado por Belly Nsunguimina, que irrumpió por zona 4 (25-22).

Y el guión seguía por los mismos derroteros. No había cambiado nada, la igualdad era máxima, pero el Tenerife Libby’s supo sobrevivir en la vorágine que había creado el adversario, que se encontraba muy cómodo cada vez que las locales atacaban por las alas –sufrían cuando Avie o Meg aparecían por dentro– (16-16).

La importancia del tercer set quedó patente en los tiempos muertos solicitados por los dos técnicos (con 21-19 y 23-21). La derrota en este tiempo se pagaba caro, como los errores no forzados y el Sayre arriesgó en demasía con un paralelo que se fue ancho (25-22).

Pero no estaba todo decidido. Y es que el Sayre La Ballena seguía en el partido. Las de Avellaneda decidieron incidir por el centro, con zagueros y penaltis donde apareció Beatriz Novoa (10-14). Ya lo había adelantado Juan Diego García en la previa: el Sayre era un equipo en crecimiento y que había mejorado en las últimas jornadas. Mantenerlo a raya era tan complicado como recortarle distancias cuando comandaba el marcador (17-19).

Y entonces Belly, una vez más por cuatro; y un error de Marta Hurst, propiciaron un esperanzador 22 iguales. Al Sayre le pudo la presión y se desvaneció tras un 23-24 a favor. El Tenerife Libby’s, espoleado por una afición entregada, sacó todo su potencial desde el saque y no desperdició el segundo punto de partido del que dispuso (27-25).