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El penúltimo adiós de Ayoze

El portuense sale a hombros tras su último partido en Estados Unidos y recibe una oferta para ser entrenador | «Hasta ahora, nunca había tenido una despedida buena»

Ayoze, en imágenes correspondientes a esta temporada. E. D.

Partícipe del último ascenso del CD Tenerife a Primera, Ayoze García disfruta de los sorbos finales de una excelente y muy intensa trayectoria como profesional. Hace unos días concluía una prolífica estancia de cinco temporadas en los Indy Eleven y recibía un afectuoso tributo por parte del club. Aún no ha decidido si se retira o sigue.

A Ayoze García Pérez (Puerto de la Cruz, 1987) le dura aún la resaca emocional de un día inolvidable. Hace una semana era despedido, «por decisión propia» y con todos los honores, en el Indy Eleven, equipo representativo del estado de Indiana en una de las ligas norteamericanas más importantes (la USL Championship), y habiendo dejado huella en compañeros, aficionados y directivos. Tanto es así que le han dejado «las puertas abiertas para lo que quiera», desde el deseo de que acepte una proposición de los dirigentes americanos para iniciar con ellos su carrera como entrenador.

Cuenta Ayoze que el momento del adiós fue imborrable. «Para mí fue algo espectacular después de cinco años en este club. Con estos colores he conseguido muchas cosas a nivel particular y colectivo; y la despedida fue como la que todo el mundo sueña, con el cariño de los aficionados y pudiendo hacer lo que más me gusta», relata al teléfono.

Ayoze García, junto a su familia y una camiseta que representa sus más de 100 partidos con los Eleven. | | E.D.

«Las despedidas siempre suelen ser tristes, pero para mí fue una pasada. Sobre todo porque fui yo quien tomó la decisión. Me voy con el respeto de los demás jugadores, el total apoyo del club y el afecto de toda la gente de Indiana. Ver lágrimas en los ojos de los demás es algo que siempre me llevaré en el corazón», confiesa.

Para el ex del CD Tenerife y Real Sporting, entre otros clubes, lo más emotivo de su último partido fue poder disfrutarlo al lado de su esposa e hijos. «Esta experiencia ha sido una lección de vida para mí y para ellos. El día del partido estaban superfelices y de algún modo han visto que, si haces las cosas bien y eres honesto, al final recibes lo que mereces. Ahora, a ver qué nos depara el futuro más inmediato», sugiere.

Llegó con dudas

García, que llegó a Estados Unidos con un contrato provisional (de seis meses de prueba en el histórico Cosmos), ha ido probando fortuna en diferentes franquicias hasta asentarse en Indianápolis. «Ésta no es una liga grande europea pero sí un campeonato con mucho talento, muy físico y competitivo. Te aseguro que es difícil competir al lado de niños de 20 años casi a mis 36, pero todo lo conseguido ha sido en base al sacrificio y al esfuerzo. Creo que no hay más secreto que haber sido profesional, siempre con el respaldo de mi familia para que pudiera cuidarme, descansar y estar a la altura», dice.

El penúltimo adiós de Ayoze

Y aunque en un primer momento tenía claro que ésta sería la última estación de su carrera futbolística, ahora se ve con gasolina para más. «La decisión viene porque mi cuerpo tal vez me estuviera diciendo que llegaba la hora de dar un paso al lado y enfocar mi trayectoria hacia otros derroteros, pero en el tramo final de la temporada he hecho goles, le he dado la vuelta a la situación... y pienso que tengo fútbol para una última aventura más. Estoy seguro de que cosas buenas van a venir, porque también tengo otras opciones», afirma en alusión velada a esa proposición de los Eleven para asumir un cargo como técnico.

«Es difícil cambiar la mentalidad y pasar al otro lado. Yo me veo como para seguir compitiendo, así que es una situación que tengo que valorar bien con mi familia. También es verdad que aquí he dejado las puertas abiertas para lo que quiera», subraya. Y a la hora de hacer balance, todo son conclusiones felices. «He disfrutado mucho de esto y siento que mi familia ha sacrificado mucho para que yo pudiera cumplir mis aspiraciones; ahora que echamos la vista atrás, podemos decir que todo ha ido bien», celebra.

En cuanto a sus próximos pasos, tiene pendiente para noviembre un viaje a Tenerife para visitar a la familia y una decisión pendiente, que no puede demorar mucho más tiempo. «Creo que no dejaré de jugar de la noche al día», afirma, a modo de indicio. «Llegué con un contrato por medio año y sin saber lo que iba a encontrarme; transcurrido el tiempo, puedo decir que esta experiencia que parecía una locura ha servido para dar a mi familia un futuro mejor. Aquí, hemos sido felices», concluye. Ahora, empieza otra etapa.

Una carrera de 18 años en la profesión

«De las malas aprendes más que de las buenas. Estoy feliz de lo que he conseguido y de haber dejado un buen recuerdo entre compañeros, técnicos y aficiones», afirma Ayoze, cuyas palabras se parecen mucho al balance final de una carrera próxima a quedar cerrada definitivamente. Fue canterano del Tenerife, estuvo cedido en la UD Las Palmas, emergió como una bocanada de aire fresco necesaria en el primer equipo blanquiazul, paladeó las mieles del ascenso de Montilivi y firmó por un Primera como el Sporting. «Nunca tuve una despedida buena», bromea tras haberla encontrado en Indiana.Estos días, compañeros y técnicos suyos le rinden honores a través de las redes. «El teléfono no ha parado; estoy sinceramente muy agradecido», afirma.

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