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ciclismo | Vuelta a la Isla de Tenerife

Un maillot que se entrena

Édgar Magdalena, del Loro Parque, fue el mejor canario de la reciente ronda, mención en la que sucede a Sergio Álvarez, actual compañero de equipo... y su preparador

Édgar Magdalena celebra su maillot de mejor canario de la Vuelta a Tenerife. | | E.D.

Hasta el parón por el covid, Sergio Álvarez parecía haberle cogido el gusto de portar el maillot blanco que acredita al mejor canario de la Vuelta a Tenerife. Ganador del galardón en 2018 y 2019 cuando militaba en el Rías Baixas, el orotavense no llegó en su mejor forma a este tramo de la temporada y se quedó fuera del seis del Loro Parque para la ronda en 2022. Después de las tres etapas, su sucesor fue el gomero Édgar Magdalena, actual compañero en el Loro Parque Los Silos Natural... y a la vez pupilo de su antecesor. «Tengo que darle las gracias al trabajo que hace conmigo, porque ha sido uno de los responsables de este buen rendimiento», afirma el ciclista de Vallehermoso, «muy contento» por un galardón por el que «pretendía luchar» pero que «no esperaba ganar».

La relación de Magdalena con el ciclismo tuvo un comienzo tardío, ya que, con 29 años, apenas lleva seis montando en bici. «Antes jugaba a fútbol, pero en mi pueblo se creó un equipo, El Fogueo. Ahí empecé a salir, me gustó, vi que tenía posibilidades de destacar en Canarias, y poco a poco he ido a más hasta dedicarme por completo a la bici», explica Édgar sobre una evolución le ha llevado a «entrenar seis días a la semana y dos o tres horas diarias». «Primero estuve una temporada en el Pelotón Tenerife, y llegué a competir en la Península, pero era muy sacrificado porque todavía vivía en La Gomera, trabajaba de 7 de la mañana a 6 de la tarde y los viajes suponían un sacrificio enorme», recuerda sobre su primer salto de calidad.

Hace cuatro años le llegó la posibilidad de «fichar con el Loro Parque» y mudarse a Tenerife. Ahora compagina su actividad laboral –trabaja en Decathlon– con sus salidas en bicicleta. Un esfuerzo que le genera «más pérdidas que ganancias», pero que, a fin de cuentas le «vale la pena porque es lo que a uno le gusta». «Aunque es cierto que muchas veces se convierte en un gran sacrificio, sobre todo porque le quito tiempo a mi pareja y a mi familia para poder dedicarme a esto», añade. Aunque se arrepiente de no haber «empezado antes a montar en bici como hace muchos niños», Magdalena dice «haber disfrutado» de estos últimos años y hasta cierto punto se resigna a saber que las competiciones isleñas son, como para la mayoría de ciclistas canarios, una barrera infranqueable.

«Es complicado ser más competitivo cuando te comparas con los ciclistas de la Península, que como mínimo hacen 50 o 60 carreras al año, mientras nosotros nos quedamos, como mucho, en unas 15», se lamenta Édgar, que también echa en falta más kilómetros en las rutas oficiales. «Aquí se organizan circuitos de 50 o 60 kilómetros, a lo sumo 90, mientras que en la Península las carreras en línea tienen más de 130. Y al final eso es lo que te permite ir a más», argumenta el de Vallehermoso, ganador del Regional de crono este curso y vigente líder de la Copa Cabildo, de la que restan tres pruebas.

Mientras trata de redondear el que puede ser, hasta ahora, su mejor año sobre la bici, Magdalena pone en valor la ayuda recibida en sus logros. Como la de «la tienda Teidebike; la de Gabriel, mi masajista; la de mi novia, que es la que me aguanta; y también la de Luis y Sergio Alde, los técnicos que nos acompañan en las salidas de cada domingo». El de Édgar es solo un ejemplo más de cualquier otro ciclista amateur canario. El de un deportista abnegado y sufridor, y que da continuidad a su pasión gracias a la ayuda de los que le rodean.

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