Una semana después de anunciar que ha empezado la lucha contra el linfoma de Hodgkin que le diagnosticaron este verano, Kirian Rodríguez dio más detalles ayer en una entrevista concedida a la emisora de radio oficial de la UD Las Palmas, club al que pertenece.

El futbolista tinerfeño, de 26 años, contó que su respuesta tras la primera sesión de quimioterapia que pasó, fue óptima. «El cuerpo la aceptó bien y sigo haciendo una vida normal, dentro de lo que cabe», indicó el deportista, que trata de mantener su rutina. Reside en Gran Canaria, pone el despertador a la misma hora e incluso acude con frecuencia a la Ciudad Deportiva de Barranco Seco, donde se ejercita la UD Las Palmas. «Cuando me dan quimioterapia, el club me permite no ir, pero me levanto a la misma hora y estoy allí, con ellos, para desayunar y ver los entrenamientos, y si tengo que hacer 45 minutos de bicicleta, los hago», añadió dando una lección de entereza. «Intento mantenerme para que la readaptación sea menos complicada», destacó.

Tanto para el jugador tinerfeño como para su familia, este cruce de caminos con un cáncer fue toda una sorpresa. Apareció de repente. «Cuando terminó la temporada pasada, acabé bastante bajo de defensas. Me diagnosticaron coronavirus, lo superé y dejé de tomar el suplemento que me había recomendado el club, pero los valores siguieron cayendo. Me notaba cansado. Iba a jugar con mis amigos al pádel y me sentía débil. Además, había perdido el apetito y bajé de peso. Al comenzar la pretemporada, informé al club de lo que me estaba pasando», contó.

Kirian se dio cuenta de que algo estaba fallando. «No tenía apetito. Cero. Me sentaba en la mesa y notaba un sudor frío. Estaba incómodo. El estómago me apretaba mucho», reveló. «Conozco mi cuerpo y pensé que algo tenía que estar mal, sobre todo cuando empecé a entrenar con el equipo y me veía cansado», continuó el jugador.

De ahí, a las pruebas médicas. «Me empezó a molestar el riñón. Pensé que era una infección de orina o una piedra, pero en la ecografía se detectó que tenía el bazo inflamado y el calcio muy alto; ahí sí se asustaron un poco los médicos: pensaron que era una bacteria», explicó Rodríguez, quien desconocía en ese momento el verdadero motivo de su dolencia.

«La primera biopsia no fue muy concluyente. Me hicieron la de la médula y otra para sacar un ganglio, y ahí empezaron a sospechar que podía ser un linfoma, pero no sabían de qué tipo era», recordó el centrocampista, quien no tardó en ponerle el «apellido» a su enfermedad: era un linfoma de Hodgkin. «Empecé a investigar, busqué de todo», reveló Kirian, cuya primera reacción fue la de preguntar cuándo iba a empezar el tratamiento. «He podido descubrir que miles de personas han superado este problema y que los tratamientos han avanzado un montón en los últimos años; y me lo intento tomar lo mejor posible», aseguró sin perder la sonrisa.

«Cuando te enteras, te lo replanteas todo», comentó al hacer alusión a la influencia de la enfermedad en su carrera deportiva. «Piensas: vaya momento, justo cuando empiezas a asentarte en el equipo, pero como la vida no la elegimos, cuanto antes empieces, antes terminas», declaró Kirian, a quien le da «pena» mirar un balón y no poder jugar. «Pero debo tener calma, como si tuviera una lesión», dijo.