Con ‘P’ de premio. Así se escribe la carrera del futbolista canario más determinante de este tiempo. A Pedri González se le resisten los títulos, pero amontona un sinfín de reconocimientos personales que permiten adivinar una carrera de leyenda.
Pudiera parecer que Pedri González López (Tegueste, 2002) lleva una vida entera en el fútbol profesional. Todo ocurre a velocidad de vértigo y los renglones de su biografía se escriben a toda prisa, como si no hubiese momento para la pausa. La habrá ahora que se ha lesionado y acaba de forma abrupta su segunda temporada en la élite. La de su consolidación. Pero en realidad hace apenas año y medio desde que se estrenó en Primera -su primera titularidad data de octubre de 2020- y tan solo han transcurrido doce meses desde su estreno con La Roja.
Llamado a marcar una época y fijar una frontera en el fútbol nacional, elegido para ser bandera de una generación de futbolistas y protagonista de comparaciones grandilocuentes -primero con Iniesta, luego incluso con Zidane o con los más grandes del balompié contemporáneo-, se desconoce cuántos títulos llevará Pedri a su palmarés y si está en disposición de acercarse (o mejorar) a su gran referente canario, Pedro Rodríguez, al que saludaba desde la admiración hace tan solo un par de semanas en la visita del «campeón de todo» al vestuario del Barça.
En menos de doce meses se ha hecho con el Trofeo Kopa, el ‘Golden Boy’ y el premio Aldo Rivera
Ahora bien, mientras espera la hora de los títulos que se le resisten (de momento, solo una Copa del Rey con el conjunto culé y la previsión de sumar cero entorchados esta temporada), lo que se amontona en su currículo son las distinciones individuales. Algunas simbólicas, pero de mucho valor, como que en apenas un año de internacionalidades se haya adjudicado un dorsal de tanto peso como el 10. El que antes lucieron solo figuras icónicas: Raúl, Morientes, Bakero, Martín Vázquez, Juan Señor, Míchel o Luis Suárez, éste último el único Balón de Oro de la historia del fútbol nacional.
Nadie puede dar por hecho que Pedri vaya a conquistar también el más prestigioso de los trofeos a los que aspira un futbolista. Pero si alguien en España puede lograrlo, es solo Pedri. A su temprana edad ya ha estado entre los finalistas. Y ha hecho historia también en su Canarias natal. De hecho, fue el primer isleño en participar en el torneo olímpico de fútbol desde los Juegos de Munich. En Tokio saboreó una plata de ley, al cabo de un año maratoniano.
El segundo puesto en el país nipón causó en Pedri una gran decepción, consciente de que ya probablemente no tenga más oportunidades de acudir al escaparate singular de unos Juegos. Le esperan otros retos, como repetir en una Eurocopa donde ya dejó su sello. Lo hizo a lo grande. Fue escogido para el once ideal y nombrado mejor futbolista joven del torneo, con amplia distancia respecto a todos los demás.
Acabado con brillo su doble reto veraniego (Eurocopa y Juegos), llegó una recompensa larga en forma de reconocimientos a su menuda pero providencial figura. Los más importantes, el Trofeo Kopa que se entrega al mejor jugador menor de 21 años en todo el mundo; y donde Pedri sucede a los superlativos Mbappe (2019) y De Ligt (2020); y por supuesto el Golden Boy, donde el de Tegueste incrustaba su nombre en un palmarés donde brillan solo futbolistas talentosos. Desde Pogba a Haaland; de Agüero a Joao Felix; de Messi a Balotelli. Se convertía en el primer español desde Isco en ser elegido, en su caso casi con unanimidad.
Otros honores han sido simbólicos pero no menos relevantes, por ejemplo lucir el 10 de ‘La Roja’
Pero no es González un futbolista que brille solo entre los jóvenes. Lo hizo el curso pasado con tanta influencia en el juego colectivo del Barça que recibía hace solo un par de semanas el premio Aldo Rovira al mejor futbolista del plantel, que había acaparado Messi casi en exclusiva hasta su partida al PSG (seis títulos) y donde Pedri se imponía a todos los demás jugadores azulgrana para ganarlo por vez primera, quién sabe si la primera de muchas.
Así que ahora que tiene vacaciones anticipadas y la previsión de afrontar tiempos cruciales, como el Mundial de Catar que viene, Pedri puede estar más que orgulloso de la velocidad con la que se ha convertido en niño de los récords.
Hasta el momento había imantado la atracción del fútbol mundial por su talento con la pelota, por su precocidad (porque llega antes a todos lados), por su capacidad para ser decisivo en las grandes ocasiones y eventos, y también por los elogios superlativos de compañeros y entrenadores. Que igual hablaba maravillas de él Luis Enrique que Latorre, Gary Lineker que Andrés Iniesta. Pero ahora ya es evidente su influencia en el fútbol. El del Barça, el de la selección y el de este tiempo. Así lo acreditan los récords, los premios, las distinciones. Pero lo hace desde la normalidad. El niño que dejó su huella con el balón en las paredes del pueblo es ahora protagonista con P de Pedri. De todos los partidos y todas las ocasiones. Pero sin petulancia, sin un solo atisbo de haberse mudado de la modestia. La normalidad es su otro gran premio.
