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Un Mundial ‘chicharrero’

La mitad de la selección española –más su técnico– está compuesta por tinerfeños

Andrés, Víctor, Acorán y Atenery, antes de un entrenamiento.

Cuatro de los ocho integrantes de la selección que participará en el Mundial de Uzbekistán salieron del CRHde La Laguna. Bajo su batuta, otro de Aguere, Víctor Galván. 

En cualquier deporte, que la mitad de una selección esté conformada por integrantes de un mismo club levantaría una polvareda de sospechas y críticas. Que le pregunten, si no, a Luis Enrique con la absoluta de fútbol. Esto es lo que sucede también con la selección española que participa desde mañana en el Mundial de Taskent (Usbekistán)... pero solo con la primera parte del teorema. Y es que de los ocho convocados, cuatro han salido del Centro Regional de Halterofilia situado en La Laguna, tres de ellos tinerfeños –Andrés Mata, Atenery Hernández y Acorán Hernández– y una majorera, pero ya con pasaporte de Aguere, Ilia Hernández. A su mando se estrena como seleccionador otro natural de las ciudad de Aguere, Víctor Galván.

Aquí, la suspicacia en la segunda mitad de la ecuación pierde valor enseguida. Lo hace porque Galván ha llegado a su puesto tras situar en la élite nacional, después de un denodado esfuerzo de casi dos décadas, a su club. Y básicamente, porque su citación para este evento mundialista nada tiene que ver con querencias o amiguismos. «Ahí estaban para todos unas marcas mínimas que se pusieron, y los que van al Mundial es porque las superaron», explica el entrenador tinerfeño, en su cargo nacional desde el 1 de septiembre, pero que todavía trata de hacerse «al frío de Madrid». «Yo siempre me quejo del frío de La Laguna, pero es el frío de mi casa. Este es un frío extraño», comenta entre risas.

En un arranque de postín, pero aún fuera del que será el ciclo olímpico clasificatorio para París 2024, Galván admite afrontar esta cita «tranquilo», y solo con cierta «curiosidad por saber el efecto que han podido tener estos tres meses de entrenamiento», un periodo en el que sin romper por completo con lo anterior –sustituye a Matías Fernández, en el cargo los 13 últimos años– sí ha tratado de implantar su «forma de ver la halterofilia». «No es que sea especial, pero sí diferente a la que se llevaba. Antes no se hablaba con los atletas, más o menos cada uno hacía lo que quería, y solo se ponía gran interés en los buenos. Ahora he tratado de hablar, trabajar y apoyar a todos», explica como tarjeta de presentación.

Para Galván, la presencia de cuatro conocidos en la nómina mundialista de su estreno es, básicamente, «un reflejo del trabajo que se ha hecho a lo largo de estos años». Pero también representa «un orgullo» el hecho de que «se reconozca un poco más y se haga visible la labor que se ha hecho desde el Centro de Tecnificación del Gobierno de Canarias».

Cuestionado por los suyos, Galván tenía fe en una de las debutantes, Ilia Hernández, a la que veía, «sobre todo en el dos tiempos, con opciones de acercarse a las medallas». Sin embargo, la majorera no viajará en plenitud de condiciones tras haberle «cambiado de calzado para ver si mejoraba el apoyo y la técnica, aunque al final le ha salido una sobrecarga en uno de los lados del dorsal y no ha podido entrenar muy bien». La otra fémina, Atenery –la primera en competir, el miércoles–, sí la ve Víctor «físicamente bien». Capacitada para «rozar marcas de récord de España», pero sobre todo en el trampolín «para acabar estando arriba en el próximo Europeo».

Entre los chicos, el toro es Acorán. Por estado de forma y motivación. Incluso más de la necesaria, hasta el punto de que el seleccionador ha «tenido, en ocasiones, que frenarlo». «Está de miedo y quizá sea el que mejor posición haga», reconoce abiertamente sobre el de Los Silos. «Haberse quedado fuera de los Juegos le marcará toda la vida, pero ahora trataremos de aprovechar esa rabia; que le dure dos años a ver si se clasifica para París», expresa como idea a medio plazo. Sobre Mata, Víctor admite que su largo parón tras Tokio hará que «no llegue al cien por cien». Con todo, el objetivo «es poner sobre la tarima lo que se ha trabajado», un esfuerzo para que la mayoría de la selección se reencuentre «con sus mejores marcas». Como mínimo...

En busca del relevo generacional

Con Lidia Valentín lastrada por las lesiones hasta el punto de no tener certeza de su regreso a la tarima, Víctor Galván arranca su andadura como seleccionador con una dificultad añadida, la de dar con un relevo generacional de garantías, en especial tras París 2024. «Desgraciadamente ahora mismo no lo hay», afirma con cierta resignación sobre «uno de los problemas de los que siempre» se ha «quejado». «Es que detrás de este gran equipo absoluto solo hay cuatro o cinco júniors muy interesantes que vienen empujando, aunque sí tenemos canarios y andaluces en Sub 17 y Sub 15 que prometen», explica el técnico lagunero, que espera sacar réditos de un fórmula que no sea discriminatoria. «Tratamos de no excluir a nadie de entrada para tratar de motivar a los deportistas y que se reactiven. El reto es que se enfoquen en metas concretas», añade el seleccionador.

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