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La cita de Taskent, un plus «para disfrutar» tras el año olímpico de Andrés Mata

Andrés Mata en plena ejecución de un ejercicio.

Su diploma en los Juegos de Tokio –el tercero seguido en una cita olímpica– ya justificaba un descanso hasta 2022 para Andrés Mata. Más aún si el Mundial se hubiera celebrado en noviembre tal y como está planificado en un principio. Pero su demora en el calendario le ha abierto la puerta al tinerfeño para un esfuerzo más. «No tenía muy claro si iba a prepararlo o no, pero con ese retraso, decidimos que sí», afirma el veterano halterófilo isleño que, eso sí, avisa no llegar a la cita de Uzbekistán en su mejor momento. «A mí me cuesta siempre arrancar y necesito más tiempo del normal, por lo que he llegado un poco más justito; a lo que hay que añadir algunos dolores que arrastro después de la paliza de este año», expresa Mata, que calibra en un «90 y poco por ciento» su estado de forma actual, tras «una preparación decente», pero en la que echa en falta «más tiempo para afianzar algunas cuestiones técnicas».

«No tenía muy claro si iba a participar en el Mundial; faltan por afianzar varias cuestiones técnicas»

Para valorar su estado real, el deportista caraqueño de nacimiento se ha probado «en la Copa del Rey» de este pasado fin de semana para comprobar cómo está «a nivel de técnica y consistencia», así como para «coger algo de confianza». Un test que ha servido de preámbulo a la cita mundialista, donde Mata espera ver ya algunos los resultados del reencuentro con el que fuera su mentor. «Yo empecé con él, desde 2005 a 2009», recuerda sobre sus primeros contactos con el entrenador Víctor Galván, antes de ponerse a las órdenes de su padre Manuel, «seleccionador en ese momento» pero con el que tuvo «una riña» que le hizo regresar con el hijo antes de su marcha definitiva a Madrid. «Ahora, diez años después, volvemos a encontrarnos, y se nota que entrena diferente y tiene otra forma de entender el deporte», comenta sobre el preparador nacional.

A la hora de fijar un objetivo en el Mundial, Mata solo se atreve a hablar de «una competición dura pese a la ausencia de China», y solo es capaz de marcarse como meta «el ir a disfrutar y hacer lo que mejor» sabe. «No voy pensando en puestos porque no me estoy jugando nada en este Mundial. En ese sentido estoy muy relajado, pero me gustaría que se note el trabajo que se ha hecho estos meses. Por mí y por todo el equipo de trabajo», explica Mata, que sí ve complicado alcanzar sus mejores marcas (162, 194 y 356), fijadas en el Mundial de Pataya en 2019. «Ahora mismo no pienso en Paris 2024. No me planteo nada a largo plazo, solo me centro en 2022», concluye el tinerfeño.

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