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Copa del Rey | Primera Ronda

El equipo alegre fue el que perdió

La Copa brinda su gran día de gloria a los estudiantes y currantes del Laguna

El equipo alegre fue el que perdió

Pese a perder, fue un martes memorable para la familia morada. Los jugadores no solo cambiaron sus colores sino también sus rutinas. Una experiencia extraordinaria

La Copa obró el milagro y por un día vistió de profesionales los currantes y estudiantes del Laguna. La calabaza del cuento se les hizo carroza tal y como habían imaginado los jugadores, que vivieron el cuento de la forma que lo soñaron. Los Mehdi, Alonso, Ale Matías, Alexis, Luca y compañía dejaban ayer a un lado sus quehaceres diarios, sus preocupaciones, sus desvelos y sus costumbres cotidianas. Esta vez sus pensamientos no eran sobre el máster de fin de grado, los exámenes que vienen, ayudar en el trabajo familiar o llegar tarde al entrenamiento de la noche.

El equipo alegre fue el que perdió

La eliminatoria con el Granada les igualaba a sus ídolos y les daba exactamente el mismo trato: las entrevistas en las televisiones, las llamadas de las emisoras de radio, la escolta policial para acceder al Heliodoro –sí, el estadio al que tantas veces acudieron de aficionados– y hasta la concentración en el hotel Escuela. «Como los del Tenerife», sugería el delantero Colangelo, emocionado y sin ocultar que le había costado conciliar el sueño. El sueño era lo que tenían frente a sus ojos: un graderío volcado por ellos, sus nombres sonando por la megafonía y el videomarcador anunciando el nombre de su Laguna.

El equipo alegre fue el que perdió Manoj Daswani

Comenzada la contienda, llegó el momento de que menudos y no tan menudos aparcasen el nerviosismo y la ansiedad. Se centraron en jugar. «Y en disfrutar», les recalcó Noe Dávila, que como capitán dio la última charla y ajustó las últimas indicaciones. «Seamos nosotros mismos», sugería el míster, Sergio Alonso, que recordó en voz alta que «este grupo se lo merece todo». Desde las atenciones que les dieron en los medios a la emoción que se encontraron en las caras de sus canteranos.

El embrujo de la Copa les hizo sentirse profesionales como los Luis Suárez, Milla, Gonalons o Molina que tenían enfrente. Fue una desconexión de dos horas que recibieron como el premio que era. Sin clases ni curros de los que preocuparse, su única motivación era disfrutar. Para seguir escribiendo la historia. Y si acaso, acordarse al final de pedirles a sus rivales las camisetas que el día de mañana les recordarán que esto no fue alucinación o espejismo. Que fue real que un día sus sueños de fútbol cobraron vida en el césped del Heliodoro.

Uno de los grandes reclamos del día era ver otra vez sobre el tapete del estadio a un jugador tan querido por la afición del Tenerife como el madrileño Milla. Fue recibido con aplausos y despedido con una ovación al ser sustituido. |

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