Más de 30 horas de desplazamiento han tenido que emplear Michelle Alonso y su técnico José Luis Guadalupe, para poder montar su cuartel general en Tokio. Una azarosa primera jornada que se inició con dos vuelos (Barcelona-Madrid-Tokio), para pasar luego, ya en suelo asiático, por el control de aduanas, un test de antígenos, tramitación de las acreditaciones y traslado por carretera hasta la villa olímpica. Tras dichos trámites la nadadora tinerfeña ya se encuentra concentrada en la capital nipona, donde el día 29 tratará de asaltar el que sería su tercer oro en unos Juegos dentro de los 100 braza.

Pero si el agotador traslado no fuera ya suficiente, la Sirenita se topó, ya en horario vespertino y nada más llegar a su habitación, con otro trámite inesperado, un control antidopaje rutinario (por el que pasan todos los participantes en los Juegos) que le impidió llevar a cabo su primer entrenamiento en la piscina en la que nadará en la prueba oficial. Tras el merecido y necesario descanso, Alonso sí podrá realizar hoy la primera toma de contacto con la pileta donde además tiene previsto llevar a cabo un test en su participación (el día 27) en los 200 libre. Además, Michelle ya cuenta las horas para que llegue el martes 24, día en el que ejercerá de abandera de España en la ceremonia de inauguración de estos Juegos Paralímpicos de Tokio 2020.