Michelle Alonso cuenta ya con las dos manos los días que le restan para competir en los Juegos Paralímpicos de Tokio. Después de una concentración de dos semanas en el CAR de Sant Cugat –en modo burbuja y condicionada por varias PCR que finalmente resultaron negativas–, la nadadora tinerfeña del Midayu emprendió ayer –previa escala en Madrid– vuelo a la capital del país nipón. Allí, concretamente el día 29, tratará de colgarse el que sería su tercer oro olímpico consecutivo tras los ya logrados en Londres 2012 y Rio 2016.

Viajó la Sirenita junto al grueso de deportistas españoles que participarán en la cita de Tokio. Pero lo hizo sobre todo en compañía de José Luis Guadalupe, su técnico –tanto en el club como en la selección– y que en estos últimos meses se ha convertido, más si cabe, en la sombra de Michelle para que la nadadora isleña llegue a esta cita en las mejores condiciones posibles. Estaba previsto que el vuelo directo a Tokio de ayer tuviera una duración de 14 horas, a lo que habría que añadir todos los trámites de aduana y acreditación, y un traslado a la villa olímpica (más de una hora por carretera) para completar más de un día entero de desplazamiento.

Tendrá ahora Alonso varios días para superar el lógico jet lag y llegar en un estado de forma óptimo a los que deben ser sus dos momentos más relevantes en Tokio. Por un lado, el día 24 (a partir de las 12:00 horas) su presencia como abanderada de España en la ceremonia de inauguración que tendrá lugar en el Estadio Olímpico. Pero sobre todo, su participación, el domingo 29, en los 100 braza, donde tratará de subirse de nuevo al podio como ya hiciera en las dos anteriores citas paralímpicas. Para ganar sensaciones en la piscina, está previsto que Alonso nade los 200 libre, lo que le permitirá liberarse de los nervios previos.