El palmero Samuel García se marcha de Japón con una rebosante satisfacción que desprende en cada una de sus reflexiones. A su primera experiencia olímpica solo le faltó la clasificación para la final, que rozó con la yema de los dedos y se le arrebató de forma injusta. Con todo, saca «solo conclusiones positivas» y se le ve eufórico antes de abordar el regreso a casa, previa escala en Doha.

«Las valoraciones son muy positivas», comenta a EL DÍA. «La idea con la que venía era correr y darlo todo, pero también vivir la experiencia olímpica al 120%, algo que ha sucedido con creces», relata el isleño.

«Tengo esas dos sensaciones: por un lado, competimos al máximo que pudimos ese día; y por otro, la semana que he estado en la Villa, que he entrenado y he ido al Estadio, todo lo he vivido lo mejor que he podido», celebra. Para él, acudir a unos Juegos era cumplir un sueño que tenía «desde niño». Y ahora, asegura que la realidad ha colmado todas sus altas expectativas.

«Me ha encantado la experiencia. Es la sensación de estar con los mejores de todos los deportes y todas las disciplinas», afirma. No en vano, ha podido compartir vivencias con algunos de los héroes de la delegación nacional y de forma muy especial con el medallista Pablo Carreño, con quien convivió minuto a minuto en la japonesa villa de Tokio.

«Para mí es un doble objetivo cumplido: vivir los Juegos, sí, y además vivirlos muy intensamente», cuenta. En esta entrevista, la primera que concede tras acabar su participación, escruta cómo fue el momento de verse fuera de la final (del relevo mixto 4x400), luego dentro y otra vez fuera.

«Fueron muchas emociones fuertes seguidas. Con la descalificación de un equipo éramos novenos; luego éramos octavos y estábamos en la final; y eso todo en tres o cuatro horas. Pero cuando salimos del control antidopaje nos comentan que probablemente van a recalificar a Estados Unidos, pese a que todos los equipos estaban en contra. Fue bastante claro que no debieron pasar, pero más allá de eso la sensación fue única para mí», aduce.

No hay mejor recompensa que estar en el mejor escaparate planetario y batir un récord, «porque eso significa que te has superado». Fue lo que hizo el cuarteto nacional. «Todos los relevistas luchamos y corrimos hasta el final. Y ahí está ese récord de España por más de cinco segundos», concluye. Aunque no tendrá demasiadas vacaciones porque todavía le faltan los Mundiales de Oregón y se dice «competitivo siempre», de momento sí que se propone paladear la experiencia brutal que acaba de vivir por vez primera. «Me lo he pasado pipa», completa.