Los Juegos de Londres valieron para que Andrés Mata rompiera el cascarón del anonimato. Conocido en el gremio de los halterófilos pero no para el gran público, aquella cita le brindó un aplauso unánime del público británico que no olvidará jamás.

¿Qué suponen para usted estos Juegos Olímpicos?

Pues para mí estar en los Juegos es lo más grande que puede pasarle a un deportista. En mi caso concreto, lo considero un regalo tras dos años durísimos a nivel de entrenamientos, dolor y lesiones. Ha sido muy complicado mantener el ritmo, sobre todo por la clasificación, que ha sido exigente. Pero he llegado en buena forma, te diría que de una manera decente; y estoy marcando un buen nivel en los últimos entrenamientos.

¿Qué espera de Tokio 2020?

Espero disfrutar la experiencia olímpica y ofrecer mi mejor rendimiento. Mi objetivo es quedarme contento, tanto con las prestaciones que dé como también con el período de preparación para los Juegos.

¿Fue una decepción el aplazamiento de hace un año?

No. Pero sí fue un momento complicado. A mí me valió para recuperarme definitivamente de la lesión de rodilla y descansar de un proceso de clasificación que había sido durísimo. Luego vinieron competiciones de alto nivel en las que rendí bien, y que me han servido para confirmar mi presencia en Tokio.

¿Cómo ha condicionado la pandemia la planificación y la preparación olímpicas?

Pues la ha condicionado aplazando literalmente los Juegos en un año respecto de su fecha inicial de celebración. La pena es que en medio ha habido otras alteraciones como por ejemplo en los Campeonatos de Europa, que eran importantes. Se han tirado por tierra muchas planificaciones y sueños, sí; eso es lo que más pena me da.

¿Se marca algún objetivo?

Para mí lo más importante es competir, disfrutar de la experiencia y de la compañía, el ambiente, la gente y el equipo. Pese al coronavirus, siento que voy a exprimir mucho esta tercera presencia olímpica porque Japón es un país especial. Creo que irá bien.

Sexto en Londres y séptimo en Río, ¿se ve igualando los registros de entonces?

Es complicado, pero confío en poder hacerlo. Para ello tiene que salirme un buen concurso; lo importante es que hemos llegado con optimismo y creo que son marcas asequibles, es decir, al alcance de la mano.

Y si echamos la vista atrás, ¿cómo recuerda 2012 y 2016?

En 2012 no era consciente de lo que estaba viviendo y de lo que estaba pasando. No valoré lo difícil que era llegar. Y ahí estuve, dando el nivel. Pero llegué casi de casualidad, ocupando una plaza que mis compañeros habían ganado para el país. Disfruté, pero me quedé con la impresión de que podía haber disfrutado todavía más. Y Río evidentemente ya fue todo diferente, claro.

¿Sigue siendo la halterofilia un deporte bajo sospecha?

Totalmente. Para mí hay mucha gente en este deporte que hace cosas sospechosas y que curiosamente no pasan en los países que sabemos que son limpios. Es un deporte que sí está marcado por la duda, desgraciadamente. Las personas que estamos dentro somos los que más sabemos quién es probable que esté dopado; y quién no. Sabemos diferenciar entre deportistas legítimos y otros que suben de repente su marca en 25 kilos, o que se cambian de nacionalidad, todos imaginamos el porqué.

Y en su categoría, ¿a quién ve favorito para el oro?

Pues al oro creo que está el chino en marcas para conseguir el campeonato olímpico, y que curiosamente puede ser bicampeón porque por una sanción de dopaje puede pasar de plata a oro en los Juegos anteriores.

¿Serán sus últimos Juegos?

No me veo llegando a París. Es muy dura la clasificación y también la preparación olímpica, que exige de uno los mayores sacrificios y el mejor nivel. En 2024 habrá menos plazas, seguro, pero es que además no sabemos siquiera si como deporte vamos a estar. Incluso en el caso de que la halterofilia se mantenga en el calendario olímpico por sus problemas con dopaje, pienso que será muy complicado seguir. Así que no, no estaré en París.