Plata en Londres y bronce en Río de Janeiro, Sergio Rodríguez Gómez prefiere no fijarse el objetivo de la medalla. Ya ha dicho que su deseo es paladear cada momento como si fuera el último. No en vano, sabe que está cerca del final, lo que quiere «es disfrutar». 

Día especial para Sergio Rodríguez. El jugador tinerfeño más laureado de todos los tiempos vuelve a pisar la cancha de Saitama, la que le coronó como gran héroe de unas históricas semifinales contra Argentina y la que luego le brindó la opción de coronarse campeón del mundo. Le falta tan solo un laurel a su extraordinario palmarés: el oro olímpico. Desde esta tarde se pone manos a la obra.

«Estamos contentos de estar aquí, ilusionados y motivados», cuenta Rodríguez, quien no disimula que la sensación es especial por volver adonde fue tan feliz. «Regresar nos trae buenos recuerdos», explica tras uno de los últimos entrenamientos antes del estreno contra Japón.

«Es una pena que no haya público. A todos nos habría gustado que estuviese lleno el pabellón, traer a la familia y los amigos, pero es lo que hay», dice desde la resignación. Luego, pasa al optimismo. «Somos muy afortunados de participar en unos Juegos y todos valoramos lo bonito que es estar en un evento así», explica.

Rodríguez viene de un larguísimo viaje desde Las Vegas y van ojo avizor por lo que le ocurrió a la selección de fútbol, a la que le pasó factura la fatiga en el inicio del torneo olímpico contra Egipto. Como ya indicó en entrevista con EL DÍA, ahora no quiere pensar en asuntos que puedan causar distracción ni responder sobre cuestiones que quedan para después. Como el probable adiós de Pau Gasol. «Para nosotros es un referente, pero ahora estamos centrados en la competición», señala.

En cuanto al combinado anfitrión, avisa de que «será un partido duro para empezar desde el primer día». Y añade que la igualdad está servida. «Es uno de los torneos más parejos que recuerdo nunca. El formato de competición es durísimo. Sabemos que jugamos contra selecciones que están a un nivel muy parecido. La concentración será fundamental, y salir con muchas ganas como hemos hecho siempre», señala.

Las diferencias en el sistema de clasificación para las rondas finales es ostensible respecto a Londres y Río, donde Sergio fue medallista. Si en Brasil hace cinco años existían dos grupos de seis equipos para completar las 12 selecciones clasificadas, en Japón salen a escena tres grupos, con cuatro países en cada uno. En esos grupos, pasarán los dos mejores y lo harán también los dos mejores terceros. Una vez llegados a ese punto, al de cuartos, vuelve a cambiar el formato. Los emparejamientos serán al azar. «Puede pasar de todo», afirma Sergio. Aunque está claro que el objetivo es «llegar hasta el final».