Laura Herrera lo deja. Al filo de los 32 años, pero haciendo caso a su corazón. Se retira tras dos temporadas en su casa, aquella de la que se marchó para que su imparable progresión no se detuviera. La misma que le ha permitido jugar 13 cursos ininterrumpidos en Liga Femenina. Su clase, su empeño, su elegancia y su respeto le ayudaron a ello.

¿Por qué lo deja?

Porque, como explico en la carta, en las decisiones deportivas que siempre he tomado me he llevado por las sensaciones de hacer aquello que me hiciera ser más feliz. Pues ahora es lo mismo. He podido seguir jugando, pero he sentido que esta etapa tan importante para mí, porque el baloncesto es mi vida, se tenía que terminar. Es una decisión que no me ha costado tomarla porque es lo que he sentido.

Pero parecía que estando en casa, y siendo la capitana y la referente de un equipo en la élite, estaba ante la situación perfecta para seguir. ¿O se encontraba ante precisamente todo lo contrario?

Cuando ficho en Clarinos por dos años lo veo como un proyecto deportivamente ambicioso, pero también como una bonita opción para pensar en la retirada. Siempre dije que me iba a retirar con 30, así que realmente he jugado dos años más de lo que pensaba. Y es cierto que podía haber estirado y seguir, pero quería pensar en lo que me pedía el corazón. Ahora mi prioridad es cambiar de etapa.

¿Y si en lugar de haber vivido dos temporadas finales muy convulsas en muchos sentidos, estos hubiesen sido años normales, la situación habría sido diferente para usted? ¿Todo esto la ha desgastado más de lo normal?

Seguro, seguro. El tema covid y muchas de las cuestiones internas en el club afectan. Este año ha sido muy duro, como una montaña rusa de emociones. Pero para mí y para todas, aunque quizá en mi caso me haya llevado a acelerar algo más esta decisión. Me da pena no haberme retirado con público, es la espinita que me queda de hacerlo ahora. Una de las razones por las que vine aquí era para jugar en casa al lado de mi familia y mis amigas, y tras disfrutar mucho el año pasado, este ha sido muy duro.

¿Pero es realmente un adiós definitivo o queda abierta una pequeña puerta?

Es un adiós definitivo. En general con las decisiones que tomo en mi vida soy bastante tajante, y esto es algo que he valorado y meditado muchísimo desde hace meses. Afortunadamente no ha sido una decisión por temas físicos ni mentales, sino que, como me decía el otro día un amigo, lo he podido hacer dónde, cuándo y cómo he querido, y eso es un privilegio en comparación con lo que le sucede a otros deportistas.

Tres lustros jugando a primer nivel, muchos veranos con las distintas selecciones... y ni una sola lesión grave.

¡Qué va, qué va! Afortunadamente no soy de esas jugadoras que está todo el día en el fisio. He tratado de cuidarme y las lesiones me han respetado muchísimo. Tenía gasolina para más, pero se trata de un cambio de etapa y me gusta el hecho de hacerlo en un buen momento. En mi última temporada, pese a lo del público, he jugado Eurocup, Copa de la Reina y playoff. Hacerlo así es redondo.

Salió de la Isla siendo muy joven y no regresó hasta hace dos temporadas, pero en cambio nunca jugó en el extranjero...

Es verdad. Me lo planteé muchas veces, y de hecho me llegaron varias cosas, tanto para jugar la temporada normal como para hacerlo en verano, que se suele estilar con algunas ligas sudamericanas. Hubo un momento en el que sí quise irme, pero es que me he sentido siempre tan respetada y valorada en España... Igual he pecado de estar cómoda y feliz y no sentir la necesidad de cambiar ni irme lejos. Es algo que se quedó pendiente, pero tampoco me arrepiento porque he disfrutado muchísimo de esta liga en diferentes etapas.

¿Cómo recordará el basket a Laura Herrera?

En lo deportivo, sinceramente no me preocupa demasiado. Pero sí quiero que recuerden a la Laura Herrera persona. He tratado de dar siempre lo máximo de mí en la cancha, pero para mí es mucho más importante haber calado en la gente en el plano emocional.

¿Y piensa que ha calado?

Por las amistades que me llevo, tanto compañeras, cuerpos técnicos, aficionados, prensa... creo que sí. Cuando hace un semana anuncio mi retirada me imaginaba que podía recibir muchas muestras de cariño, pero han sido tantas más de lo que imaginaba, que me han roto todos mis esquemas. Todavía estoy en una especie de resaca emocional. Me he confirmado que en ese plano que a mí me importaba me llevo el cariño de muchísima gente.

Ese cariño tiene mucho que ver con el respeto que se ha sabido ganar Laura Herrera en la cancha. ¿Pero quizá no le ha faltado algo más de mala leche?

Sí, sí. Uno de mis defectos, y a la vez virtud, es que siempre he tratado de darle prioridad a una educación concreta y a quedarme con lo bueno; y eso en ocasiones me ha llevado a ser muy políticamente correcta. A veces pienso que en algunos momentos he tenido que decir o hacer ciertas cosas en lugar de comerme un poco el orgullo, aunque también es cierto que con los años he aprendido a revitalizar bastante y le he dado prioridad a lo bueno respecto a lo malo.

Llama la atención que, habiendo tenido siempre un destacado tiro de cuatro o cinco metros, nunca ha lanzado triples...

No, y no sé por qué. En los entrenos meto con buenos porcentajes, pero quizá me acomodé en esa faceta de lanzar de media distancia hasta el punto de que en toda mi carrera he lanzado un par de triples y de esos a la desesperada. Quizá por scouting nunca me llegó a afectar esta situación, pero también es verdad que muchos entrenadores me han insistido mucho en que tire de tres. Ha sido un tema de confianza y de ser una jugadora correcta, de no salirme del guion.

Dentro de ese estilo de juego que comenta, muchas compañeras destacaban de usted que hacía muchas más cosas de las que se veían en las estadísticas. ¿Era consciente de ese papel?

Sí, y aunque ha habido años en los que he hecho más números, el rol de ser jugadora de equipo lo he asumido desde hace tiempo. Me gusta que me hayan dicho que la gente está cómoda en la pista conmigo, como yo si les diera seguridad. También es cierto que muchos me han pedido que sea más egoísta y juegue más para mí, pero ni me siento cómoda así ni me hace feliz salir de un partido con un montón de tiros hechos. En ese sentido, en estos dos últimos años, Claudio y el resto del cuerpo técnico del Clarinos han entendido el trabajo que hago, y eso me ha permitido jugar minutos importantes.

Como referente en Tenerife, ¿le diría a una niña que ahora mismo despunte que se dedique al baloncesto?

Le diría que no se dedique al baloncesto para intentar vivir del baloncesto. Que lo haga sin obsesionarse y sí disfrutándolo. Aunque obviamente si es sueño, que lo pelee, pero que sepa que lograrlo es muy difícil.

El fútbol femenino se acaba de profesionalizar. ¿Para cuándo el baloncesto?

Es una guerra que llevamos peleando desde la Asociación de Jugadoras desde hace mucho tiempo. No es justo que no se le valore, porque el baloncesto femenino lo merece y porque da la sensación de que solo existe en verano con la selección y sus éxitos. Tenemos una liga a la que están regresando talentos nacionales y a la que quieren venir extranjeras con mucho nombre. Al menos yo desde fuera seguiré en esa guerra.

¿Podrá hacerlo en ese nuevo capítulo de su vida? ¿Tiene claro ya a lo que se va a dedicar?

Ahora mismo lo tengo todo muy en el aire. Me he propuesto darme un tiempo para asimilar todo esto, que ha sido un momento bonito por las respuestas de la gente, pero también es un cambio importante en mi vida, y como tal, asusta. Antes de meterme en otra rueda debo pensar bien lo que me hará feliz. Mientras, disfrutaré de lo que he hecho.

¿Ese futuro pasa por el baloncesto?

Sí, me gustaría, porque al final mi experiencia en clubes y en selecciones, creo que me permitiría aportar mi granito de arena en muchas cosas para tratar de cambiar y mejorar lo que esté de mi mano. El baloncesto es mi vida y lo seguirá siendo; no voy a poder desconectar.

Ha anunciado su retirada y me reitera aquí que lo deja sí o sí. Pero en cambio se ha pasado toda la entrevista hablando de usted como si fuera todavía jugadora en activo...

Es verdad... Ahí se nota que todavía no lo he asimilado. Me alegro por haber tomado esta decisión porque estoy segura de ella, pero necesitaré tiempo. Ni me he dado cuenta que estaba hablando en presente. A partir de agosto y septiembre, cuando empiecen las pretemporadas, me costará. Esa rutina la echaré mucho de menos. Lo más complicado será cambiar el chip. De hecho, estos días me han llegado propuestas y mi agente me ha dicho que me seguirá mandando las propuestas que le lleguen, pero...