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Elena Correa, escritora tinerfeña y autora de 'Niñas sucias': «Surgió la necesidad de contar cosas que me enfadan»

«La literatura canaria vive un momento bonito, hay voces y ganas de leer lo que se escribe aquí»

Elena Correa con su libro en el periódico El Día.

Elena Correa con su libro en el periódico El Día. / Andrés Gutiérrez

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Santa Cruz de Tenerife

Con un pie en el asfalto y otro en el mar, así vive la tinerfeña Elena Correa (1989) que estará este miércoles 25 de junio a partir de las 19:00 horas –para hablar de su primer libro, Niñas sucias– en la librería El Refugio de La Laguna.

¿Cómo fueron sus comienzos con la escritura?

Siempre he sido muy lectora. Ya desde pequeña escribía. Estudié Veterinaria y mientras estaba en la carrera dejé un poco de lado la literatura y la lectura. Pero hace relativamente pocos años empecé a comentar en Instagram los libros que leía. Retomé la lectura y me apeteció hacerlo de forma más colectiva porque al final siempre acababa leyendo sola. Me apetecía buscar gente con ese mismo interés y ahí surgió mi cuenta. Llevo unos seis años recomendando libros y poco a poco surgió otra vez la chispa y las ganas de escribir.

¿Qué o cómo es Niñas sucias?

Niñas Sucias es un libro de relatos en el que quería hablar de la infancia– y también de la edad adulta, incluso de la vejez– con protagonistas que fueran todas femeninas y que estuvieran atravesadas por distintos tipos de violencia. El título surge porque quería que la palabra niñas estuviera presente y sucias porque considero que este libro enmarca a las mujeres y a las niñas en un ámbito muy sucio, no sólo suciedad física como tal, sino también por los ambientes que se mueven. Me pareció una forma de reivindicar esa palabra que siempre se ha asociado a las mujeres en ciertos momentos de sus vidas. 

Detalle de la joven autora tinerfeña durante la entrevista.

Detalle de la joven autora tinerfeña durante la entrevista. / Andrés Gutiérrez

¿Vive en Madrid pero los cuentos de este libro discurren en Canarias?

Hay cuentos que transcurren aquí, en Canarias, y luego hay otros que están ambientados en una ciudad. Sí que es cierto que el grueso del libro discurre en las Islas, pero me apetecía también narrar la ciudad desde un punto de vista diferente. Creo que en ambos espacios hay mucha idealización. Quería intentar romper tanto con la idealización de Canarias como de la ciudad. Cuando vas a la gran ciudad crees que todo va a ser bonito, que va a ser idílico y también tienen sus cosas negativas, igual que desde mi punto de vista pasa también en Canarias. 

Como autora de su generación, el turismo y su influencia tenía que estar presente, claro...

Sí, me apetecía que el turismo estuviera presente en algunos de los relatos porque sí que es verdad que se puede analizar como una forma de desplazamiento. Todas las protagonistas de este libro son mujeres y niñas que están en los márgenes. Me apetecía explorar el turismo desde ese punto. Un ejemplo está en el primer relato, que lleva el título de Niñas sucias precisamente. En ese cuento las niñas se enfrentan a otras niñas rubias por el espacio, por el territorio, para ellas poder seguir haciendo lo que siempre hacen durante el resto del año. Luego sí que verdad que hay relatos como Los ingleses o Los alemanes que hablan de dos tipos de turismo diferentes. Está el turismo más asociado al hotel, el de los ingleses, y el turismo que podríamos considerar rural. La mirada que tenemos sobre ellos cambia. En el relato de Los alemanes, la niña mira a los turistas con cierta admiración y con ganas de poder estar ahí. Hay como una doble visión: entre la envidia y la necesidad de sentirse parte de un grupo. 

Lanza su primer libro y lo hace de la mano de Pepitas de calabaza, una editorial independiente con un altísimo nivel. ¿Cómo fue ese proceso?

El proceso ha sido complejo desde el punto de vista personal. Yo trabajaba como veterinaria y tomé la decisión de escribir, algo que a mí me parecía que estaba fuera en cierto modo fuera de mis planes. Surgió la necesidad de contar ciertas cosas que personalmente me duelen o me enfadan. Empecé yendo a un taller de escritura de la biblioteca de mi barrio y fue cuando me entró el gusanillo. Fui a talleres de relato y comencé a trabajar en Niñas Sucias como un conjunto. Es verdad que no todos los relatos los escribí en el mismo momento. Hay algunos más antiguos como el primero y otros que escribí en un verano muy caluroso Madrid. La Vendimia, por ejemplo, está entre los últimos. Y la verdad es que es un gusto trabajar con Pepitas. Les mandé el manuscrito y les interesó. Ha sido todo muy orgánico y estoy encantada con la experiencia y con el resultado, también con la reacción de los lectores. El libro aquí en Canarias está siendo bastante bien recibido, la verdad. La literatura canaria está viviendo un momento bastante bonito. Están surgiendo distintas voces y hay ganas de leer desde aquí lo que se escribe aquí.  

¿Y ya piensa en su próximo libro?

Imagino que, en general, todas las escritoras y escritores nunca paramos de darle vueltas a proyectos. Yo ya estoy trabajando en dos proyectos, uno más a nivel ensayístico y otro más narrativo.

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