Óscar Alonso, el alma detrás de 72kilos: «Sé que al otro lado hay alguien que está usando mi voz para expresarse»

Óscar Alonso, el ilustrador detrás del proyecto '72kilos', ha visitado Las Palmas de Gran Canaria ayer y hoy, invitado por el Ayuntamiento a través de su Área de Juventud. Durante su estancia, ha ofrecido un taller creativo y una firma de libros en La Grada – Espacio Joven Creativo, dos actividades que han despertado un notable interés entre el público local. Con sus dibujos sencillos y cargados de emoción, Óscar comparte en esta entrevista su historia, su proceso creativo y el impacto que su trabajo tiene en millones de personas en todo el mundo.

Óscar Alonso, creador del proyecto '72kilos'.

Óscar Alonso, creador del proyecto '72kilos'. / ED

María Alfonso Rodríguez

Las Palmas de Gran Canaria

Para empezar, presentémonos a los lectores: ¿quién está detrás del perfil 72kilos en Instagram? ¿Quién es Óscar Alonso?

Una persona bastante normal. Tengo una familia, una hipoteca que pagar y un cuaderno que intento llenar cada día. Empecé en esto por hobby, simplemente por diversión. Con el tiempo, y casi sin darme cuenta, los dibujos empezaron a llegar a mucha gente y lo que comenzó como una afición acabó convirtiéndose en mi trabajo. Ahora mi rutina consiste en levantarme y dibujar lo que me pasa, lo que observo, o aquello que me gustaría que cambiara. Y lo hago de la manera más fiel a cómo soy yo. No intento crear un personaje, solo traslado al papel lo que llevo dentro: dudas, problemas, deseos. Y lo bonito es que esos dibujos me han permitido conectar con muchísima gente en muchos lugares del mundo.

¿Qué significa para usted venir a Las Palmas con su trabajo? ¿Qué espera de estas dos jornadas?

Para mí es un sueño coger un avión desde la otra punta del país solo para hablar de lo que hago, de algo que empezó como un hobby y que ahora es mi trabajo. Que la gente compre mis libros, le dé me gusta a lo que pienso, lo comparta y lo haga suyo, es algo que aún me emociona. Especialmente que mis dibujos ayuden a alguien a reflexionar o a ver la vida de otra forma me parece precioso. Venir aquí es también una oportunidad para conocer gente, para poner cara a todos esos me gusta que normalmente solo veo en la pantalla del móvil, pero que en realidad vienen de personas reales, con historias, con vidas únicas. Además, el poder hacer un taller donde no solo hablo de quién soy y de cómo trabajo, sino también enseñar mi manera de crear, es algo que me ilusiona mucho. Es una forma de demostrar que con algo muy sencillo, con un par de trucos y herramientas, cualquier persona puede sacar fuera lo que lleva dentro: deseos, miedos, dudas, sueños. En estos talleres siempre salen cosas muy potentes. Y eso hace que el proyecto de 72kilos crezca más, porque no es un camino en una sola dirección, hay una retroalimentación constante. La gente te devuelve cosas preciosas a través de sus propios dibujos, y es ahí donde te das cuenta de que el arte, incluso el más simple, puede ser una herramienta poderosa para expresar lo que sentimos o lo que imaginamos.

Su estilo es muy reconocible: dibujos sencillos, pero cargados de emoción. ¿Cuándo descubrió que menos puede ser más?

Estudié Publicidad y Comunicación Audiovisual, y desde entonces siempre me atrajeron las películas y los anuncios que contaban mucho con muy poco. Esos que con apenas unas líneas de texto o unos pocos elementos lograban emocionarte o hacerte pensar. Tuve la suerte de trabajar casi 15 años en agencias de publicidad, en distintos lugares del mundo. Allí fui perfeccionando mi capacidad para contar historias en espacios muy reducidos, para eliminar lo superfluo y centrarme en lo esencial, tanto en un producto como en una idea. Cuando empecé a dibujar en mis ratos libres lo que me pasaba o lo que pensaba, simplemente a modo de desahogo, me di cuenta de que todo lo que había aprendido en publicidad encajaba perfectamente. Así es como empecé a aplicar ese enfoque también en los dibujos: tanto en el estilo visual como en las palabras. Si algo se puede decir con menos, ¿por qué complicarlo? Me gusta que la viñeta no esté del todo cerrada, que quien la vea termine de completarla. Eso me parece muy poderoso: no se lo das todo masticado, sino que dejas espacio para que cada persona dé el último mordisco. Y cuando eso pasa, lo hacen suyo, lo sienten como algo que les pertenece. 

Lo que nació como un reto personal ha terminado convirtiéndose en una marca emocional para muchas personas. ¿Qué ha supuesto para usted ver cómo ese número ha trascendido lo físico?

Ha sido una maravilla. Todo empezó como un objetivo muy concreto y físico: bajar de 92 a 72 kilos. Pero con el tiempo, el proyecto fue llenándose de emociones, de sentimientos, de puntos de vista, de vida. Empecé a hablar de cosas como ir más despacio, priorizar la familia, buscar el equilibrio entre lo personal y lo profesional... cosas que mucha gente también siente y valora. Y de repente, ves que eso que empezó siendo tan personal se expande. No solo a través de mis dibujos, sino también en lo que otros crean: en sus propios dibujos, en tatuajes, murales, libros… incluso a veces me planteo si podría acabar en una serie o en una película. Es un universo que jamás imaginé, pero que tiene sentido. Porque 72kilos, al final, es solo una excusa. Un nombre raro, que al principio no significa mucho, pero que con el tiempo la gente ha entendido y lo ha hecho suyo. Todo lo que intento sacar desde ahí tiene un corazón, una esencia muy clara. Y lo más bonito es ver que eso crece, que se multiplica cuando cruza la pantalla y llega a la vida de otras personas.

Óscar Alonso, creador del proyecto '72kilos'.

Óscar Alonso, creador del proyecto '72kilos'. / LP / DLP

Dibuja casi a diario. ¿De dónde nace esa constancia? ¿Es más disciplina o necesidad?

Es un poco de las dos cosas. Al principio, cuando empecé a dibujar, me sentaba y pensaba en los ilustradores e ilustradoras que admiraba. Me preguntaba: «¿qué estarán haciendo ahora mismo?». Y la respuesta era clara: «seguro que están dibujando». Pensé que si quería convertirme en alguien así, tenía que imitar esa forma de vida. Y la única manera era ponerme una pequeña meta diaria: dibujar una viñeta al día, pase lo que pase. Siempre encuentro 20 minutos, media hora, lo que sea necesario para que salga algo que valga la pena compartir. Con el tiempo, esa práctica diaria suma. No pasa nada si la viñeta de hoy no es increíble porque de vez en cuando, cada dos o tres meses, aparece una que conecta mucho, que se comparte, que toca algo muy humano. Pero si esperase a tener la idea perfecta para publicar, probablemente no habría llegado ni a las primeras cien viñetas. Creo que ha sido esa combinación de constancia y la tranquilidad de aceptar que no todo tiene que ser perfecto lo que me ha traído hasta aquí.

Muchos de sus dibujos parecen frases que uno podría decirse al espejo. ¿Piensa en usted cuando dibuja o en los demás?

Hay un poco de todo. La mayoría de las veces dibujo cosas que me pasan a mí, pensamientos que tengo sobre lo que vivo o sobre cómo me siento. Muchas viñetas nacen de ahí, de mi propia experiencia. Pero también hay momentos en los que me inspiro en historias ajenas. Cosas que veo en otras personas, aunque no me atreva a decirles lo que pienso directamente. Entonces lo canalizo a través de un dibujo. También me pasa con películas, series, libros… Cuando un personaje no termina de decir lo que siente, yo me pongo en su piel e intento imaginar cómo lo expresaría. A veces es un personaje secundario de una novela, y me pregunto: «¿cómo actuaría yo en su lugar?». Y luego hay una parte muy íntima: cosas que no me atrevo a decir en voz alta, pero que sí puedo poner en papel. Y eso me libera. Es como si, al dibujarlas, dejara de cargar con ellas.

Hay cosas que no me atrevo a decir en voz alta y, al dibujarlas, es como si dejara de cargar con ellas

Óscar Alonso, 72kilos

En esta era de saturación digital, ¿qué crees que hace que tus mensajes, tan breves y sencillos, conecten tan profundamente con el público?

No lo sé con certeza y veces yo también me lo pregunto. Pero quizás tenga que ver con el contraste. En un entorno lleno de imágenes espectaculares, vídeos rápidos y contenido cada vez más producido, un dibujo sencillo, casi silencioso, puede destacar justo por ser lo contrario. Mis mensajes no son complejos. No hay que descifrarlos ni entender una gran metáfora. Hablan de forma muy directa, muy humana. Y eso, tal vez, permite que la gente conecte sin esfuerzo. Les entra sin darse cuenta, aunque muchas veces el contenido tenga una carga emocional muy fuerte: hablar de la educación de los hijos, de la ansiedad, de las decisiones difíciles… Pero como viene en forma de dibujo, con palabras justas, es más fácil dejarlo entrar. También es verdad que no hay una fórmula mágica. No puedo repetir la misma receta dos días seguidos. Cada viñeta es un reto nuevo. A veces una funciona muchísimo y la siguiente no tanto, y no siempre sé por qué. Pero supongo que eso también lo hace más real.

¿Cuál es la reacción más inesperada o emotiva que ha recibido de alguien que leyó uno de sus dibujos?

Una de las historias que más me ha marcado fue la de una chica que, durante los últimos días de vida de su madre, redibujaba mis viñetas para dejárselas en el hospital. Cada día, iba a verla con un dibujo copiado a mano, como una forma de darle ánimos, de acompañarla. Cuando su madre falleció, ella me escribió, me contó toda la historia y me mandó los dibujos que había hecho durante ese tiempo. Fue muy emocionante. Ese tipo de cosas validan completamente este proyecto. Me dan muchísima fuerza para seguir, porque sé que al otro lado hay alguien que está usando mis palabras, mis dibujos, para expresar lo que no siempre se puede decir en voz alta. Es algo muy bonito, y por eso quiero seguir este camino. Porque me hace feliz saber que lo que dibujo puede acompañar a alguien en un momento tan delicado.

Óscar Alonso, creador de '72kilos'

Óscar Alonso, creador de '72kilos' / LP / DLP

¿Qué le gustaría que se llevaran quienes le escuchen o lean en Las Palmas? ¿Qué le gustaría a usted llevarse de aquí?

Me encantaría que quienes vengan puedan conocer un poco más de mi historia, pero sobre todo, que se lleven una herramienta que les sirva para ellos mismos. Que se animen a abrir un cuaderno —con palabras, con dibujos, con lo que sea— y empiecen a contarse a sí mismos lo que están viviendo, lo que están sintiendo, lo que disfrutan o lo que les duele. Porque todos tenemos la capacidad de crear. Lo que pasa es que muchas veces creemos que necesitamos haber estudiado en una universidad, tener un título, ser escritores oficiales o ilustradores reconocidos y no es así. Basta con abrir un cuaderno y dejar salir lo que llevamos dentro. Yo quiero transmitir eso: que todos podemos hacerlo, que es válido, que es valioso. Y por mi parte, lo que más me gustaría llevarme es el cariño de la gente. Conocer a quienes están al otro lado de la pantalla, ponerles cara, escuchar sus historias, poder ponerles voz. Eso enriquece muchísimo. Porque sí, disfruto mucho creando desde casa, pero cuando viajo y vivo este tipo de experiencias, todo cobra aún más sentido.

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