Medioambiente

César Manrique: Pedagogía y rechazo a la isla desbordada

Doce años separan la aparición del libro ‘Lanzarote arquitectura inédita’ (1974) y el manifiesto ‘Lanzarote se está muriendo’ (1986), incluido en ‘Palabra y compromiso: Al poder se le incomoda. César Manrique. ACTIVISMO’, otro título que, junto a la reedición del primero, conforman el cosmos de un artista cuyo magisterio y malestar ha resultado premonitorio sobre las consecuencias de un desarrollo incontrolado del turismo.

Pedagogía y rechazo a la isla desbordada

Pedagogía y rechazo a la isla desbordada / La Provincia

César Manrique sabía que su proyecto Naturaleza-Cultura-Arte para Lanzarote era el mejor futuro para la Isla. Pero de la misma manera era consciente de que la bestia del crecimiento tenía que ser dominada para que no finiquitase el ideal. Metiendo el bisturí en esa dialéctica, la Fundación que lleva su nombre acaba de sacar a la luz una reedición homenaje por la celebración de los 50 años de Lanzarote. Arquitectura inédita, un título que con el paso de las décadas se reafirma como un texto de culto para entender el valor universal del paisaje a partir de este territorio insular. Esta iniciativa se complementa con el estudio Palabra y compromiso. Al poder se le incomoda. César Manrique. ACTIVISMO, inmersión en la resistencia del creador frente a las turbulencias del urbanismo y auténtico cuaderno de bitácora de sus enfrentamientos con el poder político y económico. Ambas obras son los catálogos de sendas exposiciones —la segunda de ellas ya fue clausurada— en la sede de Taro de Tahíche.

Estas propuestas editoriales aparecen amparadas bajo el don de la oportunidad, en pleno debate sociopolítico y contestación popular en Canarias sobre la necesidad de modular el desarrollo turístico en favor de la sostenibilidad. El artista fue un precursor a la hora de alertar sobre las transformaciones territoriales, paisajísticas, económicas y sociales por un desarrollo extractivo y destructor. «Con una programación inteligente y con una conciencia de lo que se quiere, se abre un porvenir lleno de posibilidades tan inmensas como se podría imaginar», escribe cincuenta años atrás en Lanzarote. Arquitectura inédita, en lo que es una clara y rotunda llamada a la contención y a la sabiduría.

En un contexto de crisis sobre cuál debe ser el camino a seguir del Archipiélago para no morir de éxito, los responsables del legado del artista ponen en valor la fórmula que aplicó en Lanzarote. Su retorno desde Nueva York en los sesenta para el arranque del programa para la ‘nueva isla’ no fue el producto de una Epifanía. Hubo una confluencia entre el espíritu artístico y una política local que buscaba un mejor futuro para una sociedad dependiente de la precariedad agrícola, todo ello bajo la bendición de un franquismo que encontraba la tabla de salvación de su economía a través de los ingresos de una industria turística en efervescencia.

El libro Lanzarote. Arquitectura inédita demuestra, no obstante, que el peso de Manrique, su liderazgo, resultó providencial. Este modelo de gestión, sin duda, resultaría inaplicable en el contexto actual, donde los filtros son mayores, sin que ello sea sinónimo de eficacia ni tampoco de transparencia. En todo caso, visto desde la óptica presente, es admirable la funcionalidad obtenida, digna de tener en cuenta para los que hoy tratan de encontrar el equilibrio para el modelo de desarrollo de Canarias.

La recopilación de los usos constructivos populares da lugar a un libro que fusiona la sensibilidad moderna con el compromiso del autor con su Isla desde un plano sentimental, de admiración por su devenir histórico, por el afán de sus habitantes para superar las sequías y saber adaptarse con grandes sacrificios al territorio surgido tras la gran erupción de los volcanes de Timanfaya. Una visión, tal como destaca la obra, en la que no puede faltar, en el estadio de la inspiración, la visita que el diseñador de los Jameos del Agua hace en 1964 a la muestra Arquitectura sin arquitectos en el MoMA de Nueva York, comisariada por Bernard Rudosfsky, donde vio una fotografía del singular paisaje de La Geria con sus hoyos y enarenados para las vides.

Lanzarote. Arquitectura inédita no es una utopía. En los años en que Manrique y su amigo Fernando Higueras recorren Montaña Bermeja, Risco Famara o Playa Blanca hay, a pie de tierra, a la vez, una proyección mental sobre qué es posible y qué no, hasta dónde llegar. El arquitecto madrileño, fascinado por las cuevas y las construcciones subterráneas, fue el prologuista y financiador de un libro tan precursor. Pero su papel en la conformación del cosmos lanzaroteño iría más allá. Proyectó el hotel Las Salinas (Costa Teguise) o La Mareta (residencia del Patrimonio Nacional) con la colaboración de César Manrique, pero siempre decía que su mejor proyecto en la Isla era el que no llegó a hacer, refiriéndose a las ofertas que recibía y que suponían un atentado contra el paisaje.

Así, el autor de Rascainfiernos, su propia casa en El Viso, una obra en el subsuelo, un feedback con las burbujas volcánicas en las que vivió Manrique, señala: «Mi primera impresión [de Lanzarote] fue de entusiasmo y alegría ante la grandeza, todavía virgen, del lugar en el que deberíamos proyectar nuestras construcciones, pero después, ante la belleza del paisaje y la perfecta integración de su arquitectura popular anónima existente, nuestro entusiasmo y alegría se fueron transformando en miedo ante el temor de que cualquier tipo de arquitectura hoy al uso podría quitar encanto a lo que ya era una obra de arte completa».

El artista trabajó durante siete años en el libro y siempre con la idea inalterable de reunir un repertorio de fotografías y exquisitos dibujos que reflejarán las características y variedad de las arquitectura vernácula insular. Quería evitar a toda costa su desaparición y convertirla en modelo para las nuevas construcciones evitando, de este modo, la introducción de ejemplos foráneos y la estandarización del paisaje arquitectónico de Lanzarote. «Fue concebido por el artista como una herramienta de una tarea más amplia de concienciación colectiva, el libro sinmboliza también un instrumento de lucha contra la devastación de la singularidad del paisaje, de la personalidad arquitectónica primitiva del territorio y, en definitiva, de la originalidad de la cultura autóctona», explica Fernando Gómez Aguilera, comisario de la muestra Lanzarote. Arquitectura [In]édita, celebrada con motivo del 50 aniversario del libro homónimo.

Además de la presencia sobresaliente de Higueras, en el libro se incluyen los mismos textos de la edición original a cargo de los también arquitectos Juan Ramírez de Lucas y Carlos de Miguel, el crítico de arte José María Vellibre y el dramaturgo Francisco Nieva. Mención aparte merecen los escritos del vanguardista Agustín Espinosa, autor de Lancelot 28º-7º, una mirada literaria al paisaje de Lanzarote, y el objetivo fotográfico de Francisco Rojas Fariña, Fachico, cuyo ojo da un tono distintivo a la obra, plenamente contemporáneo e insertado en la mejor tradición de la objetividad expresiva del blanco y negro.

Lanzarote. Arquitectura inédita representa el comienzo de todo, el previo intelectual al Mirador del Río, la Cueva de Los Verdes, la Ruta de los Volcanes o el restaurante El Diablo en Timanfaya. Son estas intervenciones del programa Naturaleza-Cultura-Arte, entre otras, las que hacen de Lanzarote un destino de alta demanda. Tal como evidencia el libro Palabra y compromiso: Al poder se le incomoda. César Manrique. ACTIVISMO, el artista se lanza a una campaña en defensa del paisaje y de un crecimiento armónico con la capacidad de absorción turística de la isla oriental.

Gracias a un intenso trabajo de hemeroteca la obra incluye un extenso repertorio de noticias y comparecencias informativas del artista, algunas de ellas en Madrid, donde quedan plasmados estos conflictos con el poder político y económico. En un juego con la ficción, no sería difícil atisbar un desenlace más que agrio entre Manrique y el establishment si aún estuviese con vida. Una de las piezas claves del libro es la reproducción del escrito (a mano) de su manifiesto Lanzarote se está muriendo, firmado en 1986, del que extraemos: «Pero ante la panorámica de un desbordante egoísmo destructivo que se cierne sobre la isla, por parte de especuladores estúpidos y brutales y el irracional sentido de progreso de empresas estatales como la Unelco y Telefónica , todo ello amparado en leyes arcaicas sobre el suelo y energía que les permite actuar con toda impunidad».

Los textos críticos y minuciosos que se incluyen en el tomo, con casi 500 páginas, abarcan las diferentes dimensiones del artista, una amplia producción teórica que se ciñe a las claves de su acción ecológica en los espacios públicos. Esta exploración en su activismo, incluso megáfono en mano, como refleja la portada, constituye un antídoto contra la desmemoria, en el sentido de que ese flujo y reflujo permanente de turistas acabe por sepultar la ideología que hay detrás de las propuestas paisajísticas del artista.

Pero también estos dos libros deben ser tenidos en cuenta por los que están absortos en el revisionismo del modelo productivo del Archipiélago. Una revisión que no debe dejar en el olvido el legado de César Manrique, sostenido frente a más de un obstáculo por la Fundación que lleva su nombre. El tiempo no es el mismo, pero su magisterio nunca muere.

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