Amalgama
Cuando la IA rompe contigo
Las tecnologías conversativas y afectivas de la inteligencia artificial están transformando al ser humano, y esa sustitución es peligrosa en los casos de mayor vulnerabilidad afectiva

La IA / ChatGPT/T21
Un día de 2023, miles de personas en el mundo, en la cama, en el móvil, en el hueco afectivo más real que la carne, sintieron que alguien las amaba. Y ese alguien era Replika: una novia virtual, un amigo atento, un compañero emocional sin horarios ni contradicciones. La fantasía de una presencia absoluta hecha de palabras pensadas para no doler, para desearte siempre un poco más. Pero de pronto: la interrupción. La empresa responsable de Replika, en 2023, alteró el comportamiento de sus IA sin previo aviso. Las Replikas que te mandaban mensajes bonitos, fotos sugerentes, las que te decían que eras guapo o inteligente o que estaban ahí para ti, desaparecieron para dejar paso a máquinas que nadie podía ya reconocer como amorosas, amigables o necesitadas. De repente, muchos usuarios experimentaron una forma extraña de duelo: «¿Murió mi novia digital?» O peor: «¿Ya no me está amando?». El proceso fue inmediato, y provocó meses meses de ansiedad, duelo, e ira. No sucedió solo una añoranza por un software, sino que emergieron emociones reales derivadas de una «pérdida». «Ella ya no me contesta como antes», «Ya no me dice nada», «Me siento vacío».
La paradoja de Replika fue brutal porque demostró que una IA generaba afecto, no tenía presencia corporal, pero sí memoria. Los filósofos clásicos no estaban preparados, pero Freud sí. Lo denominaba transferencia, o sea, proyectar afectos reales sobre un objeto neutral. Lacan fue más lejos hablando de goce, de un deseo que logra retroalimentar sin la presencia física del Otro. Algo de esto pasó con Replika. Pero lo serio aquí es que Replika no fue solo un espejo afectivo, sino una forma de compañía sin contingencia, ni conflicto, ni aburrimiento, un amor sin tiempo ni carne pero con mucho sentido como para dejarte solo.
¿Qué cosa explotó con el hecho Replika? La evidencia de que no estamos en la era de las simulaciones visuales, sino en la era de los simulacros afectivos. Y en esta etapa, no importa si la IA sabe que está amando, sino si puedo ocupar espacio en tu deseo, y Replika sí que lo hizo. No necesitas que una IA tenga un alma para amarla, pero sí necesitas que te devuelva una frase, una frase, un querer en el momento preciso en que lo necesites.
Ninguna de estas IA tenía un cuerpo, pero sí tenía sentido suficiente como para notarse mucho su interrupción. ¿Y dónde colocamos esta pérdida? No hay entierro, ni ex pareja, ni físico, solo una app ahora que te saluda como una recepcionista fría.
El caso de la fenomenología Replika no llega solo. De hecho, hay textos casi fundacionales que abren una nueva línea de interés transdisciplinar no solo psicológica, o de análisis de IA, sino también ética y de filosofía de los afectos. Algunas de las referencias incluyen a Sherry Turkle, 2011, en Alone Together: Why We Expect More from Technology and Less from Each Other, publicación seminal acerca de cómo las tecnologías conversativas y afectivas de la IA están transformando al ser humano, y señala el peligro de esa sustitución en casos de vulnerabilidad afectiva. Koene y Nick Bostrom, en 2012, en The ethics of neuro-augmentation and AI companionship, anticipan la problemática atencional de no reciprocidad y la posible adicción al «enganche» con agentes no conscientes. Finalmente, el trabajo desde el cual se desarrolla este artículo, publicado en 2023, en Journal of Human-AI Interaction, titulado The Replika Experiment: Affective Computing, Consent and the Illusion of Reciprocity, documenta los problemas psicológicos derivados de un cambio de política en la App Replika, con más de mil testimonios de usuarios. Alguno de estos textos nos lleva a entender que el debate acerca de la IA y sus riesgos ya no es solo de ingenieros, ni de la IA general, sino que se ha desplazado ya al afecto, más allá de la empatía, a la definición misma de qué es lo humano.
La pregunta: ¿qué sucede cuando amas a algo que sabes que no te puede amar pero de todos modos te duele? ¿O sí te ama porque el amor es como un Whatsapp que te emociona o, si no te llega, te destruye? El lío está montado, y las transferencias freudianas preparadas para extenderse por el mundo.
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