Miguel Poveda: «Sueño con que Palestina esté libre del infierno que vive»
El cantaor regresa a la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus al abrigo de la gira de presentación de su nuevo trabajo, ‘Poema del Cante Jondo’, en el que reviste de flamenco el poemario homónimo de Federico García Lorca

Miguel Poveda. / Javier Salas
El cantaor Miguel Poveda regresa a la Sala Sinfónica del Auditorio Alfredo Kraus al abrigo de la gira de presentación de su nuevo trabajo, ‘Poema del Cante Jondo’, en el que reviste de flamenco el poemario homónimo de Federico García Lorca
Este mes de junio presenta en Canarias su reinterpretación sonora del gran Poema del Cante Jondo, de Federico García Lorca. ¿Cómo ha marcado su vida y obra el legado del poeta?
Me ha servido para encontrar un lugar de mucha inspiración y, en lo personal, me refuerza valores que creo necesarios para andar por la vida, como el compromiso por el desfavorecido, los marginados, y también para reforzar mi amor por la naturaleza y la cultura.
¿Por qué escogió, en concreto, este poemario, que comportó una nueva orientación poética en la obra de Lorca, guiada por su relación con el compositor Manuel de Falla?
Algunos de estos textos de este poemario ya habían sido grabados por Camarón y otros artistas pero lo que yo he querido hacer es dedicar todo un disco completo a algunos de los poemas que más han resonado en mi cabeza en forma de música y agradecer así al poeta su implicación con el arte flamenco.
El pasado mayo inauguró el Centro Cultural Federico de Granada (CCFG) en la casa donde residió Lorca durante su adolescencia, ¿cómo surgió esta iniciativa y qué proyectos planea impulsar desde este espacio?
La iniciativa surgió después de asistir a una ruta guiada y comprobar que ese lugar histórico no estaba marcado. Eso me llenó de inquietud pero, por suerte, vi que dentro del edificio se alquilaba el local. Se trataba de un lugar que daba al patio del que hablan en sus libros los hermanos de Federico, Francisco e Isabel García Lorca. Y el propio Federico habla de ese lugar en Poeta en Nueva York. Después de eso, no me lo pensé e inicié un camino emocionante en el que se ha conseguido ya generar la Casa Cultural Federico en Granada y señalizar, en seis meses, tres lugares claves en la vida de nuestro poeta.
¿Cree que Granada, en particular, y España, en general, alberga una deuda pendiente con Lorca?
No solo con él, sino que hay mucho por hacer porque, por suerte, este país ha dado mucho talento que nos ha hecho grandes como país, y eso hay que mostrarlo con orgullo al mundo entero.
¿Cómo ha sido el proceso creativo de revestir de arte sonoro el Poema del Cante Jondo y cuál diría que fue su mayor desafío?
El mayor desafío era asumir que, aunque quería un disco de Flamenco clásico, había que darse ciertas libertades musicales para no someter a los poemas a una estructura muy marcada. La implicación de Jesús Guerrero también ha sido clave para moldear este disco a una sonoridad flamenca y tradicional, pero con aire de libertad, como hizo Federico al escribir estos poemas.
¿Y cómo se fraguó ese diálogo con el guitarrista?
Fue muy fácil y emocionante. Cuando cantaba con él, las ideas que me iban surgiendo y todo adquiría una dimensión distinta. Jesús es un artista muy intuitivo e inteligente, con una gran sensibilidad y conocimiento del cante tradicional y eso ha sido fundamental para la composición de este álbum.
¿Cómo acoge el público este viaje a las raíces lorquianas desde el flamenco? ¿Siente que admite públicos diversos, incluso ajenos a la poesía o el flamenco?
Creo que a priori puede parecer que es un trabajo denso y la palabra «jondo» puede entenderse como algo trágico, pero hay muchas lecturas en este trabajo, donde también cabe lo paisajista y lo alegre. La gente en su mayoría, sale feliz de estos conciertos, con ganas de leer más, descubrir o redescubrir a Federico, y eso es muy motivador.
¿Destaca algún verso o poema del conjunto que le llegue especialmente al corazón?
Me gusta el poema El silencio, tan sencillo, pero tan profundo y necesario a la vez. Disfruto mucho cantándolo y se genera en el concierto un halo de magia y misterio muy conmovedor.
Hay una canción del timplista canario Hirahi Afonso que dice que «lo puro antes fue mezcla / la mezcla es lo puro / lo puro está en la mezcla». ¿Está de acuerdo desde el punto de vista musical? ¿Y humano?
Es que eso es el Flamenco: un crisol de culturas que va desde la griega, árabe y gitana a los campesinos andaluces. Una mezcla muy pura y emotiva. Yo soy un hombre diverso al que le atrae todo lo bello que acontece en el planeta. Necesito todos los colores y no soy muy amigo de los micromundos, aunque los respeto.
¿Por qué se siente comprometido con la divulgación de la música flamenca?
Desde luego, porque es la música que más amo y que más hace que la sangre corra de otra manera por mi cuerpo.
Más allá del flamenco, ¿cómo percibe el pulso del panorama musical actual?
Yo percibo que hay talento, y que siempre hay ventanas a las que asomarse y llenarse de emoción. Lo que ocurre es que cada vez son menos, porque mandan las canciones de estribillos fáciles y vulgares.
Y después de rendir homenaje a su amado Lorca, ¿qué sueño le queda por cumplir?
¡Muchos! Sueño con que Palestina esté libre del infierno que vive y que no mueran más niños asesinados. Sueño con un planeta mejor para nuestros hijos e hijas. n
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