El canario que no canta, algo tiene en la garganta

Al canario no le queda más remedio que abandonar la jaula, alzar el vuelo y volverse cimarrón para así recuperar su canto, su identidad perdida

Cráter de las Narices del Teide

Cráter de las Narices del Teide / Wikipedia

"¿Un canario? ¿Y nace y vive, y canta, y hace nido y procrea suelto en el campo y libre? ¡Qué rareza!". Con este discurso dialógico se refiere Viera y Clavijo, en el prólogo de su obra Diccionario de historia natural de las Islas Canarias, al que popularmente se conoce en las Islas como canario del monte. Esta ave nativa del Archipiélago, en tiempos pasados, fue introducida por el hombre en Europa donde solo se cría en pajareras y es muy apreciado por su armonioso canto.

Diversos son los motivos que sugiere la canaricultura para explicar el silencio repentino de este pájaro y, entre ellos, la tristeza que puede deberse a condiciones ambientales insanas, a la soledad o, quizá, a la "magua" por perder su libertad (cuando se trata de un ejemplar criado en estado silvestre) y acabar recluido en una jaula [la voz canaria "magua" quiere decir ‘pena, lástima, desconsuelo por falta, pérdida o añoranza de algo’].

La imagen del canario en una jaula en el patio de una casa y que deleita con su canto es un elemento que forma parte del imaginario doméstico insular. El pájaro cantor que en estas circunstancias pierde el don de cantar o renuncia al canto es una alegoría del individuo que presenta una improvisa dificultad en el aparato fonador. La afonía, la pérdida de la voz simboliza la pérdida de poder.

Algo impide la autoafirmación del "yo": el miedo a alzar la voz, a hacerse oír, a gritar, "a cantar"; y así el silencio se convierte, paradójicamente, en señal de sumisión, de asentimiento, de aceptación del status quo. El pájaro canario es una figura que en el inconsciente colectivo sugiere un elemento de identidad del pueblo canario. Se sabe que es por el canto por lo que se conoce al pájaro y esta es una máxima que reafirma esa identidad a través del "canto", porque el individuo -como mismo el pueblo como colectividad- que no es capaz de alzar la voz, de hacerse oír se arriesga a caer en el olvido.

En este decir, "el canario que no canta, algo tiene en la garganta", el canto se asocia a la idea de virtud (don natural), de elemento a conservar, a la libre expresión; y esta imposibilidad de expresarse a través del canto, con la voz, es síntoma de que algo sucede al individuo que de forma voluntaria o inducida (cuando algo ajeno a nosotros, desde fuera, nos lo impide) o por un mecanismo inconsciente de represión le hace guardar silencio (la autocensura, el silencio autoimpuesto).

En una interpretación elemental de este refrán se dice que cuando una persona no tiene su humor habitual es señal de que hay algún problema. Pero en un sentido más trascendente puede intuirse que cuando el canario guarda silencio, no deja oír su voz, renuncia a tener voz propia (la voz, el canto como elementos identitarios) pierde fuerza y poder (poder de autoafirmación) lo que es consustancial a la pérdida de identidad. Así las cosas, al canario no le queda más remedio que abandonar la jaula, alzar el vuelo y volverse cimarrón para así recuperar su canto, su identidad perdida.

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