Canarismos

Los lunes ni las gallinas ponen

Las gallinas de Paco Dávila en Brieva.

Las gallinas de Paco Dávila en Brieva. / / PIXABAY

En el imaginario doméstico-rural los gallineros y las gallinas son figuras arquetípicas que pueden inspirar la construcción de dichos y expresiones populares. La gallina ponedora es símbolo de fecundidad y creación y, por ende, de «productividad» (dicho en términos de economía agropecuaria o rural y aplicado a las labores ordinarias). Asimismo estos animales se caracterizan por la gran actividad que muestran durante la época de celo, lo que les ha dado fama de hembras «licenciosas e infieles», ligada esta actitud a las tareas de procreación. Este contraste en el comportamiento más propio de este ave (hiperactividad con fines reproductores) con la poca propensión a poner huevos los lunes es una manera exagerada para transmitir el mensaje del dicho; pues se sabe que las gallinas, como buenas ponedoras, son «laboriosas» y tienen fama de «recogerse temprano» [«acostarse como las gallinas» se dice de alguien que tiene por costumbre ir a dormir muy temprano] y, en consecuencia, se les presume madrugadoras como los gallos que se encargan de despertar a todo el gallinero. La actitud desganada de las gallinas supone la ausencia o escasez de huevos. En la práctica totalidad de las tradiciones el huevo es símbolo de fecundidad y su ausencia nos sitúa ante algo infértil, «sin provecho», «improductivo».

Pero ¿por qué «los lunes ni las gallinas ponen»?

Es sabido que los días de la semana fueron nombrados desde la Antigua Roma conforme a los «siete planetas» que se conocían entonces, con los que se identificaban a los dioses celestes. Los astrónomos de la época consideraban la Luna y el Sol como planetas, de manera que el lunes se estableció como día de la Luna (dies lunae); el martes, el día de Marte; el miércoles era el día de Mercurio; el jueves, el día de Júpiter; el viernes, el de Venus; el sábado, el día de Saturno y el domingo era el día del Sol, dies Solis que por influencia del cristianismo se cambió posteriormente por dies Domini que quiere decir «día del Señor» (si bien en algunas lenguas, como el inglés, ha conservado en nombre originario, sunday). Así el domingo quedó instituido como día de descanso de la semana laboral, antaño de seis días (de lunes a sábado), pero esto para los países de tradición cristiana [no así entre judíos y musulmanes que han instituido el sábado y el viernes respectivamente como día de descanso o/y oración]. Sucede que después del día de descanso, el domingo, el comenzar la semana laboral el lunes se nos hace frecuentemente «cuesta arriba». De modo que el lunes representa fundamentalmente la pereza. Por eso se dice de las gallinas ponedoras se muestran diligentes durante toda la semana, menos los lunes que no ponen. El recurso a esta hipérbole viene a ponderar el esfuerzo que exige para muchos reanudar la actividad de la semana. Pero no queda más remedio que espabilarse y «no esperarse a los huevos del gallo»; expresión esta que se emplea para advertir que hay que ser diligentes y no dejar para el final las tareas a afrontar porque si se pierde la oportunidad, ya no hay nada más que hacer y resulta inútil «esperarse a los huevos del gallo» porque es esperar en balde.

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