Literatura

Federico J. Silva, escritor: "La literatura es un gran edificio y los poetas creamos cuartos"

Poeta curtido en el oficio de la palabra ejerciente como maestro de lengua. Entre su prolífica obra literaria, publica este año un poemario erótico, ‘Puerco cuerpo’ y una antología ‘Del vicio solitario y el deseo de compaña nueva’

El escritor Federico J. Silva

El escritor Federico J. Silva / E. D.

Daniela Marrero

Las Palmas de Gran Canaria

¿Cómo se articula esta antología en términos de unidad temática y formal?

He publicado otras antologías políticas y amorosas. Aquí se me ocurrió, y de ahí el título, elegir una unidad temática y formal de constantes que se repiten en mis poemas, como la reflexión sobre el hecho poético y la escritura. Esa parte es la que tiene que ver con el «vicio solitario», porque la poesía requiere de trabajo en soledad. «El deseo de compaña nueva» es del Arcipreste de Hita, porque en esta segunda parte se introducen textos que expresan el amor y deseo. Es una selección de 30 años de poesía y 15 libros.

¿Cuál es el mayor «vicio solitario» de Federico J. Silva? Además de la literatura…

Pues ese [risas]. En este caso es un juego de palabras porque siempre busco el doble sentido y provocar extrañezas. Evidentemente, la lectura y escritura son mis grandes vicios solitarios.

¿Cómo puede distinguirse a un buen escritor?

Siempre digo que los poetas somos como cerdos, en el sentido de que somos omnívoros. Es saber ver la poesía en cualquier circunstancia de la vida. La mirada se educa, evidentemente. Cualquier poeta que se precie debe ejercitar la lectura, una cosa te lleva a la otra, como un arte aplicado.

¿Cómo fue encerrar tres décadas de creación literaria en un solo libro?

Todos estos los textos que presento están extraídos de anteriores publicaciones. La tradición literaria es un edificio enorme del que formamos parte aportando ‘cuartitos’ y de la cual no se puede escribir al margen, incluso para ser iconoclastas y demolerla. La poesía es, además, un género de ficción. Uso recursos como la ironía, el sarcasmo y referencias intertextuales para crear distanciamiento.

Portada 'Del vicio solitario y del deseo de compaña nueva'

Portada 'Del vicio solitario y del deseo de compaña nueva' / E. D.

Metaliteratura, investigación idiomática… ¿Le queda algún palo por tocar después de 30 años como poeta?

Es un tópico que no deja de ser cierto eso de que los libros se escriben cuando ellos quieren. Hay algo que tira de ti. Aparte de la poesía también escribí una novela, pero fue una incursión de un poeta que hace novela. Todo forma parte de ser serio y responsable.

Cuando escribe, ¿piensa a menudo en el lector?

No, yo creo que eso es un error. Solo pienso en el poema y ni siquiera pienso en mí, aunque estoy yo en todo lo que escribo. Cuando Lope de Vega en el Siglo de Oro escribía aquellas comedias «como las paga el vulgo, es justo hablarle en necio para darle gusto». Yo creo que no es así. Siempre hay que respetar mucho al lector y no se le puede rendir culto al atraso y eso significa no darle basura.

Entonces, el lector no está tan «atrasado», como expresa en la solapa del libro.

Trato de crear obras que sean dignas de releerse. Busco la complicidad del lector después de la escritura, no durante el proceso. Espero que despertarle inquietud infunda desasosiego. Si un poema consigue emocionarte, habré cumplido su objetivo. La poesía, en esencia, es una obra de lenguaje y sentimiento; cada verso y cada libro combinan palabras para lograr una eficacia expresiva que busca conmover.

¿La poesía actual se alimenta de desechos? Como señala en Adamo me fecit, el poema inaugural de su antología.

Es fundamental que el lector se forme y los escritores promocionemos ese crecimiento. Por ejemplo, si en un poema se hace referencia a Moby Dick, hoy es fácil que el lector recurra a fuentes como Wikipedia para profundizar en su significado. Está la alta cocina y la comida basura. Creo que la cultura está para el que la quiera.

Federico Silva. | | ELD

Federico J. Silva. / SABAS MARTÍN

¿También traslada estas cuestiones al aula?

Comprenderás que tengo niños que, aunque no quieran comer verdura, tengo que dársela porque es bueno para su salud.

¿Y qué sucede con las entidades editoriales?

Estamos en una época complicada en fines educativos. Es que claro, en ocasiones se olvida que anteriormente, en los siglos XVI, XVII, XVIII, estaba perfectamente limitada la existencia de una literatura culta y popular. Convivían perfectamente, sin ningún problema. Hoy se ha creado una situación peligrosa sin delimitación de terrenos, donde solo hay un criterio que es el mercantil. Si Marwan, si Defred, si los youtubers convertidos en escritores, o en pseudo escritores, venden muchos ejemplares, eso es lo que manda, ¿no? No hay una crítica que delimite la literatura y subliteratura. En España y en Canarias, la crítica literaria se ha reducido notablemente, y las revistas culturales casi han desaparecido. Los editores dependen de publicar grandes volúmenes –muchas veces con subvenciones– lo que a menudo sacrifica la calidad y la formación adecuada del lector.

¿Clasificar la literatura en divisiones de fútbol no da un poco de apuro?

Claro, pero en el deporte nadie discutiría porque hay marcas. En el terreno de la literatura no quiere establecerse. ¿Qué criterios serían? No soy yo el encargado de clasificar eso.

¿La sociedad tiene «el alma envuelta en papel albal» y eso se extiende a los males que padece el poeta moderno?

Eso es de un poema muy viejo. Es complicado porque el capitalismo lo convierte todo en mercancía. La literatura parece que es una mercancía de poco valor. Amazon, las autopublicaciones, que cada día hay más, las editoriales que no discriminan y la desaparición de programas culturales la gente no recibe la formación adecuada. La poesía necesita una reflexión y levantarte a buscar qué significa una palabra. No se trata de escribir con un corazón siempre en llamas, sino de transmitir autenticidad y conectar de manera sincera. Hay muchos tópicos que se han ido imponiendo como que la poesía es el género del sentimiento. La poesía es un artefacto lingüístico que busca la eficacia expresiva.

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