Cogerse una calaza

Esta visión «animista» de las cosas y de los fenómenos de la naturaleza casa con la práctica de «sacar el sol de la cabeza» que se documenta como un uso curandero presente en el folclore de las islas

Uno de los chiringuitos de la playa de Las Teresitas.

Uno de los chiringuitos de la playa de Las Teresitas.

«Cogerse alguien una calaza» tiene el sentido de «coger una insolación», lo que se produce cuando alguien pasa mucho tiempo «al solajero» sin protección alguna. «Solajero» se le llama en Canarias al sol intenso de las horas del mediodía. Un contexto típico en el que se puede escuchar la expresión podría ser el siguiente: «¡Chiquillos!, quítense del solajero que van a coger una calaza» o este otro que dice: «Se pegó un buen rato al solajero después de comer y se cogió una calaza». En este sentido, «calaza» puede ser cualquier malestar físico con el que se manifiesta la insolación, normalmente un pertinaz dolor de cabeza o incluso fiebre. Pero también se emplea —así lo refieren varios léxicos— como sustantivo sinónimo de pereza, holgazanería (etimología: del portugués calaça que significa preguiça, lazeira: ‘pereza’); igualmente se documenta el adjetivo «encalazado/encalasado», participio pasado del verbo encalazar (derivado de calasa) que significa: cansado, agotado, exhausto, desmadejado.

Así pues, «cogerse/agarrarse una buena calaza/calasa» es sinónimo de cogerse una insolación cuyos efectos menores pueden ser un estado de cansancio, desgana o «vagancia» o se puede manifestar con mayor evidencia en un dolor de cabeza o malestar físico generalizado. De manera que es como si se tomara el efecto por la causa o viceversa, en una suerte de metonimia, para definir la «calaza». Asociada a la expresión «coger (alguien) una calaza» y consecuencia de ella es «metérsele el sol en la cabeza» que se emplea para expresar que cuando alguien permanece al solajero y coge una calaza se dice también que «se le metió el sol en la cabeza».

Es creencia popular arraigada que el sol puede penetrar en la cabeza de alguien y ello se explica por una asociación de ideas que podemos situar entre la «magia simpática» (que afirma que aquellas cosas que han estado en contacto se siguen influenciando una vez separadas) y el animismo. Esta idea de «metérsele el sol en la cabeza (a alguien)» da a este astro un carácter tangible capaz de introducirse a través de sus rayos en el cuerpo del sujeto afectado, reconociéndosele al sol la capacidad de animación. [Al igual que ocurre en otras expresiones como: «metérsele el frío en el cuerpo» o «meter el miedo en el cuerpo»].

Esta visión «animista» de las cosas y de los fenómenos de la naturaleza casa con la práctica de «sacar el sol de la cabeza» que se documenta como un uso curandero presente en el folclore de las islas. Según la creencia popular, el dolor o malestar que pueda padecer el individuo por una insolación (una calaza) se hace preciso atajarlo con un elemento antagónico al calor/fuego del sol: el agua a través de los poros y cabellos. Son varios los «rituales» de sanación «para sacar el sol de la cabeza», entre los que destacamos esta invocación que viene repetida tres veces: «Sol y sereno/ ponte en tu altor/ y a esta criatura/ ponla mejor;/ porque sol y sereno/ si en tu altor estuvieras/ esta criatura buena fuera».

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