La fina pátina del mar con lápiz y papel

La grancanaria Victoria Ramírez Valiente llega con su primera exposición individual al Espacio Cultural de La Laguna de la Fundación CajaCanarias

Victoria Ramírez Valiente frente a una de sus creaciones durante la inauguración de la exposición en La Laguna.

Victoria Ramírez Valiente frente a una de sus creaciones durante la inauguración de la exposición en La Laguna. / Leo Amaya

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Santa Cruz de Tenerife

La Fundación CajaCanarias inaugura ‘Laminal Vol. I’, de Victoria Ramírez Valiente, en su espacio de La Laguna. La muestra, primera individual de la artista, cuenta con 22 obras realizadas en carboncillo, entre ellas, con la que ganó el Premio CajaCanarias de Artes Plásticas Manolo Millares 2023.

La joven Victoria Ramírez Valiente afronta su primera exposición individual de la mano de la Fundación CajaCanarias, que en 2023 le otorgó el Premio CajaCanarias de Artes Plásticas Manolo Millares. Laminal Vol. I se podrá visitar hasta el 22 de marzo en el Espacio Cultural de la Fundación en La Laguna y en la muestra se puede disfrutar de 22 obras realizadas en carboncillo, incluida la que la hizo merecedora del galardón.

Laminal Vol.I es el resultado de un proceso de contemplación e investigación sensorial de Victoria Ramírez Valiente, de 25 años, y habla de ese espacio «tan finito que separa el interior del exterior del mar; esa lámina tan finita que lo recubre todo». Con esa fascinación habla la artista del medio líquido, que le ofrece el gran reto de capturar la fugacidad de sus comportamientos sobre el papel.

La creadora de origen grancanario se hizo con Premio CajaCanarias de Artes Plásticas Manolo Millares 2023 cuando cursaba segundo curso del Grado en Bellas Artes en la ULL –ahora está en cuarto–. «Para mí, fue muy sorprendente que me premiaran porque sentía que aún estaba iniciando mi proyecto artístico», declara. Su propuesta se centra en la técnica del carboncillo y con ella desea plasmar la superficie del mar. «Probé con diferentes técnicas, hasta que me encontré cómoda con esta, que es monocromática y me permite reflejar la sensación de calma que a mí me trasmiten los movimientos del mar», reflexiona la joven.

A pesar de que a lo largo de estos años se ha centrado en los dibujos a carboncillo, también ha querido desarrollar otras técnicas que ahora también se ven plasmadas en esta primera exposición, como es el caso de una instalación efímera, un libro de artista y un vídeo en el que recoge parte de su proceso creativo a lo largo de los años.

El mar es, de este modo, el protagonista indiscutible de esta propuesta porque, afirma la grancanaria, «siempre me he sentido muy vinculada a la naturaleza y sobre todo al mar. Me he criado muy cerquita de la playa y desde pequeña me he sentido muy cómoda en el medio acuático». Sin embargo, precisa, «nunca quise nadar por la superficie sino hundirme y aguantar la respiración». Esa motivación tan fuerte se ha traducido en su persistencia en el trabajo artístico, en el que el reto se encuentra en ser capaz de captar el rápido movimiento de los líquidos. «Con el paso del tiempo he querido analizar la base conceptual y las propiedades físicas del medio a través de la técnica en carbón», explica Ramírez Valiente.

Reconoce que el carboncillo es una técnica que requiere de gran entrega y trabajo de perfeccionamiento. «Además, yo he querido ser ambiciosa en esta exposición y eso se ve reflejado en el formato de las obras y en el tamaño de los papeles y los soportes», puntualiza la joven, quien también añade que ha sido un reto exponer en una sala tan grande como el Espacio Cultural de la Fundación CajaCanarias en La Laguna, lo que la obligaba a contar con una cantidad de piezas determinada.

A pesar de que se trata de una propuesta muy personal, Ramírez Valiente afirma que cualquiera puede sentirse identificado porque «vivimos acelerados, con mucha ansiedad, y el mar se puede convertir en un refugio para olvidar toda esa prisa». Además, la artista habla de la importancia que tiene el mar para un pueblo como el canario, precisamente, porque «nos hace falta ese horizonte y sin él, en mi caso, me siento perdida».

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