Mis recuerdos de la creación del Centro Atlántico de Arte Moderno

Como copartícipe, la autora recuerda la gestación del CAAM y el papel «indispensable» del artista para conseguir el objetivo del museo

Martín Chirino.

Martín Chirino. / EFE

Hilda Mauricio Rodríguez

Mi amistad con Martín Chirino se remonta a los primeros años de 1970, creo recordar en 1974. Trabajaba aquellos años en la Casa de Colón baja la dirección de Alfonso Armas Ayala.

Un día leo en Diario de Las Palmas una entrevista a Martín Chirino con motivo de la inauguración de su gran escultura Lady en la plaza del Colegio de Arquitectos (en aquella época de Canarias). En dicha entrevista se quejaba de que en su isla natal no había ninguna escultura suya pública y nunca la Administración Pública de Gran Canaria le había organizado ninguna exposición.

Se lo comento a Alfonso Armas, le pregunto si lo conoce, me responde afirmativamente y me dice que lo llame a Madrid para ofrecerle una exposición en la Casa de Colón. Aún recuerdo mis temblores en la voz (tenía 23 años) al hablar con el gran escultor ofreciéndole nuestras salas para una exposición. De esta manera comenzamos la organización de la exposición superando las trabas económicas y administrativas que estaban vigentes en aquella época. Y como dijo Bogard, fue «el comienzo de una hermosa amistad». La exposición se tituló Afrocan.

Al llegar a la Isla se reencuentra con sus viejos amigos: José Luís y Tony Gallardo, Nena Cantero, Mela Campos y muchos amigos de Las Canteras. La inquietud política y cultural de Tony Gallardo le llevó a concebir la creación de un grupo de artistas e intelectuales de izquierda que agitara la vida cultural de nuestra ciudad y este fue el origen de Contacto 1 formado por los hermanos Gallardo, Juan José Gil, Juan Luís Alzola, Nicolás Calvo y un jovencísimo Leopoldo Emperador. Martín acudía a nuestras reuniones cuando estaba en la ciudad.

Para dar a conocer nuestro concepto de la cultura pensamos que lo mejor sería hacer un manifiesto en el que plasmaríamos nuestras inquietudes culturales y nuestro proyecto para hacer de Canarias un enclave cultural progresista en medio de la mediocridad cultural oficial franquista.

Y así nació el Manifiesto del Hierro firmado por Martín Chirino, los artistas de Contacto 1, Alfonso O’Shanahann, Diego Talavera, Mamé Mauricio y más gente de la cultura, hombres y mujeres. Ya empezábamos a tener una conciencia nacionalista y contactamos con intelectuales y gente de la cultura del resto de las Islas para firmar el Manifiesto. Y para darle un mayor significado simbólico lo firmamos en El Hierro, la Isla más pequeña y occidental del Archipiélago. Allí fuimos acogidos por los y las militantes del PCE cuyo responsable era Aurelio Ayala.

Y allí se leyó por primera vez El Manifiesto del Hierro, el 15 de agosto de 1976. Ya se hacía mención a la tricontinentalidad de Canarias.

1983, llegada del Partido Socialista al Cabildo de Gran Canaria, cómo grupo mayoritario, siendo nombrado Francisco Ramos Camejo consejero de Cultura. Ya desde mis primeras reuniones con el consejero me preguntó, como responsable del Departamento de Artes Plásticas y conservadora de los Museos Insulares, qué hacía falta para dinamizar dicho departamento. Le contesté que, a mi juicio, dos cosas:

1ª.- Un museo de arte contemporáneo.

2ª.- Que los artistas jóvenes canarios fueran conocidos en la Península.

Martín Chirino me apoyó y me ayudó a llevar a cabo estas dos ideas. Le presenté a Camejo y ya empezamos a trabajar.

Siempre con el consejo y ayuda de Martín, Frontera Sur, como se llamó la exposición, estuvo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid; en el Palacio de la Virreina en Barcelona; Palacio del Almudí en Murcia; Museo de B.B.A.A. de Vitoria, y en el Museo de B.B.A.A.de Lisboa.

Ya desde 1983 le recomendé a Ramos Camejo el consejo y la presencia de Martín Chirino, indispensable para llevar a cabo el objetivo de tener en Gran Canaria un Museo de Arte Contemporáneo.

A partir de ahí nuestra relación de trabajo fue incesante. Siguiendo el consejo del arquitecto y artista Félix Juan Bordes, colaborador desde el primer momento de este proyecto, se invitó a las cátedras de Proyectos de toda España a participar en el concurso Entre otros, recuerdo a Juan Antonio Cortés y Vázquez de Parga, Félix Juan Bordes, Sergio Pérez Parrill y Francisco Javier Sáenz de Oíza.

La reunión con los arquitectos invitados fue en la Universidad Internacional de Canarias. Martín les explicó la idea que tanto habíamos hablado y discutido: queríamos un museo vivo, que dinamizara la vida cultural de Canarias y apoyara a los artistas canarios.

Martín apuntó la idea de que no fuera un museo al uso sino un centro vivo y dinamizador de las Artes Plásticas. Los arquitectos aceptaron la idea y pusieron una sola condición: querían una sola persona como jurado, un arquitecto internacional de reconocido prestigio. Nos dieron un listado de seis o siete nombres.

El primero de la lista fue James Stirling, Martín lo llamó y hablaron en inglés. Este arquitecto le dijo que no porque estaba trabajando en varios proyectos. A mí me tocó hablar con el segundo nominado: el portugués Álvaro Siza Vieira. Para mi asombro, me confirmó que vendría encantado. Martín y yo fuimos sus anfitriones.

Los proyectos estaban expuestos en las salas de exposiciones de la Universidad Internacional de Canarias, en la calle de Los Balcones. Nos pidió que le encerráramos con llave para no tener ninguna visita inoportuna. A la hora de almorzar lo fuimos a buscar. Siguió por la tarde y así dos días hasta que nos dijo que ya tenía su valoración. El ganador fue mi querido y admirado Francisco Sáenz de Oiza.

El Centro Atlántico de Arte Moderno se inauguró el 4 de diciembre de 1989.

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