Entrevista | Leticia Sierra Escritora / Autora de 'Lo que oculta la tierra'

"La novela negra me permite matar sin riesgo de ir a la cárcel"

La autora asturiana sigue fiel a las texturas negras con una novela de crímenes ubicada en un pozo de la localidad minera del valle de Turón

Leticia Sierra (Pola de Siero, 1972).

Leticia Sierra (Pola de Siero, 1972). / E.D.

Jorge Dávila

Santa Cruz de Tenerife

Abandonó el periodismo hace más de dos décadas y media, aunque ella se sigue sintiendo periodista. De momento, la asturiana Leticia Sierra Dorado (Pola de Siero, 1972) regresa a las librerías con otra trama de texturas negras para dar continuidad a las fórmulas literarias que ya enseñó en Animal (2021) y Maldad (2022). Lo que oculta la tierra (Planeta) es una especie de crónica negra con una estructura de novela que se desborda a partir de un extraño y brutal crimen descubierto en el valle minero de Turón.

¿Sigue cerca de casa?

Asturias es un escenario importante en mis novelas, pero hasta hace cinco o seis años era una completa ignorante de la historia que cuento en Lo que oculta la tierra. En esta ocasión me adentro en el valle minero de Turón, en el año 1995, con la intención de aclarar un suceso que se precipita a partir del hallazgo del cadáver de un anciano en una carretera secundaria. Aparece en posición penitente y con las manos y la lengua cortadas.  

La historia viene envuelta con matices costumbristas y se intuye el peso de la memoria histórica.

Uno de los mensajes de la novela gira en torno a la necesidad de no olvidarnos del pasado, es decir, de tener muy en cuenta esa memoria histórica. Lo recomendable es intentar aprender de lo ocurrido para no tropezar dos veces con la misma piedra, pero eso es algo que suele ocurrir con frecuencia. Restaurar el olvido de las personas que cayeron en el anonimato es una de las cuestiones en las que más profundizo.

El libro hace un guiño a los habitantes del valle de Turón.

Sí, es un pequeño homenaje literario a una gente forjada en la adversidad; personas curtidas y luchadoras que no lo han tenido fácil. No rendirse ante un presente y un futuro tan oscuro les otorga la condición de supervivientes. Su resiliencia está reflejada en los personajes; en los masculinos pero, sobre todo, en los femeninos... La mujer del valle de Turón tiene un protagonismo importante ya que sostiene el peso de la vida familiar.

"Mis crímenes son una excusa maravillosa para regresar a las lecturas de mi infancia en la que devoraba las historias de Agatha Christie"

La trama exhibe unas cuentas pendientes con el pasado que al final se convierten en el motor de los capítulos, ¿no?

La historia principal del libro ocurre en el pasado, entre los años 1937 y 1940, y gira alrededor del pozo Fortuna. Los lectores van a encontrar dos líneas temporales muy distintas: una centrada en el año 40 que se narra a través de la mirada de una mujer en sus dos últimos días de vida antes de ser asesinada y la otra afecta a la investigación de un crimen que ocurre en 1995. Lo que sucede es que los investigadores logran saber por qué la mujer acaba dentro del pozo y quién provoca el crimen. Ella es la víctima 295 de un pozo que a día de hoy aún podría albergar los restos de entre 400 y 500 personas.

En sus historias suele aparecer un cadáver sobre la mesa –en este caso se le ha ido la mano–, pero la pregunta es directa. ¿Se siente cómoda en este registro?

Mis crímenes son una excusa maravillosa para regresar a las lecturas de mi infancia en la que devoraba las historias de Agatha Christie. Además, posibilitan contar hechos o circunstancias que están inundados de denuncia social. Escribir libros permite quejarme de lo que no me gusta.

"'Lo que oculta la tierra' ha sido como elaborar un reportaje largo [sonríe] en el que nadie me ha dicho ni cómo tengo que titular, ni las palabras que puedo emplear, ni el espacio que tengo que llenar..."

¿Ésa es una receta que cuando se ejerce el periodismo le falta algún ingrediente?

Cuando escribo me siento periodista, entre otras cosas, porque el trabajo de escritora no difiere tanto. Un profesional de la comunicación debe, si quiere hacer bien su trabajo, hablar con sus fuentes, documentarse, investigar, contrastar y escribir. Esos pasos también se dan en la literatura, pero en ella todo son ventajas. Ni hay límite de espacio, ni existe un corsé en el formato, ni tienes que estar sujeta a una línea editorial, ni te vas a encontrar una lucha contra el tiempo... Aquí vas a tu ritmo y siempre puedes decir lo que quieras sin tener que rendir cuentas a nadie.

¿No echa de menos la redacción?

Yo me marché del periodismo hace mucho tiempo –Leticia Sierra formó parte de la redacción de La Nueva España, periódico del grupo Prensa Ibérica– y por ello no voy a dejar de ser periodista, pero aquí hay menos presión que en una redacción. Lo que oculta la tierra ha sido como elaborar un reportaje largo [sonríe] en el que nadie me ha dicho ni cómo tengo que titular, ni las palabras que puedo emplear, ni el espacio que tengo que llenar... Esa es la principal diferencia.

¿Su atracción por el género oscuro tiene alguna conexión con la sección de sucesos?

No, yo nunca he escrito de sucesos. Y eso que es una de las secciones que más me gustan. Aquí los tiempos me los marco yo o la editorial, pero sigo disfrutando con uno de mis placeres: escribir. La novela negra me permite matar sin riesgo de ir a la cárcel. Alguna ventaja tendrá que tener la ficción, ¿no?

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