Discos de la semana
The Weeknd, entre el genio y la megalomanía en 'Hurry up tomorrow'
El cantante canadiense cierra su trilogía, a la espera de ver si liquida o no su personaje, con un álbum de 84 minutos que combina aciertos refrescantes y deslices pomposos, y en el que se presenta como víctima del monstruo de la fama
Los nuevos elepés de Dropkick, Kathryn Mohr y Bonnie 'Prince' Billy, también reseñados

The Weeknd, actuando en la última gala edición de los premios Grammy.
Jordi Bianciotto / Rafael Tapounet / Roger Roca
'Hurry up tomorrow'
The Weeknd
XO-Republic-Universal
Pop-soul-funk
★★★
El canadiense Abel Makkonen Tesfaye ha elaborado toda una narrativa en torno a su personaje, The Weeknd, a partir de un tema que ya es un soberano cliché, los efectos de la fama en su circunstancia, con su contradicción incorporada: a medida que va tratando de redimir su condición de celebridad, exorcizando el lado oscuro del asunto (adicciones, relaciones fallidas) más y más famoso se va haciendo. Ahora parece que 'Hurry up tomorrow' termina con ese círculo poco virtuoso, dado que no solo cierra una trilogía de álbumes, sino que el artista ha manifestado el deseo de matar a su 'alter ego'.
Mientras eso sucede, o no, este álbum brinda un nuevo y engordado cancionero-Frankenstein, en el que ha contado con 30 productores y que ofrece 84 minutos de música. Estos 22 temas no amplían el muestrario de recursos de The Weeknd, si bien contienen unas cuantas muestras de genio, acompañadas de material más desdibujado y de ciertos deslices pretenciosos, sobre todo en el capítulo de baladas (hinchadas).
Sintetizadores dominadores
El arranque, 'Wake me up', funciona con su pasarela 'funky', su herencia de Michael Jackson ('sample' de 'Thriller') y su compadreo con Justice. Queda claro que los sintetizadores son el ingrediente central, marciales en 'Sao Paulo', la pieza más renovadora, suerte de batucada-techno-funk con rapeado fogoso de la brasileña Anitta. Y cómplices en la dinámica arrolladora de 'Open hearts', un as que The Weeknd se saca de la manga en tándem con el 'hit maker' Max Martin.
Este es un álbum concebido para escucharlo sin trocearlo, desprovisto de pausas y con transiciones imaginativas. Recrea una sonoridad muy propia, con la que toca fibras sensibles desde la frialdad tecnológica y tendiendo a la oscuridad. También al espesor. Cabe consignar un par de refrescantes ententes con Oneohtrix Point Never ('Opening night', 'Give me mercy'), y esa 'Given up on me' que empieza citando el clásico 'Wild is the wind' (la pieza que en otros tiempos adaptaron de Nina Simone a Bowie) y que muta luego hacia el jazz. También el rap de Playboi Carti en 'Timeless' y la balada rota 'Big sleep' (alianza con Giorgio Moroder).
Es en el tramo final cuando nuestro hombre se pone más pretencioso, empezando por 'The abyss' (Lana del Rey, trepando hasta las cotas vocales más altas) y siguiendo con la afectada 'Without a warning', donde se presenta como víctima del supuesto monstruo creado por él mismo: "la multitud gritará mi nombre / incluso si el mundo quiere que fracase", lamenta mientras de fondo se oye la multitud vociferante de un estadio. En el tema de cierre, el titular, admite que no le quedan "más batallas por ganar" y presagia "el final" enredado en un bucle épico con ecos de 'Purple rain'. Bien, pues que termine de una vez y vuelva a ser feliz dando paso a algo nuevo, por favor. Jordi Bianciotto
Otros discos de la semana
'Primary colours'
Dropkick
Bobo Integral
Jangle-pop
★★★★
Pasan los años y las modas y el escocés Andrew Taylor sigue a lo suyo: facturar canciones de pop pluscuamperfecto sustentadas en melodías redondas, armonías con vuelo y guitarras tintineantes, en la estela de sus paisanos Teenage Fanclub pero con un aire más hogareño. Esta nueva colección se inclina hacia el lado introspectivo de su propuesta, pero incluye también joyas de arrebatador pop guitarrero ('Snowflakes') y contundente rock americano de escuela Jayhawks ('Highs and lows'). Rafael Tapounet
'Waiting room'
Kathryn Mohr
The flenser
Folk-rock-electrónica
★★★★
Si al lector le apetece un poco de música rematadamente 'malrollera', de autoflagelación y aullido expiatorio, este es su disco. Escrito durante una residencia en una fábrica de pescado abandonado en Islandia, percibes su óxido y su aliento enrarecido. Canciones esqueléticas, de guitarra atormentada y reverberaciones electrónicas, con ecos góticos y espasmos punk con restos de PJ Harvey, que proyectan una belleza perversa a través del desconsuelo y la incomodidad. J. B.
'The purple bird'
Bonnie 'Prince' Billy
Domino
Canción
★★★★★
En 12 canciones, a Will Oldham, alias Bonnie 'Prince' Billy, le cabe todo. Viñetas de una vida sencilla y tribulaciones del corazón, pero también la angustia por el cambio climático, cómo sobrellevar la violencia que parece que lo tiñe todo y las preguntas que uno se hace en sus horas más oscuras: ¿ha valido la pena esta vida? El vestido esta vez está hecho con banjos, flecos y violines. Una finísima banda de Nashville arropa a Oldham en este canto al amor y a la aceptación del otro y de uno mismo. Un disco que es un salvavidas. Una maravilla. Roger Roca
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