Entrevista | Elfidio Esteban Alonso Palazón Vicepresidente de la Fundación Los Sabandeños
Elfidio Esteban Alonso Palazón: "Yo me siento el custodio del legado de Los Sabandeños, no el hijo del dueño de la marca"
El vicepresidente de la Fundación no considera "un sacrilegio que Quevedo y la formación musical fundada en Sabanda puedan compartir un escenario"

Elfidio Esteban Alonso Palazón (La Laguna, 1966), en la Casa de Los Sabandeños de Aguere. / Arturo Jiménez
No quiere hacer una revolución, pero sí modernizar la imagen de Los Sabandeños, según él, los Rolling Stones de la música en Canarias. Elfidio Esteban Alonso Palazón (La Laguna, 1966) conoce bien la casa. Su padre es miembro-fundador de la agrupación y ahora ocupa la vicepresidencia de la fundación. «Esto no es una monarquía, pero sabía que algún día me tocaría liderar este proyecto», precisa sobre sus nuevos cometidos en una formación que acumula 60 años al servicio de la cultura canaria.
¿Qué supone aceptar este legado?
Una responsabilidad importante, pero ésta es mi vida y llevo muchos años formando parte de esto. Sabía que en algún momento me tocaría liderar el grupo y es una de las razones por las que opté por no salir cuando alguna vez me planté cómo sería mi vida fuera de Los Sabandeños. Hace diez años que mi padre me cedió la marca, pero eso no quiere decir que esto sea mío. Yo no voy a hacer o deshacer lo que me venga en gana.
"Hace diez años que mi padre me cedió la marca, pero eso no quiere decir que esto sea mío. Yo no voy a hacer o deshacer lo que me venga en gana"
Sí, pero de alguna manera el control sigue en casa, ¿no?
Mucho antes de que mi padre [Elfidio Alonso Quintero] me cediera los derechos de la marca yo recuerdo escuchar conversaciones en las que se analizaba la conveniencia de tener un comité externo, formado por personas que no estaban en el grupo, que en el caso de que se diera una situación extraña pudieran tomar la mejor decisión para que la historia de Los Sabandeños no corriera riesgos innecesarios. Una de esas amenazas se dio cuando él se entera que la marca no está registrada, porque eso fue algo que se hizo hace casi 60 años por los trece primeros componentes, y se produce la primera gran ruptura. Los que siguieron al lado de mi padre fueron los que se quedaron con una marca que llegó a caducar. A partir de ese instante aparecen productos como la lejía Sabandeña o el restaurante Los Sabandeños. Regularizar esa situación permitió que cuando se dio la última crisis él tuviera la sartén por el mango porque era el propietario de la marca. Ser el dueño de la marca tiene esa responsabilidad, no es un chollo… Esto no es mío y aquí se hace lo que yo digo, sino que existe un mecanismo de control para custodiar la historia nuestra historia. En el patronato hay ocho personas que toman decisiones, pero si hubiese que tomar una medida de carácter extremo siempre habrá una que tendrá la llave…Yo me siento un custodio de la entidad, no el hijo del dueño de la marca.
¿La sombra de Elfidio Alonso es larga?
Sí, pero ése es un asunto que tengo más que superado. No es fácil vivir debajo de un olmo, de alguien tan grande, pero yo he conseguido sobrevivir. Me siento orgulloso de ser el hijo de Elfidio Alonso. Tengo claro que no soy él, pero no me pesa dar continuidad a la obra de un personaje que culturalmente está tan ligado a la vida cultural de esta tierra… Soy consciente de que no puedo competir con él en nada de lo que ha hecho, pero sí creo que puedo aportar mis conocimientos de gestión y comerciales para tener las herramientas necesarias y sustituir a esa figura, es decir, si yo no soy un director musical habrá que buscar uno como el que tenemos. En el caso de necesitar a una persona creativa para dar forma a temas nuevos habrá que buscarla fuera, porque ni yo soy esa persona ni dentro del grupo contamos en estos momentos con alguien que resalte por esa facilidad para crear letras. Durante casi 14 años contamos con el talento de Benito Cabrera, que es una persona clave en la historia de Los Sabandeños, y él intentó crear muchas cosas. Es probable que muchas de las cosas que hizo no tuvieran el calado que sí alcanzaron las que ejecutó Elfidio Alonso, pero su etapa en el grupo fue necesaria y brillante. Si él lo intentó y no llegó al tope de mi padre es difícil pensar que otra persona lo pueda lograr… Eso no significa que nos quedemos quietos; habrá que buscar fórmulas que nos permitan renovar nuestra imagen y, por supuesto, repertorio.
"Hoy por hoy no hace falta ser un genio o Elfidio Alonso Quintero para proteger este legado"
¿Hacia dónde miran estos sabandeños?
Hacia un punto que nos permita modernizar la imagen de Los Sabandeños sin tener que renunciar a nuestra esencia y sonido. Las pequeñas pinceladas que le podamos dar al grupo tienen que ver más con la imagen y la puesta en escena que con su riqueza musical. Lógicamente, ahí también queremos crecer, pero estamos en medio de una revolución digital que nos obliga a hacer cambios. El cuarto de Tula seguirá sonando, pero habrá que darle una vuelta a la puesta en escena. El espectador no puede estar en una posición estática durante 90 minutos o anclado a una barra tomando una cerveza. Crear guiños para que el público no está continuamente viendo lo mismo es un reto que podemos resolver con imaginación o, simplemente, cambiando nuestra disposición sobre el escenario. Se puede cantar la Folía de la Libertad y no estar en una posición tradicional. Queremos pasarlo bien en el escenario; divertirnos sin dejar de hacer lo que hemos hecho siempre. Modernizarnos no significa darle una onda más moderna a un tema, sino crear una atmósfera que genere un buen feeling entre las dos partes. Tener esta apertura de miras nos saca de un ciclo en el que nos acostumbramos a cantar de la misma manera durante años. Los tiros deben ir por crear espectáculos-conciertos que ofrezcan algo más a los espectadores. Eso no quiere decir que vayamos a hacer una revolución. Mi padre dice que lo importante son las voces y el mensaje y eso no va a cambiar nunca… Hoy por hoy no hace falta ser un genio o Elfidio Alonso Quintero para proteger este legado, hace falta buscar a las personas adecuadas para que todo funcione de la mejor manera posible.
"Los Sabandeños son los Rolling Stones de Canarias"
¿Pesan los 60 años de historia?
Claro que pesan, pero también son una herramienta que nos viene bien. Muchas veces nos ponemos a hablar entre nosotros y, sin faltar el respeto a lo que hemos sido y a lo que somos, llegamos a la conclusión de que Los Sabandeños son los Rolling Stones de Canarias. El que va a un concierto de los Rolling no quiere escuchar sus temas más recientes, lo que más desea es que canten sus viejos éxitos. La gente nos sigue pidiendo El cuarto de Tula, Las manos de mi madre, la Folía de la libertad, el Pasodoble Islas Canarias… Con Silvio Rodríguez nos pasó algo muy curioso en Las Palmas. Y es que la gente no dejó que se marchara hasta que cantó Mi unicornio azul. Él no lo quería cantar, pero lo tuvo que cantar…
¿Qué es lo más potente de esta marca?
Lo más potente, al margen del nombre en sí, es que hemos creado en la gente de nuestra tierra una cantera enorme. Cuando se produjo la última gran fragmentación y nos vimos con 28 días para montar el espectáculo por el 40 aniversario nos dimos cuenta de que había cantera. Benito Cabrera cogió las riendas de la parte musical y empezó a introducir piezas para cubrir huecos. En menos de un mes estábamos cantando en el Auditorio de Tenerife y ahí nos dimos cuenta de que la vida sigue e, incluso, en ocasiones mejor que antes. Las grandes marcas caminan solas.
¿Es importante construir un puente entre las nuevas generaciones y la idea que se quiere potenciar del grupo?
Cuando eres un adolescente los gustos son otros. En mi caso, por ejemplo, me gustaba Queen, AC/DC o Pink Floyd, pero yo me crié en una casa donde el folclore siempre jugó un papel decisivo. Eso estaba dentro de mí. Muchos jóvenes tienen esa cultura en sus familias y, seguro, que van a acabar escuchando a Los Panchos. La inercia de la juventud es ir a buscar el reguetón, los sonidos urbanos o a Quevedo, pero en el fondo valoran que hay una música que forma parte de su identidad como pueblo. Eso es algo que se aprende en las romerías y que se queda para siempre…
¿Se ven haciendo una colaboración con Quevedo?
¿Y por qué no? Ya cantamos con Arkano [rapero alicantino] hace dos años y la pregunta que más nos hicimos antes de subirnos a un escenario fue ¿pero qué vamos a hacer nosotros con Arkano? Pues salió una cosa bonita. Funcionó. La gente se quedó loca y eso es algo que podemos repetir... Otra cosa es que Quevedo, con lo que mueve ese chico, quiera cantar con nosotros porque en este caso decide él [ja, ja, ja]... Yo no considero un disparate que Quevedo y Los Sabandeños puedan compartir un escenario. No es que nos vayamos a ir hacia ese género, por supuesto, pero no supondría ningún sacrilegio que Los Sabandeños pudieran interactuar con jóvenes que tienen un talento especial para la música. No nos queda otra que intentar entrar en ese espacio porque es una manera de atraer a las personas que ya están en él hacia nosotros. No pasa nada por compartir una canción con un rapero.
"Esto no es algo que se pueda comparar con un traspaso de monarquía de Juan Carlos I a Felipe VI o de Elfidio Alonso Quintero o Elfidio Alonso Palazón"
¿Siempre desde La Laguna?
Es nuestra ciudad y en el lugar en el que hemos crecido, pero Los Sabandeños nunca han tenido problema para identificarse con cualquier punto de este Archipiélago. El 30 de mayo, por ejemplo, tenemos un problema porque Santa Cruz no nos termina de soltar y hay otros municipios que quieren contar ese día con Los Sabandeños. Algún año hemos tenido que hacer doblete para atender alguna de esas peticiones. Más allá de nuestras raíces nosotros nos sentimos canarios y bien acogidos en todas las Islas. Contentar a todo el mundo no es fácil cuando eres Los Sabandeños, pero lo intentamos…
"Yo conozco esos caminos porque los he mamado en casa y sé de lo hablo y a lo que me enfrento asumiendo una responsabilidad de este calado"
¿Eso se puede arreglar con dos formaciones?
Pues lo hemos pensado [sonríe]. Llevamos tiempo trabajando la idea de no tener a más de 28 componentes en un escenario porque eso genera unos costes altos [en la actualidad hay 37 componentes] que tenemos que reducir buscando fórmulas alternativas. Duplicar el grupo como algo habitual no entra en nuestros planes, pero sí que se podrían establecer rotaciones para que sin perder calidad el producto no sea deficitario. Ha llegado el momento de que Los Sabandeños trabajen para la Fundación y no al revés. Muchas veces nos preguntan cómo es posible que un grupo con esta trayectoria no tiene los recursos económicos necesarios para acometer algunas acciones. La respuesta es sencilla. Las cosas ya no son como antes y ahora cuesta todo un poco más. Lograr que una estructura tan grande sea rentable no es nada sencillo, pero se pueden hacer cosas para que no nos cueste dinero. Yo no voy a provocar un debate sobre cuál de ese grupo sería el verdadero porque a día de hoy sólo existe uno: Los Sabandeños. Ahora acaba de entrar el hijo de Juan Luis Calero, Octavio, que es un sabandeño desde que tenía cuatro años porque yo recuerdo un concierto en el Paraninfo en el que él, con cuatro añitos y vestido con la manta esperancera, se subió al escenario para ponerse al lado del abuelo mientras cantábamos las folías parranderas. Para él ha sido un sueño entrar en el grupo, pero para mi padre también lo ha sido. Esto no es algo que se pueda comparar con un traspaso de monarquía de Juan Carlos I a Felipe VI o de Elfidio Alonso Quintero o Elfidio Alonso Palazón. Aquí lo que se ha dado es un relevo generacional como lo puede tener José Manuel Ramos con Olga Ramos y sus hermanas. Yo no soy ajeno a los comentarios que apunta que “se lo da al hijo porque a quién se lo va a dar…”. Primero, la sesión se produjo hace muchos años y, segundo, creo que estoy capacitado para dar continuidad a la obra de mi padre.
"Es fácil que en una manada de lobos aparezcan temperamentos ocultos para intentar derrotar a un líder... Creer que te puedes cargar al gran lobo es un error de juventud o de cálculo que en Los Sabandeños se ha repetido en varias oportunidades, pero al final siempre estuvola pieza que consiguió llevar al grupo más lejos que nadie. El gran lobo es Elfidio Alonso Quintero"
¿Le molestan esos comentarios?
No me molestan, pero creo que son unos comentarios injustos. Cuando alguien decide entregar algo de este calado no sólo debes tener en cuenta si esa persona está preparada para asumir el reto, sino si ese “heredero” conoce el camino a seguir y conoce las interioridades de un grupo tan complejo como Los Sabandeños. Yo conozco esos caminos porque los he mamado en casa y sé de lo hablo y a lo que me enfrento asumiendo una responsabilidad de este calado. Esto lo puede coger una persona externa y transformarlo en algo que la gente no va a entender o querer. En mi caso, el reto es mantener la integridad del grupo asumiendo que los tiempos han cambiado.
Antes habló de los Rolling. ¿qué sería de una gran banda sin las grandes luchas intestinas como las que han tenido que lidiarse en Los Sabandeños?
Cuando estás en manos de un líder como mi padre las cosas se ven con cierta seguridad, pero a mí me gusta mucho la biología y, salvando las distancias, es fácil que en una manada de lobos apararezcan temperamentos ocultos para intentar derrotar a un líder. La labor que ha hecho Elfidio Alonso por preservar esta marca ha sido ejemplar. No siempre el mejor músico está en condiciones de liderar un grupo que en otras manos ha logrado hitos históricos. Creer que te puedes cargar al gran lobo es un error de juventud o de cálculo que en Los Sabandeños se ha repetido en varias oportunidades, pero al final siempre estuvo la pieza que consiguió llevar al grupo más lejos que nadie.
- Koldo García: «Lo que me jode es Canarias, no haber conseguido nada del presidente»
- El IGN detecta nueve pequeños terremotos en La Orotava en menos de 24 horas
- Colas para entrar a Santa Cruz de Tenerife por el vuelco de un coche
- Ascenso sin precedentes de la cantera del CD Tenerife
- Salvar La Tejita demanda al Ayuntamiento de Adeje tras 'autorizar' el trasplante de viborina triste por Cuna del Alma
- Jay Slater huyó con drogas y cuchillos antes de morir en Tenerife: revelaciones que lo cambian todo
- Maná: «no saben lo feliz que nos hace estar de vuelta en Tenerife»
- Marruecos alentó la masiva salida de pateras hacia Canarias en el covid: «Los están dejando salir por el Sáhara»