La literatura y la música: un dueto desigual

En Tenerife, la balanza de los presupuestos públicos parece inclinarse hacia la música

El Auditorio de Tenerife, en una imagen tomada el pasado fin de semana.

El Auditorio de Tenerife, en una imagen tomada el pasado fin de semana. / ARTURO JIMÉNEZ

En el vasto escenario de la cultura, la literatura y la música son dos melodías que deberían armonizar en perfecta sinfonía. Sin embargo, en Tenerife, la balanza de los presupuestos públicos culturales parece inclinarse notablemente hacia la música, dejando a la literatura en un tímido no segundo, ni tercero…., sino séptimo plano, pues de las artes es la peor tratada. ¿Qué le falta a la literatura para alcanzar la resonancia de la música en los corazones y en los fondos públicos de la isla?

La literatura, con su capacidad única de capturar el espíritu del tiempo, de llevarnos a mundos imaginarios y de hacernos reflexionar sobre nuestra propia existencia, además de servirnos a veces incluso de curación, de salvación ante determinados momentos de la vida, creemos que merece un lugar prominente en el panteón cultural. No se trata solo de dotarla de mayores recursos económicos, sino de enaltecerla públicamente con el mismo fervor y pasión que se dedica a la música.

La literatura necesita, ante todo, visibilidad.

En Tenerife, los conciertos y festivales de música son acontecimientos que vibran en cada rincón de la isla, atrayendo a multitudes y generando una efervescencia palpable. La literatura, en cambio, susurra desde las sombras. Necesitamos más ayudas, oportunidades, giras, una casa de la literatura, lugares para los escritores, (como tenemos una casa de la música en el Auditorio Adán Martín), más y mejores ferias del libro, más festivales literarios y encuentros con autores y autoras canarios con su público, que transformen la literatura en una celebración colectiva.

También es esencial fomentar la accesibilidad.

La música está presente en escuelas, plazas y auditorios, accesible a todos. La literatura debe seguir el mismo camino, llegando a cada plaza, a cada biblioteca, a cada escuela, a cada barrio. Necesitamos programas que incentiven la escritura como profesión y por supuesto aquellos que sigan incentivando la lectura, y necesitamos sobre todo dignificar y hacer económicamente sostenible la vida de los escritores. La literatura debe ser una profesión respetada y bien pagada, como lo son otros bienes común, para estar de verdad al alcance de todos los habitantes de la isla.

La integración de la literatura en otros ámbitos culturales es otra clave.

La música se fusiona con las artes escénicas, con la danza, con el cine. La literatura debería encontrar su voz en estos espacios, dialogando con otras artes, enriqueciendo y siendo enriquecida por ellas, ¿por qué no, por ejemplo innovar creando una una ópera a partir de un texto literario canario? Imaginemos recitales de poesía o ficción acompañados de música, adaptaciones musicales y teatrales de novelas locales, ciclos de cine basados en obras literarias escritas por escritores de aquí.

El respaldo institucional y la inversión en los muchos talentos literarios que tiene Tenerife también son cruciales. Así como se apoya y se promociona a músicos emergentes y no tanto, es vital crear subvenciones (pues son PYMES en muchos casos a autónomos) becas para los que empiezan, residencias y tiempo de calidad para escribir a los que ya tienen más experiencia, y premios literarios o similares que impulsen a escritores canarios y premien la resistencia, la persistencia del sector y de determinadas iniciativas privadas que son las que se ocupan de los profesionales de la escritora. Nuestros autores deben sentirse valorados y respaldados, su labor reconocida como esencial para el tejido cultural de la isla.

En este concierto cultural, la literatura y la música deben bailar un tango apasionado y equilibrado. Solo así podremos construir un Tenerife donde cada palabra escrita resuene con la misma fuerza que una nota musical, donde cada libro tenga el poder de transformar vidas y donde la cultura, en todas sus formas, sea celebrada como merece.

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