Erik Air: «Esta nominación hace que gente de todo el mundo mire a Canarias»

El mural de Erik Air ‘La Palma Night’.

El mural de Erik Air ‘La Palma Night’. / El Día

Patricia Ginovés

Patricia Ginovés

Santa Cruz de Tenerife

Aún es joven, tiene solo 33 años, pero lleva muchos años en el mundo del mural y el grafiti. ¿Por qué comenzó a interesarse por la creación artística?

Yo era un niño muy inquieto, era como tener un mono en casa, y una de las formas que encontró mi madre de relajarme fue ponerme a dibujar porque así me hiperconcentraba y me olvidaba de todo lo demás. Años después he descubierto que probablemente fuera un inicio de un trastorno de déficit de atención porque nunca terminaba nada de lo que empezaba, pero lo importante es que siempre me gustó dibujar. Como en ese momento no había internet, descubríamos lo que se hacía a través de las revistas que incluían fotografías de grafitis. No podría decir qué fue lo que me llamó tanto la atención de ese mundo pero cuando aún estaba en el colegio comencé a copiar esos grafitis junto con mis amigos. Dibujaba lo que trancaba pero poco a poco sentí que también quería trasmitir algún mensaje con lo que hacía.

¿Qué era exactamente lo que le llamaba la atención de esa forma de expresión?

El grafiti me permitía hacer una interpretación más libre cuando dibujaba. Con el paso de los años fui adquiriendo conciencia de lo que era exactamente esa forma de expresión porque, además, poco a poco iba viendo a más personas que lo hacían en las calles de donde vivía, en La Laguna. Con todas esas influencias, poco a poco, fui dando forma a mi propio imaginario y construyendo mi propia identidad. Durante mucho tiempo sentí que daba palos de ciego. Recuerdo que la primera vez que pinté un grafiti como tal fue con 13 años, con un espray que tenía mi padre por casa.

Tras más de 20 años pintando, por tanto, ¿cómo diría que han evolucionado sus trabajos?

El primer contacto que tuve con el grafiti lo considero algo accidental. Lo que menos imagina un niño es que va a acabar dedicándose profesionalmente a esta práctica, por lo que es un camino que se va haciendo casi sin uno darse cuenta porque creo que es algo que no está escrito ni establecido, como sí puede ser estudiar una carrera universitaria. Así que mi trayectoria ha sido muy cambiante. En mi caso, mi obra evolucionó conforme yo iba evolucionando como persona. Al principio pintaba de manera ilegal y cuando cumplí los 18 años decidí dedicarme a esto profesionalmente porque sabía que no iba a estudiar ninguna otra cosa y que realmente era esto lo que me gustaba hacer. De todas formas, no creo que el mérito sea mío, sino de la persona que en ese momento en el que yo estaba empezando confió en mí para hacerme un encargo. Con esa edad no tenía la confianza suficiente en mí mismo como para ofrecer un trabajo profesional, así que fui haciendo pequeños trabajos y descubrí que el feedback con el público y con los clientes era positivo. Era algo que a la gente le gustaba y me sentía recompensado por lo que hacía.

Habla de la parte ilegal de esta expresión artística y precisamente usted ha trabajado durante mucho tiempo para que cambie esa concepción por parte de la sociedad. ¿Se ha logrado revertir esa mentalidad?

Cuando empecé a trabajar en la iniciativa lagunera Muros libres ya venía de vuelta en el mundo del grafiti. Notaba que el sector del arte profesional no crecía porque no había una base sólida sobre la que trabajar. Pensé que podría crear esa base precisamente en la calle, regulando la actividad y sobre todo haciendo piña entre los que pintábamos para crear una pequeña comunidad. Creando esa especie de grupo podíamos poner nuestros intereses en común porque yo sostengo que es solo así cómo las cosas pueden comenzar a cambiar. Además, es más fácil comunicar en comunidad. Quería que la gente viese que se podía vivir de esto y con Muros libres traté de sentar las bases de unos mínimos de profesionalidad y calidad para que este sector pudiese crecer. Para mí era como dar forma a un punto de partida.

¿Cómo está viviendo su nominación en la categoría de Mejor Grafiti del Mundo de la plataforma Street Art Cities?

Es la primera vez que me pasa y creo que es algo bueno, no solo para mí como autor de esta obra, sino también para el resto de la escena canaria porque coloca a las Islas en el mapa mundial del grafiti y del mural y hace que personas de todo el planeta miren hacia nosotros, así que me gusta estar ahí.

¿Qué recuerda o qué destacara de la creación de este mural por el que está nominado?

Pues curiosamente este mural no iba a ser así. El punto más interesante y lo que cierra el concepto del mural es esa persona que mira hacia las estrellas pero no estaba inicialmente previsto, sino que lo introduje al final, porque me parecía que estaba quedando vacío. Me llegó la inspiración justo en ese momento y se me ocurrió mezclar el perfil de una persona mirando hacia las estrellas, que es lo que hace todo el mundo cuando llega a La Palma. El color del retrato tampoco es causalidad. El fondo está hecho en tonos fríos y el retrato en tonos cálidos, como el alumbrado público palmero, que está ideado para reducir la contaminación lumínica. También tiene sentido que el retrato esté vacío dentro porque así trato de mostrar que todo está conectado, un mensaje que defiendo desde hace tiempo. Me interesa la comparación de imágenes a diferentes escalas y pienso que una galaxia es igual que una red neuronal. Lo curioso es que, estando el mensaje tan hilado, en este caso el resultado fue algo al azar, una inspiración de último momento. Me gusta llevar las cosas cerradas porque si improviso no tengo la certeza de que vaya a funcionar, pero en este caso se dio así.

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