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Johnny Cash: los tonos blancos del hombre de negro

El ensayo ‘Ciudadano Cash’ profundiza en la dimensión política y social del ‘rey del country’, una figura reivindicada con el mismo entusiasmo por demócratas y republicanos estadounidenses

Johnny Cash: los tonos blancos del hombre de negro

Johnny Cash: los tonos blancos del hombre de negro

jesús zotano

El eterno luto de su vestimenta era mucho más que una señal del dolor que arrastraba desde la accidental muerte de Jack, su hermano mayor. Era una firme declaración de compromiso para con todos los afligidos; una manera de expresar comprensión hacia los que sufren las embestidas de la vida, una forma de decirle al mundo que él también había recorrido los callejones del infierno y una bandera contra la hipocresía y la sinrazón. Johnny Cash encontró el camino de la música en los espirituales que sonaron en el funeral de Jack y emprendió su carrera desde aquel desconsuelo. La suya fue una vida repleta de altibajos, de éxito y de redención, y también de compromiso.

Según afirma su discípulo Bruce Springsteen, «los artistas y músicos de una nación ocupan un lugar concreto en la vida social y política», y el hombre de negro fue uno de los más prolijos en este sentido. La enorme popularidad de su música —sus discos superaban en ventas a los de los Beatles en los Estados Unidos— y el púlpito que le concedía su programa televisivo, The Johnny Cash Show, lo convirtieron una figura de gran relevancia en el país, especialmente entre las décadas de los sesenta y los setenta.

Hasta la fecha, la mayoría de las biografías del ‘rey del country’ se habían centrado en indagar sobre los episodios de su infancia rural en Dyess (Arkansas); la consecución de sus primeros logros en Sun Records, su caída al abismo de las drogas y su posterior ‘resurrección’ —gracias a Dios y a June Carter— tras grabar el mítico At Folsom Prison. Este relato vital, que sirvió de base al biopic de 2005 protagonizado por Joaquín Phoenix, queda en un segundo plano en Ciudadano Cash (Liburuak), volumen que trata de descubrirnos la dimensión política del músico, reivindicado por igual por demócratas y republicanos de su país

El historiador Michael Stewart Foley se vale de las letras y declaraciones televisivas del cantautor para firmar un interesante ensayo en el que se cuestiona la integridad de los posicionamientos políticos de Cash, quien a menudo incurría en numerosas contradicciones. Porque, ¿es posible estar del lado de los desfavorecidos y a la vez mirar con buenos ojos la gestión que Nixon hizo de la guerra de Vietnam? ¿Se puede ser un hombre de familia, fiel cristiano y temeroso de Dios, pero sentirse más cómodo tocando en una cárcel frente a sus colegas maleantes? Kris Kristofferson dijo de él que «era una contradicción con patas», y también que su principal característica fue «su integridad, la integridad de su relación con su música, su vida y otras personas».

«Johnny Cash cultivó lo que yo llamo empatía política. Adoptó esta postura a partir de su experiencia personal, a menudo guiado por sus propias respuestas emocionales y viscerales a los problemas», destaca el autor de este ensayo, en el que también se pone sobre la mesa cuestiones como los derechos civiles, el racismo, los nativos norteamericanos, la pobreza..., asuntos sobre los que Cash tenía una postura al respecto. En sus inicios, comenzó escribiendo canciones para responder a preguntas existenciales: ¿quién soy?, ¿qué hago aquí?, ¿de dónde vengo?... Conforme su popularidad fue creciendo, «utilizó su posición en la cultura estadounidense para promover cambios en relación a los problemas más acuciantes de su época».

Solía resolver sus debates más profundos en sus canciones o sobre el escenario, algo que continuó haciendo hasta sus últimos días, y siempre mantuvo intacta su visión de la vida. «No veo muchos motivos para cambiar mi manera de ver las cosas. Se sigue descuidando a los ancianos, los pobres siguen siendo pobres, los jóvenes siguen muriendo prematuramente y no hacemos nada para mejorar las cosas. Todavía tenemos mucha oscuridad con la que cargar», declararía a finales de los noventa, pocos años antes de su fallecimiento en 2003. Ciudadano Cash ofrece una inédita dimensión humanista del cantante de Ring of Fire, un artista que ignoró los estragos de la polarización política para hacer visible su compromiso y tender puentes entre los profundos abismos políticos y sociales de su querida nación.

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