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Música

Jorge Perdigón: «Tenemos cifras de abonados que no alcanzábamos desde hace diez años»

"Tengo una deuda que es que este Festival saque a los músicos canarios al nivel internacional"

Jorge Perdigón.

Jorge Perdigón. / Andrés Gutiérrez.

Almudena Cruz

Almudena Cruz

Santa Cruz de Tenerife

El tenor Jorge Perdigón dirige una de las ediciones más especiales del Festival Internacional de Música de Canarias, que celebra su 40 aniversario con el necesario recuerdo a Jerónimo Saavedra, su principal impulsor, fallecido el pasado 21 de noviembre. El certamen dará sus primeros compases el 10 de enero.

El Festival de Música de Canarias celebra su 40 aniversario, una fecha redonda. Dudo que exista otro certamen con esta trayectoria e importancia en el Archipiélago.

Probablemente las óperas de Gran Canaria y Tenerife sí pueden estar por encima. Pero no es nada habitual. Lo que sí que no se entendería es que la ópera también se hiciera desde La Graciosa hasta El Hierro. Realmente esta es la característica que lo hace especial entre todos festivales del mundo que yo conozco. Ese ha sido uno de sus grandes aciertos. Lamentablemente, nos cuesta la vida porque es muy complejo logísticamente pero es hermosísimo el poder estar en todas las Islas y que cada una de ellas tenga su propio festival. 

Imagino que poder actuar en entornos así, en El Hierro o en La Graciosa, que se convierte en un atractivo más a la hora de llamar la atención de orquestas e intérpretes. 

Sí. Precisamente en breve tendremos al mejor guitarrista del mundo que viene a hacer todas las Islas con la condición, puesta por él, de ir a La Graciosa. 

¿Qué músico es?

Te lo diré el próximo año porque es para la siguiente edición.

Este Festival congregará en el Archipiélago a 870 músicos de las más prestigiosas orquestas, como las Filarmónicas de Bergen, Londres o la Nacional de España, además de solistas y aclamadas figuras de la dirección. Organizar el programa del 40 aniversario debe de haber sido una gran responsabilidad.

Digamos que celebramos los primeros 40 años, quedan muchos más. Pero creo que el aniversario se nota mucho en la programación. Contaremos con diez formaciones orquestales, que no es habitual, son muchas. Vamos a tener obras desde el siglo XVI hasta el siglo XXI, pasando desde la música antigua a música que se habrá elaborado apenas una semana antes del festival. Tenemos un abanico muy grande de posibilidades, de épocas y de estilos. Este año también tenemos directores y directoras extraordinarias. Es la primera vez que en el festival dirigen tres directoras de orquesta en la misma temporada. Es muy difícil lograrlo porque las directoras son muy buenas pero las que han salido al mercado son muy pocas. Hemos tenido la suerte de encontrar a Alondra de la Parra, que probablemente sea la más mediática y la más relevante del mundo; a Kristiina Poska, que es una de las grandes y viene con la Filarmónica de Londres; y a Julia Fischer, que es una de las grandes violinistas que ahora se está dedicando también a la dirección. Nunca había pasado eso y es posible que en el futuro tampoco vayamos a poder, cada año, tener tres mujeres directoras.

¿Por qué cuesta tanto?

Porque pese a que la mujer siempre estuvo en las orquestas, era únicamente para preparar los conciertos. Aunque en muchos casos eran mejores que los directores, esa era la política que había en ese momento. Ya desde hace décadas –y lo recuerdo de cuando yo cantaba en Alemania a finales de los noventa– la mujer era intendente de los teatros de ópera y dirigía pero es verdad que el mercado siempre va con una gran lentitud. A mediados de los ochenta, por ejemplo, que fue cuando empecé a cantar, íbamos a los ensayos con chaqueta y corbata y contaba las mujeres que había en una orquesta y eran apenas dos o tres. Era un mundo muy cerrado, muy duro para la mujer. Eso, por suerte, ha cambiado en los últimos veinte años y ahora ya estamos a la par. Ya sabemos que hay directoras que están entre los tres mejores directores del mundo. Supongo que el mercado ya se está dando cuenta de que es imposible no incorporar a la mujer. Sobre todo en la dirección de orquesta.

¿Era la batuta quizás la última frontera por conquistar para la mujer dentro de la música clásica?

Sí. Hace poco lo hablaba de esto con un productor alemán. Estoy convencido de que el mercado, esa entidad que no se sabe muy bien lo que es, está buscando una directora para promocionar como la mejor músico del mundo. Y es probable que dentro de unos años no se hable que Von Karajan, que era el de mi época, sino que se hable de una mujer. Creo que cuando llegue ese momento se olvidará todo por fin. Desde luego lo estamos forzando desde los festivales, nosotros somos los que exigimos a las agencias a esas directoras y apretamos mucho para que intenten encontrarlas porque están trabajando mucho y muy bien desde hace años.

Es probable que en unos años ya no se hable de Von Karajan, sino que se hable de una mujer

Sorprende dentro del programa de esta edición la apuesta por artistas muy jóvenes.

Sí, tendremos por ejemplo a Alexandra Dovgan, de solo 15 años. Está dentro de top ten de los mejores pianistas del mundo. La pregunta que se hacen hoy en día todos los pianistas es que cómo es posible que una niña de esa edad tenga la madurez tan grande que pueden tener Sokolov, Kisin o Trifonov, que son los considerados los más grandes del mundo. Ella está ahí. Le llamó la atención al propio Sokolov, que la escuchó en Youtube y se dijo ‘¿esto qué es?’. También tendremos a un director, Tarmo Peltokoski, que viene con la Orquesta de Bremen. Va a cumplir 23 años pero es ya director titular de Bremen y ya está programado en las mejores orquestas del mundo. Eso no es fácil porque ahí los propios músicos son los que deciden y cuando la Filarmónica de Viena o de Berlín dicen que lo quieren es que ya no es una promesa, es una realidad. Siempre estamos intentando buscar a gente así. Tengo una deuda, que estoy seguro de que se pagará en algún un momento: que el Festival saque a músicos canarios al nivel internacional. Que tengan una propuesta tan atractiva en el Festival Internacional de Música de Canarias que otros festivales se sumen, los contraten, y que después continúen. Como ocurre ya con muchos músicos canarios ya veteranos. En cualquier parte del mundo, por ejemplo, te encuentras con cantantes de Tenerife y de Gran Canaria o con pianistas como Gustavo Díaz Jerez. Pero me falta ese joven de 24 o 25 años del que en el futuro podamos sentirnos orgullosos de decir: le dimos el último espaldarazo. Pasará, estamos en eso, pero lleva tiempo. Primero tenemos que construir a un gran músico con un gran talento y después ya ocurrirá. En Canarias hay muchísimo talento. Vamos a los conservatorios y vemos que son miles las personas las que se están formando. Y no solo ahí, también en las escuelas municipales e insulares. Por eso tenemos tan buenas noticias. Estamos trabajando desde hace ya cinco o seis años en normalizar el Festival. Hemos bajado los precios más de un 35% desde que llegué y estamos impulsando también que los jóvenes vengan.

¿Ha sido ese uno de sus principales objetivos?

Sí y el año pasado ya tuvimos conciertos con un 20% de menores de 30 años. Eso nunca había pasado y tampoco que escuelas de islas no capitalinas decidan venir a disfrutar de un concierto sinfónico en Tenerife, por ejemplo. Hay un cambio. La música clásica ya no es elitista, porque no lo es económicamente. Y aporta mucho. Estoy convencido, ya me lo dice la experiencia, que una persona que va a un concierto que es extraordinario se queda interesada por la música clásica.

¿Mantendrán ese esfuerzo económico para que las entradas sigan siendo económicas?

Sí, a Kisin se le podrá escuchar por diez euros. Y es un pianista al que llevamos buscando durante cuatro años porque solo hace 25 conciertos al año. He tenido que esperar todos estos años para que venga. 

¿Eso es posible en alguna otra parte del mundo?

No, al menos que yo sepa.

¿Cuánto cuesta un concierto de Kisin en ciudades como Nueva York o Berlín?

Pues 400 euros o así. Recuerdo que tuvimos a Lang Lang aquí hace poco con precios muy parecidos. Yo venía entonces de Alemania, de Friburgo, y había allí un cartel fuera del Auditorio que decía: Lang Lang esta noche, precios desde 450 euros.

El Festival de Música de Canarias lleva una muy buena racha de pianistas.

Sí, y es lo que hemos buscado; Sokolov, Volodos y ahora viene Kisin. Todavía nos quedan algunas, sobre todo. Porque ya han estado Martha Argerich, María Joao Pires y Mitsuko Uchida. Ahora vamos a por las dos o tres mujeres pianistas que nos faltan. Y en hombres estamos llegando ya al límite porque en los últimos cuatro o cinco años hemos tenido a los diez mejores. Este año estará también Javier Perianes, el único español que está en ese top ten y que hizo un concierto en el Festival de Salzburgo hace unos meses que es el mismo que va a hacer aquí y que es extraordinario.La crítica ha decidido situarlo ya entre los grandes pianistas del mundo. Buscamos oportunidades, vemos la posibilidad y analizamos si realmente podemos permitírnoslo pero Canarias nos ayuda siempre: sol en enero y febrero. Eso nos ayuda mucho.

Y crecen los abonados, que es el termómetro para medir la salud de cualquier festival de este tipo. Es como su columna vertebral.

Efectivamente, ahí vemos la temperatura que tenemos. Nos hemos visto desbordados este año. Tenemos cifras de abonados que no alcanzábamos desde hace ocho o diez años. Dejando de lado el covid, claro. Ahora mismo tenemos entre 900 y 1.000 abonados. Cuando entré en el Festival eran apenas 440. Y no es mérito mío. Es mérito simplemente de las programaciones y del trabajo de todo el equipo, que ha ido en una dirección que el público ha entendido. Hemos entrado un poco más en la parte social compensando la huella del carbono, ayudando a la Orquesta de Kiev, que lo necesitaba, y tuvimos a Dudamel el primer año con doce músicos canarios en su orquesta. Todo ese acercamiento a lo que es la sociedad es lo que hace que se vea el festival con otros ojos, que hacía falta.

¿Y ya está trabajando para el siguiente festival?

Ahora mismo estoy hablando ya para 2027. Las oportunidades aparecen con tiempo. Para poder reunirme con agentes que están vendiendo a la Filarmónica de Viena, la mejor del mundo, o para trabajar con músicos de este nivel, tienes que ir a agenda. Es muy raro poder contratarles a menos de dos años vista. Tienes que adelantarte. Y eso en medio de la organización del actual que, cada año y sobre todo en estas fechas, puede convertirse en una pesadilla. Vienen entre 800 y 900 personas. 

No conozco a nadie como Jerónimo, admirado por Bernstein, Muti, Bartoli y Dudamel

Que luego, a su vez, viajan entre las Islas.

No exagero. Son más de 3.000 billetes de avión. Hay conciertos que se hacen en las ocho islas y hay otros que se hacen en seis o en cinco. Luego, por ejemplo, hay que gestionar más de 2.500 habitaciones de hotel. Todo tiene que estar sincronizado perfectamente para que el concierto le llegue al canario en la puerta de su casa. Todo tiene que funcionar para que a las 20:00 horas se abra la puerta, todo el mundo se siente y empiece el gran concierto. Y al día siguiente lo van a tener en El Hierro. Es muy bonito pero muy complejo. Tenemos entre 20 y 30 espacios, lo que implica acuerdos con Cabildos y Ayuntamientos. Es un puzle y si te falta una pieza lo pasas mal. Ocurre con frecuencia, siempre hay momentos en el Festival que son preocupantes pero la experiencia también te ayuda.

¿Cuál será el papel de las dos orquestas principales del Archipiélago: la Sinfónica de Tenerife y la Filarmónica de Gran Canaria?

Tienen dos giras este año. El año pasado empezamos a hacer el concierto habitual en la otra capital y ahora hemos organizado una gira. La Sinfónica irá a La Palma y La Gomera y la Filarmónica a Fuerteventura y Lanzarote. El próximo año se volverán a cruzar para ir a la otra provincia. Lo estamos haciendo así porque creo que merece la pena que nuestras orquestas sean conocidas en las islas no capitalinas y a lo mejor, quién sabe, se puede llegar a hacer algún abono para que los habitantes de estas islas puedan venir también a ver los conciertos de abono de nuestras orquestas.

Y por primera vez la Joven Orquesta de Canarias, la Jocan, será la que marque el arranque de la agenda con sus tradicionales conciertos de Año Nuevo.

Será el preludio. Para mí, la Joven Orquesta es uno de los proyectos más bonitos que tiene el Gobierno de Canarias. Siempre tienen esos conciertos a principios de enero, los días 1, 2 y 3 más o menos, y nosotros empezamos el día 10. No tenía sentido que estuviéramos separados. Lo incluimos y tenemos el honor y el placer de empezar el año con la música y viendo a nuestros jóvenes, a nuestros hijos y nietos tocando. Son muy buenos. Después de varios años de barajarlo, nos hemos decidido. Me siento muy orgulloso de esa formación.

Y como no era suficientemente, hace unos años nace el Festival en Paralelo.

Pero es muy fresco. Este año tendremos algo muy especial. Jordi Savall ha creado una obra que se llama Un mar de músicas con músicos de Europa, África y de toda América. En Paralelo no es que sea menor sino que incluye otro tipo de música. Tendremos también al Dúo Cassadó. Tiene unas propuestas muy interesantes y esta que traen no la podíamos dejar pasar. Van a homenajear a Federico García Lorca en el 125 aniversario de su nacimiento junto al bailador Iván Vargas. También estará la nueva versión de Ángaro de la Compañía Pieles. Es apabullante, qué bien que tengamos grupos tan buenos. En Paralelo llega quizás a donde no llega la música clásica. Era una forma de atraer al público que no se atrevía a meterse a escuchar una Sinfonía de Beethoven pero que sí lo hace con otro tipo de música en un entorno diferente. El año pasado tuvimos un 60% de los conciertos del Paralelo vendidos totalmente. Después nos quedaría hablar del Contemporáneo, que es ya en octubre, que ha sido un gran éxito. A mi juicio, el Festival tenía una ciertas carencias porque en Canarias hay cientos de compositores y muy buenos. Vimos que existía la necesidad de publicar y mostrar ese trabajo. Analizamos la obra, llegamos a acuerdos con las dos asociaciones de compositores que hay en las Islas y después presentamos obras de compositores canarios. Es más, existe un proyecto de hacer grabaciones con las mejores formaciones del mundo de obras de compositores canarios. Para que sirva de escaparate internacional. Todas esas son funciones de un festival como el nuestro. El Festival tiene que estar entre la sociedad, tiene que estar entre los estudiantes. Este año por cierto vamos a hacer el primer concierto universitario con la Filarmónica de Gran Canaria en el Paraninfo. Tenemos abonos para estudiantes con un 65% de descuento, que puede quedarse en 60 euros para nueve conciertos. Estamos intentando la posibilidad de que nadie de los que quieran ir a un concierto no vaya porque no se lo pueda permitir.

En ese trabajo diario de reuniones con agentes de todo el mundo, cuando nombra al Festival de Música de Canarias ¿lo conocen?

Ahora sí. 

¿Costó más al principio?

Sí y no sé si era porque la línea era tan general, tan igual. Este siempre ha sido un gran festival pero iba un poco en la línea de los demás.Hemos creado un shock al ver, por ejemplo, que nos ocupábamos de la Orquesta de Kiev, que estaba en guerra, o que nuestros jóvenes estaban en Los Ángeles con Gustavo Dudamel. El Festival de Canarias tiene el respeto de siempre pero ahora están también pendientes de qué es lo que vamos a hacer. Creamos curiosidad. Pero el mérito es de todo el equipo, que sabe sufrir y sabe trabajar, y de los políticos que aceptan las propuestas que les pasamos. Es un todo. Nos ilusiona trabajar así, con espacio para la creatividad. 

Y en esta edición será ineludible el homenaje y recuerdo a la persona que soñó con este festival para Canarias y que ha fallecido hace apenas unas semanas: Jerónimo Saavedra.

Él es el culpable de esto. Fue una persona del sector cultural. No era productor, no era director ni intérprete, pero era un gran espectador. No conozco a ningún espectador que haya sido admirado por Leonard Bernstein, Riccardo Muti, por Cecilia Bartoli y por Gustavo Dudamel. Nosotros admiramos a los intérpretes y ellos admiraban a Jerónimo. Es curioso. Era una persona con una capacidad, inteligencia, conocimiento y sensibilidad muy especial. Si sacáramos los periódicos ahora, veríamos este Festival fue el capricho de Jerónimo. Lo que pasa es que lo venía ya masticando desde que se fue a estudiar a Colonia cuando tenía 22 años y se iba a ver las mejores orquestas que pasaban por Alemania. La idea era brillante. Pensó que por qué no hacer un gran festival en Canarias y además en enero y febrero.Los demás no lo podían hacer. En enero y febrero todos los medios nacionales e internacionales saben ya que el primer festival es el de Canarias. Nos ha creado una cierta desolación pero tuvimos la oportunidad de disfrutarlo y de reír mucho con él. Era una persona que se reía mucho.

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