Islas de la soledad (v)

Singapur, ejemplo inspirador

Una cuestión para los alcaldes: ¿podemos hacer del mundo un lugar más humano a través de la arquitectura desde cada municipio?

El hotel Marina Bay Sand visto desde el puente y zonas peatonales de alrededor.

El hotel Marina Bay Sand visto desde el puente y zonas peatonales de alrededor.

Personalmente creo que la arquitectura es la más grande de todas las artes, porque vivimos inmersos en ella, transitamos por ciudades, habitamos en casas, visitamos museos, conjuntos históricos, estadios deportivos, zonas comerciales, parques y jardines, bibliotecas… estamos siempre dentro de la arquitectura salvo cuando paseamos por la naturaleza.

Si queremos un mundo más humano, más justo y más inspirador, cada uno de nosotros ciudadanos, y de ustedes políticos, ha de hacer un gran trabajo en su propio interior, porque lo que hay dentro de nosotros, también se manifiesta fuera de nosotros. Este trabajo exige valor, compromiso, fe, persistencia, disciplina y paciencia. Y en el campo de la arquitectura cada arquitecto, cada técnico, cada político, debería hacer también ese trabajo interior antes de permitir que un nuevo edificio malo se ponga en pie o que un edificio histórico se acabe de caer por desidia.

Además, no se requiere ser un sabio, pues una cosa es tener un gran conocimiento intelectual y otra muy diferente es integrar ese conocimiento y el de otros en nuestra vida. El saber no es lo que cuenta, lo que cuenta es el «saber hacer», y el saber rodearse de los mejores, que en Canarias los hay.

Ahora que comienza una nueva legislatura es momento de pedir a los políticos que tengan relación con la arquitectura, que, respecto a esta disciplina y al urbanismo, mantengan una mente y un espíritu de pioneros, de aventurarse más allá de las fronteras conocidas, mucho más allá de lo ya hecho hasta ahora, porque no funciona.

Les pido que se hagan preguntas nuevas e inteligentes sobre lo que requiere la sociedad hoy en día.

Siempre es más fácil destruir que construir. Mete más ruido en el bosque un árbol que se cae que cien creciendo. Por eso, poner los cimientos para crear una ciudades más plenas, que sean más humanas, más seguras y más verdes, al tiempo que más actuales y conectadas con el mundo, exige más esfuerzo que el que se precisa para malograr esa misma ciudad. A veces ante un cambio de gobierno se abandonan buenas políticas, planes, proyectos, simplemente porque los ha hecho «el otro», el vencido, sin pensar en la gente y en la velocidad que requieren ciertos cambios en los tiempos actuales. A veces porque se desconocen.

Cada ciudad necesita un verdadero liderazgo. Es curioso que la propia palabra líder, tenga una raíz indoeuropea que lo que expresa es precisamente ese proceso de cruzar el umbral, de salirnos de nosotros mismos, de nuestros pequeños egos y abrirnos, como hizo Alejandro Magno cuando pidió a sus ejércitos salirse de los planos, de lo que hasta entonces era conocido.

Los auténticos líderes no se dedican solo a resolver problemas sino a crear mundos de posibilidades, a abrir puertas y ventanas, a sembrar ideas, y a unir a la gente de cada barrio, de cada ciudad y a crear proyectos juntos, buscando la colaboración público-privada y no todo lo contrario.

Recordemos por ejemplo el caso de uno de los más grandes líderes de la historia, Nelson Mandela y su visión de una «Nación arcoíris» en la que la reconciliación entre las distintas razas convirtiera a Sudáfrica en una nación con verdadera grandeza de espíritu.

En el caso de la arquitectura un gran ejemplo fue el alcalde de Barcelona Pascual Maragall, pues su ilusión por sacar adelante la ciudad, por conseguir los juegos olímpicos, por hacerla universal contagió a la población y fue su visión compartida la que inspiró a unos y a otros a trabajar por la mejor Barcelona posible.

Sé que lo que pido es muy exigente pero mejorar en arquitectura, en la arquitectura de gran calidad es no solo posible, sino urgente. Que es posible ya lo he contado otras veces, en Canarias tenemos un ejemplo, el municipio de El Sauzal, y en el mundo muchos otros, uno insular que me parece muy inspirador para Canarias es el gran ejemplo de Singapur.

Dulce Xerach Pérez. Abogada y doctora en Arquitectura. Investigadora de la Universidad Europea

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